2.- Batalla contra ancianos capitalistas y grillos ruidosos

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—Anciano, escúchame, carajo!!— gritó cuando su padre le jaló de la manga de la camisa para bajar las escaleras con él como niño pequeño.

La mañana se había resumido en excelencia con esa escena: 

El padre de Jungkook golpeando la puerta de su hijo toda la bendita mañana para hacerlo bajar a afrontar su destino mientas que su hijo lloraba del coraje como un bebé recién nacido que tiene su primer disgusto  por comer brócoli o uno de esos alimentos espantosos que suelen traumatizar a los bebés.

—Ve a vernos trabajar un día si eso es lo que necesitas!!— gritó mientras retrocedía de su padre con las manos por delante a pasos cada vez más cortos. Tal como un pequeño conejo retrocediendo por un lobo sádico en frete suyo. Y es que, carajo, le iban a hacer daño!!— Sabrías lo increíble que es si- 

La tension aumentaba poco a poco entre el lobo y el conejo. Parecía que finalmente el lobo mordería a su presa en la yugular y todo terminaría, sin embargo, parece que el apetito del lobo se sació repentinamente, quedándose solo para mirar al nervioso conejo que incluso arrugaba la naricita como señal de ira e impotencia.

Finalmente era solo un conejo. 

—No, Jungkook. Ya te he escuchado lo suficiente y no pareces entenderlo— declamó firme y finalmente se detuvo. El adolescente solo lo miró con el ceño fruncido y con los puños apretados.— No estoy haciendo esto porque te odie y quiera alejarte de tu vida aquí. Estoy haciéndolo porque no quiero que tu vida termine como la de él. 

Hipocresía típica del mundo adulto, como le daba asco. 

 Jungkook no sabía en como lidiar con la injusticia a este punto, es que de verdad no era justo. 

No lo consideremos como un berrinche adolescente, pensemos con la cabeza fría. De verdad era justo que lo enviaran a la mitad de la nada cuando él estaba practicando sus habilidades mecánicas e incluso en robótica si es que la volteadora Betty se podía considerar como tal? 

—Que te den por culo, dictador del carajo.— y su padre salió furioso de la habitación para contenerse de no golpear al impertinente niñito suyo al que en ocasiones se arrepentía de haberle comprado tomos enteros de Nietzsche.  

—Si no entras al puto auto antes de las siete en punto te prometo que no vivirás solo el verano en ese pueblo, Jeon Jungkook!!— exclamó el adulto cediendo por fin ante el berrinche incesante del adolescente. 

Frustrado como el carajo, Jungkook golpeó la cama a puño cerrado, pateo lo que sea que estuviera en el suelo y también insultó a todos y cada uno de los inexistentes dioses según sus creencias por no haberlo ayudado cuando lo necesitaba. 

Se sentía tan patético que dió largos pasos mientras seguía hipando a su tocador para mirarse en el espejo con claridad. 

Jungkook no se reconocía a sí mismo en ese momento. 

Literalmente su delineado había quedado hecho mierda con su llanto de toda la madrugada, sus ojos parecían disfraz de lo inflamados que estaban y su cabeza era una guerra de comida en la cual sus emociones parecían lanzar sandwiches y zumitos que lo hacía completamente inestable. 

De verdad no quería ir, no quería que su vida se le fuera arrebatada en absoluto y tampoco quería arruinar su romance adolescente que supuestamente estaba intentando tener. Su vida a sus 15 activistas, revolucionarios, filosofales y miados años, estaba destrozada. Hecha pomada.

Por Zeus, incluso había pensado saltar de la ventana. 

—  7:56, mocoso!!— gritó su padre desde la cocina. 

Cultivo de estrellas ⟪Kooktae⟫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora