TAMABAKU ๑ HORNY COOKIES

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──────── TAMABAKU

tamaki & bakugo

matrimonio / boypussy



Bakugo podría llamarse señora de casa, su manía de siempre tener su entorno limpio y ordenado le hacía tomar el trapeador, la aspiradora o desempolvar y desinfectar todo fuera de bacterias

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Bakugo podría llamarse señora de casa, su manía de siempre tener su entorno limpio y ordenado le hacía tomar el trapeador, la aspiradora o desempolvar y desinfectar todo fuera de bacterias.

Era una esposo ejemplar sin duda, pero amaba más cuando todo estaba limpio y él podía echarse al sofá y ver la tele sin verla, sólo estar ahí a gusto y fresco.

Además, Katsuki era esposo del tímido Amajiki Tamaki , un alto hombre de tímida actitud. Alguien así estaba casado con otro -de menor estatura- a quién le encantaba provocar.

Eran un buen dúo.
Tamaki le enseñó a escuchar y tener paciencia, Katsuki a ser perseverante y decir las cosas que le gusta y que no.

Y en ningún momento le ha dicho que le desagrada o algo de eso cuando hace sus labores del hogar con una de sus camisas holgadas y sus ligeros boxers que solo cubren hasta el final del gordo culo del menor. Como ahora.

Aunque su querido esposo también ayuda mucho en la casa, como en la cocina, suele hornear galletas para él. Le gusta que lo consientan con comida la verdad y estaba bien que de vez en cuando no sea algo que lleve necesariamente picante.

Bakugo miró hacía ahí, la cocina y descubrió al fuerte hombre sacando la charola con galletas horneadas, lo dejó en la mesa y se quito los guantes en forma de ranita, sonrió ante aquello.

─Están calientes, ven Katsuki ─avisó a su esposo, orgulloso de su creación, la consistencia se veían bien desde arriba y la ligera capita crujiente le hacían ver apetecibles, tal vez su esposa las quiera así o le ayude a poner glaseado enci-...

─Yo también estoy caliente por mi jodido esposo, ¿qué vas hacer al respecto?

Las mejillas de Tamaki estallaron en rojo, dando un pequeño respingo hacía atrás.

─¿Eh? P-Pero, lo-lo hicimos a-ayer... ─le recordó lo primero que se le vino a la mente.

Pero los ojos felinos de Katsuki escanearon el grande y fuerte cuerpo de su hombre, este siempre llevaba una deportiva sin mangas, de color morado oscuro que se pegaba a sus pectorales y abdominales, con los duros bíceps al aire. Y aunque la timidez de su marido debería de restarle puntos a su sexy físico, para bakugo sumaba. Mordió su labio inferior rechoncho y rosado, subiendo sus ojos por el pecho de Tamaki a su rostro sonrojado, sonrió.

─Solo bromeo.

Se paró del sofá para ir hasta haya, subió al pequeño escalón elevado de la cocina y se colocó alado de Amajiki, su marido se puso rígido, ahora angustiado y algo decepcionado.

─¿D-de v-verdad?

Katsuki ensanchó su sonrisa.

─¿Quieres comprobarlo?

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