Los Fines de Semana

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     Al siguiente día mi madre me empezó a hablar sobre como no paraba de llamarle mi hermana la cual intentaba decirme que mi padre quería hablar conmigo. Ella siendo la dulzura de persona que siempre ha sido me dijo que lo perdonara. A nadie le había dicho sobre mis sentimientos hacia mi padre pero ella por alguna razón ya sabía. Le dije que lo perdonaría el día que ella lo hiciera y ella solo se quedó callada viendome con unos ojos que me decían todo.

     No podía creer que la mujer que sufrió abuso, gritos, golpes, denigración por ese maldito viejo lo perdonó solo porque vino a disculparse. Sin embargo yo no le dije nada y solo me fui. ¿Cómo iba a decirle algo? ¿Con qué derecho? Yo de niño le perdonaba todo por ser un idiota, pero se que ella lo perdonaba porque por alguna estupida y rara razon aun habia una parte de ella que lo amaba al igual que yo.

     Pensé por un tiempo y al cabo de unas semanas de discutirlo con mi madre decidí no perdonarlo pero si darle una segunda oportunidad de las que el me dió cientas. Mi papá empezó a venir todos los fines de semana por mi para ir a visitarlo. Tomaba un viaje de una hora de ida y una de regreso bajo el sol en un carro que no tenía aire acondicionado lo cual tengo que admitir era de respetarse.

     Durante esas horas de viaje juro que jamás había escuchado hablar a mi padre tanto tiempo, sabía que hablaba mucho pero no tanto. Mi papá hablaba durante toda la hora de el viaje sin ninguna pausa, me contaba historias de su pasado, lo que pasó en el tiempo que no nos vimos, y me presumía lo que mi hermana estaba logrando con una sonrisa llena de orgullo lo cual me hizo dudar si de verdad mi padre seguía siendo el mismo desalmado de antes o si de verdad estaba volviendo a ser el hombre que alguna vez fue.

     En varios viajes el carro se descomponía y la hora para llegar a casa se convertía en tres pero él me lo intentaba recompensar llevándome a comer o a tomar algo en lo que arreglaban el problema. Yo jamás pedí nada porque seguía sintiendo rencor hacia él pero él aun así me compraba la hamburguesa y soda que me gustaban de niño. El ya no sabía que yo las destetaba ahora pero no lo culpo, al contrario lo felicito por minimo recordar que solía gustarme.

     Al llegar a la casa él ni siquiera me hablaba pero también me imagino que entendió que yo detestaba hablar con él ya que ni siquiera en el viaje le contestaba así que me dejaba solo. Esos fines de semana me sirvieron para irme reconciliando con mi hermana e irla comprendiendo más hasta que por fin llego el dia que por primera vez en 18 años le llame "hermana" sin ningún tipo de incomodidad y ver que ella no se enojo ni nada me hizo muy feliz.

     Mi vida estaba volviendo a tener color, mi relación con mi madre y mi hermana estaban mejor que nunca. Todo estuvo bien por unos cuantos meses pero si algo he aprendido es que nada dura para siempre. Un día mi madre recibió una llamada de mi hermana en la cual le contó lo que mi padre le había hecho y cuando lo escuché volví a destruirme.

     Mi madre me dijo que mi padre llevaba ya unas cuantas semanas tomando otra vez como loco y gritandole a mi hermana, le quitaba dinero, usaba su carro sin permiso, pero lo que se me hacía más descarado es que se atrevió a decirle una tarde que discutieron "Por eso me cae mejor Samuel".

     Ese día quería levantarme y escuchar que mi padre estuviese muerto o que jamás hubiera existido. Aunque el hubiera dicho un tipo de halago hacia mi como diablos vas atreverte a decirle semejante estupidez a tu propia hija?. La niña que consiguió todo cuadro de honor posible para hacerte sentir feliz la tiraste a la basura al igual que hiciste con mi madre solo para compararla con alguien que no le llega ni a los zapatos.

     Mi madre me contó que cuando mi hermana nació mi padre nunca apareció. A pesar de eso, el día que mi padre la vio dicen que se le iluminaron los ojos. El cuido de mi hermana como si fuera su tesoro más preciado, en los días lluviosos le ponía su suéter encima de la cabeza para que no le cayera ni una gota, cuando la llevaba a la escuela aún no tenían un coche pero mi padre la llevaba en sus hombros hasta la puerta de la escuela para que no se cansara, incluso me llegaron a contar que cuando mi padre se iba a otro país a trabajar le llamaba a mi madre todos los días para saber si mi hermana estaba bien.

     En el momento que mi hermana pisó una escuela la gente se dio cuenta del descomunal potencial que tenía. Ella jamás vio un nueve en su boleta, representó su escuela miles de veces en todo tipo de competiciones, consiguió tener seis cuadros de honor por excelencia. Esa niña era el orgullo de mi padre y siempre se lo presumía a sus amigos del trabajo al punto de que todos conocían su nombre.

     Hubo una vez en la que mi padre dejó de hablar con su madre por dos semanas por mi hermana. Me dijeron que ella había hecho algún tipo de travesura y cuando la descubrió mi abuela le dio una cachetada. Cuando mi padre se dio cuenta al escuchar a mi hermana llorando fue corriendo a su rescate. Mi padre discutió con mi abuela y ya que era una mujer de otros tiempos ella volteo a ver a su hija y le dijo "Dos niñas no valen lo que un hombre".

     Mi papá le dijo a mi hermana que se subiera al carro y cuando ella se fue le dijo a su propia madre "A mi hija la respeta ya sea en su casa, la mía, o en la calle porque ella vale más que cualquier hombre en el mundo". Esa niña hizo de todo para demostrar que valía lo que su padre tanto presumía y aun así terminó olvidandola. ¿Qué esperanza podía tener yo?

     Aun con todo esto el señor decidió volver a maltratar a la única persona que le quedaba. Lo que me dolía más era saber que justo cuando estaba empezando a querer a mi padre de nuevo me recordó que siempre seguirá siendo lo peor que pudo haber pasado en mi familia.

Odio No Poder OdiarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora