Capítulo 3

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NA: Holi holi. Perdón por no actualizar cada semana como dije (prometo que tengo listos un montón de capítulos) pero no he visto mucha interacción con la historia y mi yo más indeciso ha pensado que no os estaba gustando D': Así que le he dado mil vueltas más antes de seguir. Ojalá lo encontréis entretenido :)

CAPÍTULO 3.

—Que estés pensando en mi amiga mientras estamos en la cama es un poco... preocupante.

Me reí con ganas.

—¡No en ese sentido, tonto! —me burlé mientras le apartaba un mechón rubio del rostro y se lo colocaba hacia atrás—. Lo único que quiero es llevarme bien con ella.

Draco me miró, un tanto estupefacto de repente. Su expresión casi desencajada me hacía pensar que decirle que quería ser amiga de Parkinson estaba a la altura de una confesión de atracción sexual hacia la misma, aunque no fuera el caso. De hecho, estaba segura de que la segunda opción no le habría provocado esa mueca de incredulidad tan marcada en la cara.

—Vaaaaaaale —dijo sin parecer demasiado convencido... nada convencido en realidad—. ¿Y eso se debe a...?

—A que yo soy tu novia y a que ella es tu amiga. Y a que como a partir de ahora voy a estar cerca de tu círculo de amigos y quiero que nuestra relación sea sana, ya estemos solos o con más personas, creo que yo también debería entablar cierta amistad con ella. Aunque para serte sincera, no se me ocurre cómo. Así que quiero que me ayudes —respondí con la mayor naturalidad del mundo, intentando que no se notase que lo que estaba diciendo y lo que realmente pensaba eran dos cosas completamente opuestas.

—Sí, ya —respondió con un deje de escepticismo que me hizo arquear una ceja—. Estamos hablando de Pansy Parkinson, ¿verdad? No te has confundido queriendo referirte a Blaise o a Theo, ¿no?

—Quiero llevarme bien con todos tus amigos, pero especialmente con Pansy, ya que es la única chica de tu grupo —tercié, un poco molesta porque no me creyese. Solo me estaba poniendo aún más difícil el hecho de mentir—. ¿Cuál es el problema?

—Que nadie se hace amigo de Pansy Parkinson por voluntad propia —dijo como si fuese lo más evidente del mundo.

Suspiré.

Sí, conocía el temperamento de Parkinson y sus aires de grandeza, pero no podía seguir siendo tan malo una vez que hubiéramos aparcado nuestras diferencias y empezáramos a congeniar, ¿no?

—Solo quiero llevarme bien con tu mejor amiga ahora que no tenemos que escondernos de nadie. Además, ¿no has hecho tú lo mismo por mí? Todavía me sorprende la naturalidad con la que eres capaz de mantener una conversación normal con Harry sin dar la impresión de que quieres lanzarte a su cuello de un momento a otro.

Draco esbozó una media sonrisa de lado que hizo aletear apasionadamente a las mariposas de mi estómago, cuya presencia solo sentía cuando estaba con él.

—Así que mis dotes de actuación son ejemplares, ¿eh? —Se inclinó hacia mí, hundiendo la cara en mi cuello, y empezó a pasar los labios por la piel de mi hombro hasta cerca de mi oreja—. ¿Sabes? Practiqué mucho durante años, cuando tenía que fingir que no me gustabas en absoluto, que no tenía el más mínimo interés en ti...

Sus labios se separaron y deslizó la lengua brevemente por el lóbulo de mi oreja.

Jadeé debido al deseo sexual contenido.

—Uf, sí, casi me lo creo...

Sentí su sonrisa contra mi piel y mi bajo vientre vibró de excitación.

El arte de romper un corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora