Capítulo uno

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Corea del Sur iba caminando por la calle felizmente hasta que se encontró un pequeño establecimiento que solía frecuentar lo fines de semana y con una sonrisa pícara entró, siendo recibido por un hombre mayor de edad que se inclinó al verlo y él igual lo hizo. El anciano le dio una bolsa de palomitas de maíz y una bebida, a lo que el muchacho agradeció y casi corriendo, ingresó al cuarto donde se suponía que estarían dando un dorama. Ya dentro miró a su alrededor y al notar que no había nadie más que él, tomó asiento y apreció el dorama.

Los minutos pasaban y de vez en cuando se reía de unas escenas y con otras lloraba; pero se dio cuenta de que alguien más también estaba sollozando por la escena que estaban mostrando, así que con curiosidad intentó ver desde su asiento quien más estaba ahí con él y al reconocerlo casi le da un infarto, porque era Corea del Norte. Ese hombre serio, de pocas palabras que se jactaba de no sentir ni una pizca de remordimiento por sus acciones, ahora estaba llorando por una escena de un dorama.

—No pensé que te gustarán los doramas —dijo el surcoreano desde su asiento.

—¿¡Qué haces tú aquí!? —Sorprendido, se secó las lágrimas—. ¡Se supone que nadie más viene a ver doramas este día!

—Lo sé, hoy no debería venir, es miércoles, pero no podía esperar hasta el sábado, adoro este dorama. —Sonrió y luego salió de su fila para acercarse al contrario—. ¿A ti te gustan los doramas?

—No —respondió con una voz grave y firme—, solamente vengo a ver en que pierden el tiempo los surcoreanos.

—O sea que, ¿estás viendo aterrizaje de emergencia en tu corazón para saber en qué perdemos el tiempo los surcoreanos? —cuestionó con un tono que al parecer molesto al norcoreano.

—Sí. —Cruzó los brazos y continuó viendo el dorama.

Corea del Sur se sentó junto a su «hermano» y juntos miraron el dorama, hasta que el menor volvió a hablar, pero para contarle un poco del dorama, como si le hubieran preguntado.

—Me encanta porque es de una chica surcoreana que llega a Corea del Norte y se encuentra con un soldado norcoreano y luego de eso se van enamorando, es tan linda.

—Que trama más predecible. ¿Por qué las personas aman estas cosas si ya saben desde el primer capítulo como van a terminar?

—Bueno, sí, las personas ya saben cómo van a terminar, pero lo interesante es como se desarrolla, como se enamoran, eso es lo que las personas aman. —Le dedicó una sonrisa al mayor que solamente puso los ojos en blanco, molesto—. Incluso tú estabas llorando por una escena, y riendo de otras, significa que te sumergiste en la trama y... —No pudo terminar de hablar porque Corea del Norte le puso la mano en su boca, tapándola.

—Ya vi demasiado, gracias. Ustedes los surcoreanos son raros, me largo. —Se levantó y sin despedirse salió del cuarto, dejando al menor solo.

El chico bajó la cabeza y con su mano derecha, sacó de la bolsa de su abrigo el teléfono y llamó a Japón para que juntos pudieran ver lo que faltaba del dorama, a lo que el nipón felizmente acepto y dijo que iría corriendo hasta allá, pero por el momento el surcoreano se quedó solo, esperando a que su amigo viniera mientras miraba el dorama con una pequeña sonrisa.

"Entrando en tu corazón"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora