Treinta y siete

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Jungkook no podía aceptar que toda la información y accesos que tenía no sirvieran de nada.

Aún no tenía certeza de la razón por la cual su abuelo había puesto cámaras de vigilancia en Agua, como tampoco si alguna vez las había usado para beneficio propio o de las tierras de Fuego.

No sabía cuántas horas de su noche llevaba invertidas en revisar los alrededores del departamento de Taehyung, de la casa de Namjoon o algún lugar que reconocía y recordaba que había compartido con el alfa.

Las ansias y la añoranza por el hombre que lo había marcado le estaba volviendo loco.

Mirando su reloj y viendo que eran casi las cinco de la mañana, se dispuso a apagar todo con tal de buscar y conciliar el sueño que había perdido cuando ese alfa le había dejado.

Con la misma sensación de todas las noches, cerró ventana por ventana de las cámaras de vigilancia, hasta que en una divisó a esa omega que tanto odiaba.

Acercó lo que más pudo la imagen y aún con la imagen pixelada, divisó la despampanante sonrisa de la mujer mientras se despedía de alguien para luego subir a un carro.

Y allí lo supo.

Jungkook quería arrancarle a arañazos la sonrisa de ese rostro.

Y si antes, invertía sus noches y algunas horas del día para buscar algún rastro de aquel alfa de ojos negros. Ahora su motivación era seguir a Yeri a donde quiera que esta fuera.

Y de un momento a otro, tenía sus horarios, los lugares que constantemente visitaba y con quien se reunía.

No le costó mucho idear un plan y reunir a la gente necesaria para que esta lo realizara.

Su abuelo siempre le decía que tenía cierta fascinación por su mente y como esta era capaz de maquinar para beneficio propio.

Aunque según Jungkook, esta vez no era así.

Para él, era una forma quizás algo retorcida de rendirle tributo a su abuelo, de vengar la muerte de su cachorro ... y también se trataba de Taehyung.

Porque Jungkook nunca había soportado como esta mujer lo había tratado, y en su interior, desde que Taehyung le había contado que su madre había muerto, el omega siempre había sospechado que esa mujer tenía algo que ver.

El día que se había decidido llevar a cabo su plan, se encontraba ansioso y de mal humor.

Jungkook nunca dejaba de sorprenderse del poder que tenía el dinero. Porque solo con unos cuantos números en su cuenta bancaria y unos chasquidos de sus dedos, bastó para que todo saliera como él lo había planeado.

Así que cuando esa noche, recibió aquella llamada de parte de esos hombres, informando que tenían a Yeri dormida en un avión camino a Fuego, Jungkook sintió la efervescencia correr por sus venas.

Te perdonaré, pero primero quiero verte arder...

Desde el momento que Kim Yeri entró en ese viejo edificio, todo lo que había hecho y más le ocurrió a manos de Jungkook y de esos alfas que ahora trabajaban para él.

En algún momento, el omega pensó que no podría hacerlo. Que su pulso temblaría y con eso sus manos para ocasionar el daño, pero se sorprendió a sí mismo cuando eso no pasó y siendo todo lo contrario su misma sangre le pedía más.

Jeon Junghwan, Park Jimin, Kim Taehyung y su madre... Mi cachorro.

"¡Buenos días!" Yeri mostró sus dientes al ver la sonrisa de satisfacción que aquella pequeña bestia le ofrecía "Pensé que necesitabas un baño, entonces-"

Agua & Fuego | Taekook | Omegaverse ³Donde viven las historias. Descúbrelo ahora