One Shots Male Reader [|] [Terminado]

Amor - Shinichiro Sano [TR]

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Advertencia: +18 - Omegaverse

(Espero te guste, puedes cambiar o agregar algo solo dímelo :D)

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Vamos a ver, su vida al lado del chico que amaba estaba llena de confusiones, se conocieron de esa forma, quizá debieron esperarse algo como eso desde el inicio.

Conocerse al recibir el pedido equivocado no fue tan malo después de todo.

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—Disculpe señorita... —Levanto su mano para llamar su atención, tenia en la otra una bolsa de papel.

—¿Si? —Lo miro atenta, observarlo detenidamente.

—Se ah equivocado, yo no eh pedido esto... estoy seguro que mi pedido fue confundido con el de alguien mas, no a nombre de Shinichiro Sano —La muchacha abrió un poco la bolsa, revisando la computadora.

—Mmm, espere un segundo —Las personas empezaban a juntarse atrás de él, antes de eso, no había ni una sola persona.

Solo asintió, esperando salir pronto. 

Un pequeño toque le llamo la atención, un chico alto, rondando el 1,80 y pelinegro estaba enfrente de él, que miro hacia arriba con su 1,69.

—¿Si...?  —su tono fue dudoso, miro sin soltar la bolsa de papel 

—_____? —Su mente proceso la cara de el joven, este también tenía una bolsa de papel en su mano.

—¿Ah? Yo, lo conozco? —pregunta extrañado, tratando de obligar a su mente a recordar.

—Tengo tu pedido, creo que tienes el mío —Rasco su nuca un poco nervioso, reviso el nombre.

—Oh, supongo que si... —Ríe en nervios, no cambiaron la bolsa aún.

Fue una de las veces que quedaron en silencio, rindo un poco ante tal equivocación.

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Pero eso quedó en una linda salida, pero eso es otro tema, ahora nos centramos en cómo la comunicación es muy importante para una relación.

Shinichiro pensó sin ningún tipo de explicación, que aquel chico Omega había encontrado a su "destinado", sin dejar que le expliqué algo o tan siquiera unas palabras.

Desde eso se dedicó a evitar al omega, dejar de contestar las llamadas e ignorar cualquier nota, dejando de lado que él menor ya portaba su marca en su cuello.

—¿Podrías dejarme hablar? —Pidió casi llorando, impotente.

Tantos lugares, tanto tiempo, tanto para terminar por encontrarte debajo de la lluvia cuando _____ salía de su trabajo, si bien por una parte Shinichiro pensaba que era peligroso y el que _____ encontrará a su destinado, nunca dejo de extrañar al menor.

Tenía tantas ganas de aceptar, pero lo negó, aunque _____ ni siquiera lo tomo en cuenta, empezó a hablar a pesar de estarse mojando.

—¡Ni siquiera escuchaste bien! ¡No respondías y estaba preocupado! —Se acercó para tomarlo de su ropa.

Y para esto, trato de interrumpir unas cuantas veces, pero el amplio lugar solo tenía el sonido de la lluvia contra el suelo y los gritos de él.

No era la primera vez que peleaban o algo parecido, ahora tenían que pasar por las aclaraciones en gritos. Una gran manera estando bajo la lluvia.

Siempre sería así.

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Se aferraba a él con miedo, miedo a perderle de nuevo, quizá era parte de su celo, parte a la que le temía su mismo omega.

—Yo... tengo miedo, Shinichiro —Sintió como el agarre en su cintura se aflojo un poco.

Estando medio acostados en la cama, el pelinegro subió su vista, besando cada parte de su cara, sus mejillas en especial.

—Lo siento... —murmuro sobre su mejilla, acariciando su cuerpo, sintiéndose culpable por la separación que tuvieron hacer unos días.

_____ subió sus brazos a el cuello del pelinegro, acariciando su cabello, cada toque podía enloquecer su mente, acercándolo más y más hacia la lujuria.

Tocando sus esbeltas piernas, su cadera y cintura, deteniendo sus manos en su entrada, que gracias a la humedad era más fácil introducir sus dedos, sacando un gemido de sus labios, suspiros y algunos chillidos.

—Shin... Mgh~ —Sujeto sus manos en la espalda del pelinegro.

Este tambien besaba sus hombros, su cuello y dejaba marcas a su paso.

—Eres tan hermoso, lo siento tanto, _____ —Sus manos sostuvieron sus muslos, alzándolo un poco antes de entrar en él lentamente.

 —Shinichiro, p-por favor, ve m-mas rápido... —Pidió con los ojos llorosos, intentando mantener su mirada con la de el pelinegro.

La desesperación se apodero de él, el celo influida mucho en ello, le gustaba la sensación de sentirse lleno, de estar con su alfa cerca.

Disfrutaba d los movimientos fuertes, de cada palabra de amor susurrada hacia él, cada beso o caricia. Cada vez que se enojaban y terminaban por arreglarse era un gran alivio, un drama total su relación.

Amaba estar cerca de él, tranquilo y sin problemas.