Al día siguiente me encontraba vistiéndome a toda prisa, me había quedado dormida y mi tiempo para llegar a clases era bastante cuestionable. Todo parecía completamente normal, nada daba señales de algún cambio, al menos hasta ese momento.
Corrí por el camino de terracería a toda prisa, la humedad de la tierra hacía que la misma se pegara en mis zapatos, me imaginé el desastre que haría en el impecable piso del instituto.
Al llegar a la calle principal me encontraba terriblemente sofocada y un tanto sudada, con tan poco tiempo que había tenido no pude ni ducharme. En el instituto, el portero estaba a punto de cerrar la grande y pesada puerta de barrotes, sentí un gran alivio al darme cuenta que se había percatado de mi presencia.
—Luce cansada señorita –opinó él arrugando las cejas.
Asentí, incapaz de pronunciar palabra alguna. Me sumergí en los amplios y desolados pasillos, avanzando a toda prisa para llegar a mi respectivo salón. Cuando te encuentras en una situación un tanto… des prestigiosa sueles sufrir un montón de acontecimientos que empeoran todo, yo lo descubrí esa mañana mientras corría de manera escandalosa en aquel silencio, los estudiantes curiosos se asomaban a las ventanas y puertas para ver quién interrumpía su tranquilidad.
Estaba consiente que tras mis pasos quedaban pequeños fragmentos de lodo y eso podría meterme en un lio por no cumplir con una de sus reglas de higiene.
Pero no fue exactamente eso lo que me enseño el nivel de malos acontecimientos que te puede dar la vida, sino la repentina aparición de alguien dos metros antes de la puerta de mi destino. Mi velocidad me impidió detener mi avance y, estrellé contra la persona mandándonos a ambos al suelo. De la sorpresa no me percaté de quien se trataba, hasta cinco segundos después al darme cuenta de lo impactados que lucían esos brillantes ojos bajo mi rostro. Oh, sentí que estaba por desmayarme.
El sonido de nuestra caída había sido bastante fuerte, sin embargo a mí solo me dolían las rodillas. La persona bajo mi cuerpo había recibido el golpe completo, no sabía si su rostro tenía esa expresión por dolor, o incomodidad. Parecía realmente estupefacto.
—Valeria… —dijo con voz temblorosa—. Qui… quítate de encima.
Miré hacia abajo, oh…
Mis manos yacían sobre su pecho. Muy malo.
Mis piernas estaban a cada lado de su cadera. Más que malo.
Mi falda se había subido. Terrible.
Mis compañeros yacían en la puerta observándonos.
MÁS QUE TERRIBLE.
Sin saber cómo moverme para no tener demasiado contacto con Toni, comencé a alzarme tratando de no realizar un obsceno movimiento sobre el sujeto bajo mis piernas, vacilé ante mis movimientos desesperados pero el chico fue de gran ayuda al desplazarse por el piso hacia atrás, liberándose por completo de mi cuerpo.
Había sido la situación más bochornosa de toda mi vida —y quizá también de Toni— completamente cohibidos ambos quedamos bajo la diversidad de reacciones.
Parecía que por un momento todos se habían olvidado de las reglas, pero al reaccionar ante su falta de disciplina se apresuraron al interior del salón, el profesor no parecía muy interesado ante ese insignificante detalle y mantenía la vista en mí.
—¿Quiere que le recuerde la hora de entrada señorita Valeria?
Habló con tono mordaz, como siempre solía hablarme. En sus ojos destellaban un rencor enfermo.
ESTÁS LEYENDO
Amor de Lobos.
WerewolfValeria es una adolescente con baja autoestima, todos los insultos que ha recibido la han hecho dudar de sus cualidades. Ha pasado por momentos difíciles toda su vida, sin embargo eso solo la ha hecho más fuerte. Ella desea que su vida cambié, por c...