12.- Alianzas, aprendizaje de técnicas de guerra.

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Cuando Jungkook entró a la casa, nuevamente estaba todo oscuro y en silencio, un escenario que comenzaba a volverse costumbre a medida que pasaban los días en esa casa.

—Ya llegué— anuncia mientras sube las escaleras.

Sus agotadas piernas que le dieron todo lo que tenían y más para caminar una distancia que estaba seguro que nunca había caminado en toda su vida, ahora eran quienes pagaban las consecuencias de sus descuidos, pues a cada paso que daba para subir las escaleras, sentía un tronido, así como si le faltara aceite a una puerta para que pare de rechinar, en la parte trasera de sus rodillas.

Al no haber respuesta, una vez estuvo en el segundo piso, decidió asomarse a la habitación de sus abuelos, encontrando así a su abuelo aún en la cama. Parecía estar dormido, así que no hizo mucho pamento a la hora de cerrar la puerta, sin embargo, antes de que el seguro la bloqueara completamente, la voz en la recámara lo detuvo.

—Muchacho— en su voz se podía notar que acababa de despertar.

Jungkook abrió la puerta nuevamente, entró al cuarto y la cerró detrás de sí con suavidad. Notando una silla que se encontraba al costado de la cama donde seguramente la abuela lo había estado cuidando, se sentó para dejar caer sus cansados brazos en la cama y posteriormente su cabeza.

—Hola abuelo, perdón por llegar tan tarde y despertarte— murmuró contra su brazo.

El abuelo de Jungkook levantó una ceja con extrañeza. ¿Jungkook estaba pidiendo perdón? ¿especialmente por algo como eso?

—Pasó algo?— preguntó casi espantado, como si alguien hubiera reemplazado a su muchacho. Afortunadamente el cansancio de su nieto fue impedimento para que se percatara de ello.

—No abuelo, solo caminé y caminé todo el día por los encargos que me hizo la abuela. Estuve con el hijo del señor Kim todo el día y estoy agotado.— confesó en un quejido que pareció ser como si un globo se estuviera desinflando. Pasando varios minutos en silencio viendo hacia la puerta de la habitación a sabiendas que tenía que salir de ahí para dejar a su abuelo descansar, murmuró— Odio dormir en ese sótano, abuelo

Lleno de curiosidad por la repentina confianza y apertura que estaba teniendo Jungkook, el abuelo llevó una de sus manos a uno de los hombros del chiquillo y dió un par de palmadas ahí, después rio con una afabilidad que Jungkook no sintió como amistosa en su totalidad.

—¿De qué te ríes?

—De que yo no sé porqué insistes en dormir en el ático cuando tienes una habitación decente para ti solo.

Jungkook se levantó de golpe y la sintió que su corazón paró un microsegundo del puro impacto. Claramente era impacto y uno bastante negativo, pues el coraje de haber pasado noches en el ático durmiendo en el frío y duro suelo como perro regañado había sido el siguiente adjetivo calificativo en la escala de lo negativo después de humillante, deshumanizante, grosero, malicioso y dañino.

—¿Qué?

—Cuando llegaste te dijimos que tu habitación estaría al lado de las escaleras del ático, no en el ático.

En ese momento Jungkook olvidó cualquier malestar de sus piernas, rodillas, espalda o lo que fuera y más rápido que un bólido cruzó el pasillo después de las escaleras que le habían estado llevando al infierno durante ya varios días, para abrir la enorme puerta que se encontraba al final de este y... era cierto. Una amplia y bonita habitación para él solo. Sin afán de esperar ni un solo segundo más, entró con plena confianza y corrió a palpar la cama, abrir las cortinas, las puertas del enorme armario que tenía la habitación e incluso el baño que tenía al fondo, ¡esa cosa tenía incluso regadera!

Cultivo de estrellas ⟪Kooktae⟫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora