Capítulo 4

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Un poquito más de Beth y Gabriel.

¿Les está gustando?

Espero que sí. Abrazos

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Gabriel fue recibido con todo el entusiasmo de su madre que pasó de reprocharle que llegara caminando, a abrazarlo efusivamente, a lagrimear por su regreso y finalizar con la promesa de buscarle una buena esposa.

-Gracias, madre, pero me conformaría con un té por el momento. No estoy buscando esposa, y no planeo casarme.

-Está bien, tienes razón, empezaremos por el té, ha sido un viaje largo. Luego hablaremos sobre lo de buscarte esposa. ¡Estoy tan feliz de tenerte en casa!

-Más bien parece que estás ansiosa por deshacerte de él- mencionó su padre y se acercó a saludarlo. Su madre lo miró mal y fue a buscar el té mientras murmuraba por lo bajo- También me alegra tenerte en casa, Gabriel. Y no comparto el apuro de tu madre por casarte.

-También me alegra volver.

-¿Lo extrañas?

-Sí, pero también los extrañaba a ustedes – respondió sabiendo que su padre preguntaba por su abuelo.

-Me tranquiliza que pudieran compartir estos años, Gabriel. Se parecían mucho, nunca llegué a comprenderlo tan bien como tú, y aunque fue duro dejarte ir, creo que hicimos bien.

-Sí, padre, hicieron bien. Me hubiera arrepentido de otra forma, estos años fueron maravillosos, ahora es tiempo de estar aquí.

-¿Te acostumbraras a Dorsetshire?

-Nadie parece creer que amo este lugar. Espero que tú no menciones me "aire londinense"

-¿Alguien lo hizo ya?¿Quién se atrevió?

-Sí, alguien muy valiente – respondió y su madre los interrumpió con el refrigerio.

Gabriel volvió a encontrarse con Beth antes de lo esperado y fue cuando estaba de visita en casa de su antiguo amigo William Collins, había escuchado lo sucedido con su hermana y había id o a visitarlo y ponerse a su disposición.

Emma Collins estaba sana y salva, pero para la sociedad era como si no existiera, se había enamorado y se había fugado con su enamorado , qué la había abandonado poco tiempo después. Así que había vuelto a su hogar con el corazón roto y la reputación perdida. Afortunadamente, los Collins eran una familia amorosa y la habían recibido, pero poco podían hacer ante los rumores, así que la jovencita se había visto recluida en su casa.

William le estaba contando lo sucedido a Gabriel cuando Beth llegó de visita, aunque él estaba en el salón, la escuchó al ser anunciada y cuando Emma bajó a recibirla.

-¡Beth, querida!

-Te traje unos libros y los últimos chismes, y pastelitos con crema, son una nueva receta de la señora Peackot y los amarás. No se puede hacer otra cosa más que amarlos.

-Beth, no deberías venir, hablaran de ti.

-No te preocupes por eso. Además Jo me acompañó, solo que se quedó afuera leyendo y esperándome. Creyó que no era conveniente venir sin preguntarte, así que si te parece bien la próxima vez también entrará a verte, por ahora me envió de sus libros favoritos para tui y te envió sus saludos. Así que no te preocupes pro mí.

-Vamos a mi habitación, entonces.

-Vamos, aunque la próxima vez te llevará afuera, están siendo unos días preciosos- replicó ella con voz enérgica y cantarina. Gabriel solo la oyó pero pudo escuchar toda una gama de emociones en su voz.

-La señorita Lawrence es la única de sus amigas que sigue en contacto, y no nos alcanzará la vida para agradecerle lo que hace por Emma. Los demás se alejaron de ella como si tuviera una enfermedad contagiosa y las madres prohibieron a sus hijas que se contacten con ella porque están preocupados por la reputación de sus hijas y temen no poder casarlas. Yo mismo hablé con Beth y le expliqué que no era necesario que viniera, que entenderíamos, pero ella solo sonrió y dijo que Emma era su amiga, que no la dejaría ahora que la necesitaba más. Así que viene con libros, flores, dulces y alegra a mi hermana.

-¿Los Lawrence no están preocupados por ella?

- Los Lawrence son muy particulares, siempre han tenido sus propias reglas. No es que no sigan las de la sociedad, lo hacen y al pie de la letra, solo que siento que en su familia en más importante la felicidad de sus hijos que cualquier otra cosa. Beth fue presentada en sociedad hace dos años, pero a pesar de tener muchos candidatos dejan que ella elija con quien casarse, su hermana mayor decidió ser soltera y sus padres lo tomaron a bien, también su otra hermana se casó con quién eligió. Y su hermano ha pasado bastante tiempo viajando y estudiando afuera, aunque ahora está en Dorset. No dejarían que sus hijos hagan nada impropio, pero siento que confían en su juicio. Antes de que sucediera esto con Emma, quizás no los apreciaba tanto como ahora. Y aunque Beth es la más pequeña de la familia, es una jovencita admirable.

-Lo es- musitó suavemente Gabriel. En verdad se sentía orgullo de ella, era valiente, leal y por lo visto no solo salvaba cervatillos sino que también cuidaba a las personas de su alrededor. Aunque recordando la conversación de Beth y Emma, le entró la duda de quién era el Jo que ella había mencionado, ¿sería un amigo o algo más? Y por alguna razón eso lo inquietó, aunque no se animó a indagar, no era el momento, William se veía agotado y triste, la situación de su hermana lo angustiaba. Su amigo se giró hacia él.

-Para ser sincero, fui uno de los tantos que intentó conquistar su corazón hace dos años cuando la presentaron en sociedad.

-¿De verdad? – preguntó Gabriel que había quedado completamente desconcertado por aquella confesión inesperada, y más confuso aún porque le había molestado.

-Sí, pero Beth dejó en claro que no me veía de esa manera, que solo era el hermano de su amiga. Y siendo sincero, creo que no soy su tipo.

-¿Acaso sabes cuál es su tipo?

-Creo que alguien diferente al resto, alguien que pueda acompañarla en su forma de ser. Me temo que soy demasiado tradicional para estar a la altura de Beth Lawrence – respondió pensativamente.

-¿Pero aún no interesa?

-No, ya no de esa manera. Pero sí la admiro, y le estaré siempre agradecido por lo que hace por Emma.- respondió y eso tranquilizó un poco a Gabriel.

Poco después se vieron cuando Beth pasó a despedirse.

-Señor Deveraux- saludó haciendo una leve inclinación.

-Señorita Lawrence – respondió él. Y William los miró.

-¿Se conocían? – preguntó aunque era obvio que sí.

-Sí, nos conocimos el año pasado en la boda de los Dashwood- respondió él quitándole importancia.

-Debo marcharme ya – mencionó Beth algo incómoda, no quería que Gabriel entrara en detalles de cómo se habían conocido, aunque sentía que él no lo haría. Parecía ser discreto.

-Gracias por visitar a Emma.

-Es mi amiga, y estoy encantada de visitarla. La próxima vez la llevaré a pasear por los jardines, aunque sea. Necesita más sol y aire- sentenció la joven con seriedad.

-Gracias, una vez más. Gabriel, ¿qué tal si la acompañas? – dijo William mirando a su amigo, pero Beth interrumpió.

-No es necesario, gracias. Me están esperando- saludó con una leve inclinación, tomó su sombrero que había dejado al entrar y salió deprisa.

Gabriel recordó que el tal Jo la esperaba y pensó en que acompañar a Beth Lawrence en una caminata parecía ser un imposible. Casi lo sentía como un desafío.

Unos instantes después, también se despidió de su amigo, le dejó saludos a Emma, que no había querido saludarlo personalmente, lo cual lo apenaba mucho. La había conocido de niña, y lo entristecía su situación y que ella se escondiera de las personas ajenas a su familia. Una vez más valoró la amistad que Beth Lawrence le profesaba a la joven Collins.

Cada vez que la veía, descubría algo nuevo de ella, algo que aumentaba su curiosidad.

Donde tú caminas - Saga Dorsetshire 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora