Capitulo 9

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Por fin habia llegado a casa, estacioné el auto, baje mis maletas y entre a la casa encontrándome con una gran sorpresa.

¡Papá! ¿Qué haces aquí? --Salté hasta sus brazos.

-Ya terminé los asuntos de trabajo en la sucursal de Francia, así que vine lo mas pronto que pude, ¿Te sorprendi?

-No sabes cuanto. -Me giré hacía donde se encontraba mi madre, estaba emocionada por lo que podía notar.

-¿Saben que estoy pensando? Esta es una ocasión especial. ¿Qué tal si vamos a "La lle du Paris"?-Dije con una gran sonrisa en mi rostro.

-¡Que buena idea! ¿y que esperamos?, ¡Vamos! -Dijo mi padre eufórico, Tomo su auto y llegamos al sitio indicado, Alex nos recibió emocionado, ya que hace mucho no ibamos en familia.

-¿Ocasión especial, eh?... ¿Así que llegó tu
padre? -Dijo Alex

-Si, ya lo extrañaba mucho.- Dije dirigiéndome a la mesa en la que mis padres estaban sentados.

-¿Recuerdas la cita de la que te comenté?

-Si. ¿no me has llamado porque? -Dije haciéndole un puchero.

-Por favor, no me mires así, las cosas en la universidad se han vuelto complicadas así que dudo mucho de hacerlo pronto. ¿Puedes esperar un poco?-Dijo devolviéndome el puchero.

-Está bien, tómate tu tiempo.

-Perfecto, llamare al mesero para que les tome la orden.- Asenti con la mirada.

-Y bien, ¿no piensas agradecerme?-Dijo mi
padre.

-¡Oh! Es cierto. Gracias, infinitas gracias por el auto, ¿Sabías que te amo? -Dije sonriendo como cuando tenía cinco años.

-Le he contado a tu padre sobre las clases. - Dijo mi madre.

-¿Qué te parece papá? Tengo un trabajo. -Dije levantando mis cejas.

-¡Me parece geniall Así aprenderás a ser más responsable.

-Lo mismo dijo mi madre.

-Y dime hija, ¿este tiempo de mi ausencia te ha hecho cambiar?

-¿Cambiar que?---Pregunte, sabiendo perfectamente la respuesta.

-Ya sabes lo rebelde, sarcástica, engreída, grosera, imponente...-Deje soltar una lagrima y algunos sollozos falsos.

-Ah! y se me olvidaba, gran actriz, no debí permitir que tu madre te pagara esas clases de modelaje con teatro incluído.

-Oh, papá, sabes que nunca voy a cambiar. Además mi madre dice que así eras tu a mi edad. -Reproché.

-Sabes que no te lo digo en modo de ofensa, pero ya verás que llegará alguien que te haga cambiar de parecer.

-Si, como no!- Bufe.

-Y dime, ¿por qué te motivaste a "trabajar"?— Hizo comillas con sus dedos.

-¿Por qué las comillas? Ese en realidad es un trabajo, no sabes lo que me ha tocado sacrificar por estar dando clases.

-Por favor, si sólo te la pasabas en la casa de Silverio y si no en la de León o la de Machu. Ha sido así desde la primaria. -Dijo mi madre.

-Si, recuerdo cuando se bañaban desnudos en la piscina.- Dijo mi padre en una gran sonrisa.

-Tenemos fotografías por si algún día quieres revivir esos buenos tiempos. -Dijo mi madre,

-Pero yo era muy pequeña, no se distinguía si era niña o niño.- Protesté.

-Ah, y sin desviarnos del tema, tome el empleo porque necesito renovar mi guardarropa. -Dije llevando un gran trozo de pollo a mi boca.

-Creo que ya no será necesario, yo te daré el dinero que falta. -Dijo mi padre sonriendo.

-Es... ¿es en serio?-Me atranqué con mi
bocado.

-Si, pero anda, sigue comiendo y cuéntame de dónde venías. Cuando llegué no te encontré en casa

-Ah, es cierto, Silverio planeó un viaje a Malibu y no dude en ir, además fue divertido.

Terminamos la cena y nos dirigimos hacia el auto, llegamos a casas exhaustos, yo fui a dormir rápido ya que mañana tenía lección con Alli.

QUE COMIENCE EL JUEGO (CLAUMILIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora