Capítulo 31

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El otoño fue una temporada tranquila y feliz para las dos hermanas Lawrence, ahora que Jo había hecho público su compromiso había abandonado las reservas con Beth y le contaba de sus planes futuros y de los preparativos con su casa, la que Leonard había comprado para ella.

-¿Una casa con jardín? Ese hombre te entiende, Jo.

-Sí, lo hace – dijo ella sonriendo suavemente.

Además, ahora que Jo era el blanco de los rumores y todos estaban pendientes de su relación, ya que ella Leonard disfrutaban de vagar juntos tomados de la mano, escandalizando a Dorset; Beth y Gabriel se sentían más libres.

-Hoy una de las damas de Dorset creyó conveniente advertirme que se me ve "muy enamorada"- le contó Jo con tono de fastidio y Beth se rió-¿Te divierte, verdad?- le preguntó

-Sí, Josephine Lawrence, jamás nadie esperó que fueras tú el centro de un escándalo amoroso, así que esto es absurdamente divertido. Estás llena de sorpresas.

-Diría más bien que tengo espíritu aventurero – dijo orgullosa e hizo reír a su hermana una vez más.

-Me pregunto si debería preocuparme.

-No, Beth, ya no debes preocuparte. Lo siento por haber dejado que te preocuparas antes – respondió de pronto- Aunque debo admitir que es como si ahora todo mi espíritu travieso se hubiera concentrado, quizás estar enamorada me hace un poco impredecible. Pero podemos confiar en que Leonard no permitirá que me meta en problemas- dijo volviendo a su tono ligero.

-Nadie sabía que seríamos tan peligrosas enamoradas – comentó Beth.

-Creo que es como dijo madre, es vivir sin miedo. Es decir sí tuve miedo de que algo le sucediera a Leonard y quizás eso siga siendo así siempre, pero no hay temor si estoy a su lado, no temo las habladurías, no temo al futuro, no temo ser yo misma. Su amor me hace sentir protegida.

-Somos dos- dijo Beth refiriéndose a lo que sentía junto a Gabriel

El que ambos prometidos se llevaran bien era otra ventaja, sobre todo cuando empezaron los día más fríos y en lugar de vagar tan libremente debieron reunirse en casa. Así que muchas veces Leonard y Gabriel coincidían en alguna cena, o alguna tarde que llegaban a la hora del té con dulces de la señora Peackot.

Cuando el otoño dio paso al invierno fue más difícil encontrarse aún, pero aún así hubo algunas citas para jugar con la nieve, probar patinar en el hielo y asistir a alguna velada musical.

Y Beth no podía dejar de pensar que tras el invierno llegaría la primavera y su boda. Cuando se ponía demasiado ansiosa, Josephine seguía siendo su cable a tierra, al contrarío de ella, Jo esperaba con paciencia, quizás con la misma paciencia que había escrito cartas durante años.

También hubo una cena familiar en casa de sus futuros suegros, con Gabriel habían acordado que vivirían allí la mayor parte del tiempo y por los negocios de él, por lo menos un mes al año en Londres. Los padres de Gabriel eran absolutamente encantadores con ella, y en la reunión su futura suegra se encargó de mostrarle las remodelaciones que estaban haciendo para su llegada.

Habían unificado dos habitaciones en el segundo piso para que fuera lo suficiente amplia y cómoda, tenía grandes ventanales.

-Espero te guste, Gabriel dijo que eligirían los muebles juntos en Londres. Y créeme la casa es tan grande que no deberás preocuparte por nosotros, no seremos una molestia en su vida de recién casados.

-Soy yo quien no quiero ser una molestia, no deberían alterar su vida por mí.

-Querida, estoy agradecida de que alteres nuestras vidas. No solo has hecho que mi hijo parezca mucho más humano, sino que será encantador tenerte cerca. Nunca he podido contar demasiado con las habilidades sociales de los hombres Devereaux, pero gracias a ti mi vida no será tan aburrida.

Donde tú caminas - Saga Dorsetshire 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora