Vigilancia

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Este capítulo está dedicado a "RaSanmi" con mucho cariño.

    
Cuando entré a la ducha, la pintura estaba casi seca. Lo más difícil fue sacármela del pelo, no solo por su espesura y tamaño, sino por lo tieso que se había vuelto. Mi hermosa melena había quedado como brocha vieja.

Después de casi arrancarme la piel tras un baño de veinte minutos —como mínimo— me enfundé en la camiseta roja, la cual tenía en la parte trasera escrito con letras llamativas: Torres.

Me quedaba a medio muslo, algo que me hizo sentir como si no llevara más que piel encima. En mi vida había usado algo tan corto, pero en dicho momento no tenía muchas opciones a las cuáles acudir.

Agradecí que al menos mi ropa interior se hubiera salvado.

Todavía con el cabello húmedo salí de la ducha, siendo la única alma en varios metros a la redonda. Mi ropa, zapatos y mochila yacían dentro de una bolsa plástica al lado de la puerta, el solo verla me encolerizó lo suficiente para tomar el valor de dirigirme al salón de clase y demostrar a Ashley que me valía un comino sus bromas.

Aunque realmente me valía más.

Mientras terminaba de anudar mi cinturón improvisado —una cinta de zapato de Toni— quedé frente a la puerta del salón de clases, en el cuál ya se realizaba la segunda clase.

Golpeé con los nudillos la puerta, y me quedé balanceándome entre mis pies, los cuales estaban metidos en las zapatillas húmedas.  No las había mojado, solo les había pasado mis propias medias para eliminar la pintura. Aunque no habían quedado para nada limpias.

La puerta se abrió, luego apareció el rostro de la profesora. Me miró de arriba abajo, incrédula por mi aspecto.

—Hola —saludé, brindando una sonrisa amable y apenada.

—¿Qué haces vestida así? —Su voz no ocultó su estupefacción.

Que las alumnas anduvieran recibiendo clases vistiendo solo una camiseta del equipo, no era para nada normal. Me pregunté si eso iba contra reglas, pero ya era demasiado tarde para echarse para atrás.

—Bueno, tuve un… —Vi como la mirada de Daniel estaba fija en mí, intenté descifrar su gesto, pero me fue imposible—. Inconveniente.

La profesora enarcó una ceja. Era claro que desde su perspectiva parecía tratarse más que un inconveniente.

—Date la vuelta —pidió. Le miré confundida—. Date la vuelta Valeria, quiero revisar algo.

Sin tener otra opción, le di la espalda. No solo a ella, sino a todos los que estaban cotilleando desde el interior. De pronto sentí que la camiseta me quedaba mucho más corta de lo que pensaba.

Cuando los dedos de la profesora me rozaron los omoplatos, me recorrió un escalofrío.

»Torres —murmuró. Fue entonces cuando comprendí lo que estaba revisando. La procedencia de la prenda—. ¿Algo que decir Bryan?

Me di la vuelta nuevamente para buscar a Toni, este me miraba boquiabierto de arriba abajo, bueno, más de abajo que de arriba. Crucé las piernas y oculté mi ruborizada cara entre mi cabello.

—Ashley le ha dejado caer un bote de pintura encima, por eso no estaban en clase. Valeria estaba duchándose para limpiarse, y Ashley ha sido expulsada por tres días.

Alcé las cejas ante lo último. ¿Ashley había sido expulsada? ¡¿Por tres días?! Eso debía de ser lo más viral del momento. Ella, la hija del alcalde, siendo expulsada del instituto debía de estar cerca de convertirse en la más grande historia del Estado.

Amor de Lobos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora