Epílogo

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Beth llevaba un año casada y vivía cómodamente en Dorset, Gabriel había viajado así que se encontraba con sus suegros que se encargaban de malcriarla en ausencia de su marido y aquella mañana había ido a visitar a su hermana y a su pequeño sobrino.

Ella se había casado antes, pero Josephine había sido madre antes que ella. Aunque coincidían en que los maridos de ambas habían viajado a Londres por negocios.

-¿Quién crees que volverá antes?- preguntó Beth.

-¿Qué tal si hacemos una apuesta? – preguntó Josephine divertida mientras acunaba al pequeño William

-¡Josephine! – protestó divertida su hermana

-Tienes razón, no es digno apostar...además seguro perderemos porque a veces son impredecibles, verdad. Sabía que Leonard sería un buen padre, de hecho la forma en que trataba a Malcom y Millie era una gran señal, pero este pequeño lo tiene absolutamente en su puño – dijo mientras le hacía caras a bebé

-Lo dices como si tú no estuvieras tan embobada como él.

-Lo sabrás pronto- comentó Jo y Beth se acarició la panza, aún faltaba pero también habría un bebé en la casa de los Devereaux y ambas estaban encantadas pensando que los primos podrían crecer juntos.

Charlaron de los viejos tiempos, del presente y de los planes futuros, malcriaron al pequeño William mientras tomaban sol en el jardín, almorzaron juntas y luego Beth regresó a su casa.

Beth dormía cuando sintió sonidos, se despertó y salió de la habitación. Debía ser la madrugada aún.

Bajó las escaleras y sintió sonidos. Su suegra estaba abajo, mirando por las ventanas.

-¿Qué sucede? – preguntó inquieta Beth.

-Alguien decidió apresurar su viaje y llegar de madrugada sin importar a quien despertaba – respondió.

-¿Alguien?¡¿Gabriel?! Dijo que volvería la semana próxima- dijo adormilada y luego recordó la conversación con Jo, se preguntó si también Leonard había apresurado el regreso.

-Sí eso dijo, pero parece que estaba muy apurado por volver. Si no fuera por ti lo dejaba dormir en el jardín- dijo su suegra pero Beth sabía que estaba contenta de tenerlo de regreso, aunque no en la madrugada. La señora Devereaux pasó a su lado y le dio un beso en la frente- Vuelvo a dormir, lo dejo a tu cargo.

Unos minutos después ingresó Gabriel, mientras el cochero descargaba sus maletas. Se veía cansado, despeinado y adorable. Beth le sonrió levemente y él corrió hacia ella.

-Bienvenido

-¿Te desperté?

-¿Qué crees?- preguntó ella mientras le acariciaba el rostro, habían sido pocos días pero lo había extrañado terriblemente.

-Lo siento, pero estuve trabajando muy arduamente para regresar, no pensé en la hora.

-Si tu madre dijo algunas cosas respecto a eso – le dijo risueña- pero yo estoy feliz de que estés aquí, al fin podré dormir cómodamente.

-Es verdad, ha sido horrible dormir solo ¿Cómo está el bebé? – preguntó posando su mano en la panza de Beth.

-Muy bien- respondió y bostezó.

-Vamos a dormir – sentenció él y la levantó en brazos para llevarla a su habitación.

-¿Todo fue bien? – preguntó Beth un rato después acurrucada entre los brazos de Gabriel.

Donde tú caminas - Saga Dorsetshire 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora