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— ¿Sabías que para que haya un beso tiene que haber tensión sexual?
Los pilares se vieron descolocados ante el planteo del menor a su novio. Este estaba totalmente rojo junto a Tokito, quien lo miraba como si fuera un niño pequeño.
Sanemi había invitado a Genya a comer con los demás pilares (una vez que el "problema" con Uzui quedó en el pasado), ya que recientemente lo habían ascendido y ya que todos lo habían ayudado a lograr eso, debían salir a festejar, pero no recordó que uno de esos pilares era su pareja.
— ¡Recuerdos de Vietnam, salgan de mí! —gritó Kanroji agitando su mano frente a ellos con los ojos cerrados y la cara roja.
Ambos la miraron confundidos; se suponía que ya lo habían olvidado todos.
Era exitante saber que los habían visto, saber que ellos sabían lo que habían hecho y ver que actuaban como si no supieran nada. Muichiro se sintió caliente, después de esa cena le pediría a Genya que vaya a su finca. Puso su mano disimuladamente en el muslo del mayor, cerca de su pene y siguió hablando con Shinobu mientras lo acariciaba lentamente. Genya se sobresaltó y casi escupe su udón, pero lo disimuló mientras fingía escuchar atentamente lo que Tomioka le decía. No es que no le importara, pero con la mano del menor acariciándolo ahí, le era imposible prestar atención.
— Estamos comiendo... —murmuró molesto Iguro mirando la mano traviesa del menor.
Tokito la sacó rápido y lo miró a los ojos.
— ¿Por qué lo dice Iguro-san? —sonaba tan inocente que todos los que se habían cayado para saber qué estaba reclamando Obanai se tragaron el verso de que no estaba haciendo nada malo.
El heterocromático lo miró con asco y negó con la cabeza, no iba a darle más importancia a ese asunto.
Todos siguieron hablando animadamente por un rato. Cuando terminaron de comer, Rengoku se ofreció a pagar.
— Feo, ¿vas a dormir a mi finca o a la de la roca? —preguntó cariñosamente Sanemi a su hermanito.
— Viene a mi finca, si no les molesta. —contestó Tokito en su lugar.
Genya le sonrió pícaramente, no habían acordado nada, pero aún así ambos sabían que tenían que terminar lo que empezaron.
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