|CAPITULO~IV|

187 16 0
                                    

IAN

¿Debí de pedir su número de contacto?, claramente sí, pero no me animé hacerlo, aunque es algo ridículo de mi parte, quiero decir cené con ella y su familia, pero no pude pedir su número. Al principio, cuando me invitó a comer y dijo que su madre no tendría problema, lo primero que pensé fue ¿Acaso toda esa familia es tan confianzuda e inocente?, no podía creer que dejaran entrar a mí un completo desconocido a su casa a cenar, pero apenas crucé aquel umbral y vi a la madre de Ayla la reconocí de inmediato.

—Lo lamento nuevamente Ian y te agradezco mucho tu colaboración, te lo compensaré.

—No hay nada que compensar —Respondí a Lía y observé uno de los tantos bocetos.

—Con respecto a lo de ayer —Alcé mi dedo índice en señal de silencio.

—No hay nada que explicar —Concluí algo que ni siquiera ella ha comenzado a explicar, pero sé a lo que refiere, mi hermano.

—Pero la visita de Richard tuvo que hacerte sentir incómodo.

—Trabajas para él, no hay nada más; sin embargo, agradezco tu preocupación —Con esas palabras doy por cerrado el tema.

—La comida, ¿Ya comiste?, lo lamento nuevamente, solo tengo para ofrecerte bocadillos, cené con Max antes de llegar a casa.

—No tienes que preocuparte, tuve una buena comida.

—No me restriegues tus dotes culinarios —Agregó con algo de humor, a pesar de que sus ojos se ven cansados.

—No, comí en otro lado.

—¿Un restaurante?

—Se podría decir, aunque no.

—¿Todo bien? —Indagó Lía, su cabello rubio estaba en una coleta alta, con sus lentes puestos le daba un aura de persona estudiosa, aunque si lo es.

—Sí —Respondí a aquellos ojos verdes que me miraban dubitativos—. Todo bien Lía —Volvía a afirmar.

—No confío —Replicó.

—Te vas a salir del margen —Reclamé observando su hoja mientras pintaba descuidadamente.

—Tienes razón —Exclamó exaltada.

Después de salir de casa de Ayla me encontré con Lía como habíamos quedado y ahora nos encontrábamos aquí en su apartamento con un mundo de bocetos que debía de presentar el día de mañana.

—Me encontré con alguien que conocí hace dos años —Al final decidí contarle, no es como si tuviera a más personas.

—¿A la chica de la cafetería? —Preguntó dejando a un lado los materiales en los que trabajaba.

—No, a la madre de ella.

—¿Qué tiene que ver la madre en todo esto?

—Hace casi dos años la conocí en un parque.

—En un parque —Mencionó con cautela.

—Fue el día de la muerte de mi madre, ella tan solo me tendió una botella de agua y se sentó a hacerme compañía —Pensándolo bien, es de familia acercarse a desconocidos, su hija en eso se parece mucho.

—Estás sonriendo —Susurró Lía, pero pude oírla.

—Solo pensaba en lo torpe que puede llegar a ser mi amiga.

—¿Amiga? —Se apresuró a preguntar. 

Con esto doy por hecho que prefiere evitar hablar de mi madre, tal vez por ser considerada conmigo, aunque es raro puesto fui yo el que saco el tema a flote.

PLENILUNIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora