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— ¡Ah, sí, más fuerte Genya! —le gritaba su compañero al oído— ¿Te gusta que te toque así? ¿Así te gusta?
Uzui lo abrazó por la espalda y comenzó a tocar todo su abdomen, cuello, rostro y trasero con las palmas de las manos abiertas.
— ¡No me toques, viejo degenerado! —gritó Tokito intentando zafarse del agarre del mayor. Estaba muy molesto, demasiado.
Unos días después de que sus compañeros lo vean en pleno acto con su novio, las burlas empezaron por parte de Uzui, Sanemi y muy ocasionalmente Kocho. Ya estaba harto, pero Tengen no dejaba de resfregarle en la cara todos los días el simple hecho de que se haya acostado con alguien.
— Uzui, déjalo en paz, cualquiera que te vea va a pensar que intentas aprovecharte de un niño. —regañó Himejima, quien caminaba detrás del resto del grupo de pilares de la mano con Tomioka, el que lo guiaba para que no tropiece ni se pierda en ese pueblo.
— ¿Niño? ¡Hubieras visto lo que yo vi esa trágica noche!
— Hay ciertos momentos en la vida en los que le agradezco a Buda haberme regalado mi ceguera.
— ¡Eso no es asunto tuyo, tengo sexo con quien quiero, como quiero y cuando quiero, que ustedes se hayan metido en MI casa sin MI autorización y me hayan visto teniendo intimidad con MI pareja no les da derecho a decir nada, son ustedes los que no me respetan a mí! —Muichiro gritó enojadísimo empujando a Tengen con todas sus fuerzas y comenzando a caminar más rápido que los demás, adelantándose mucho a ellos, estaba tan enojado que los pilares solo se quedaron mirándose entre ellos; nunca lo habían visto así.
Su rostro estaba rojo del enfado, ya había soportado esas burlas durante mucho tiempo y, para empeorar las cosas, ese día había amanecido con un humor de perro.
— ¡Tokito, espera! —gritó mamá-Kanroji mientras corría tras él.
— Espero que estés contento, Tengen. —papá-Iguro lo miraba con desprecio y asco.
— ¿Ven? Esta juventud no soporta nada, cuando yo tenía su edad, las cosas eran muy diferentes. Hay que corregirle esas histerias antes que se vuelva un adulto renegado. —nervioso, intentó defenderse.
— Cállate Uzui, todo esto es culpa tuya. —le sonrió Shinobu con una vena marcada en su frente.
— ¿Saben lo difícil que va a ser lidiar con él ahora? Los adolescentes enojados dan miedo a veces, hay que tenerles respeto. —opinó Kyojuro con conocimiento de causa, recordando cuando Senjuro le rompió su escoba en la cabeza por llegar tarde de una misión.
