𝐁𝐞𝐚𝐮𝐭𝐢𝐟𝐮𝐥 𝐁𝐨𝐲 (𝐒𝐭𝐞𝐝𝐝𝐢𝐞)

[𝙽𝚞𝚎𝚟𝚎] É𝚕 𝚟𝚊 𝚊 𝚗𝚊𝚌𝚎𝚛

Tan sólo semanas pasaron después de que toda la escuela y prácticamente Hawkins supiera sobre el "fenómeno Harrington."

Toda mi vida me consideré uno que sinceramente ya ni siquiera me importaba que creyeran eso sobre mí. No me importaba, lo único que me importaba era llevar a término mi embarazo y por fin sostener a mi pequeño Edd entre mis brazos.

Mis padres ahora conocían mi relación con Eddie, nos costó en verdad demasiado convencerlos de que él no era padre de tomatito, pero el hecho de que tuviera el mismo nombre con el que quería llamar a mi bebé no ayudaba mucho.

-Es Halloween- mencionó Eddie animado saliendo de la cocina con un tazón de papas fritas.

-Sí ¿Y?- respondí amargamente.

-Es noche de fiesta- se sentó a mi lado colocando un cojín sobre su regazo y apoyando el tazón ahí.

- ¿Noche de fiesta? Eddie apenas y puedo moverme.

-Si no podemos ir a la fiesta, podemos traer a la fiesta.

- ¿De qué hablas?

-Pues... Tal vez llame a los chicos para pasar la noche aquí.

- ¿Chicos? ¿Qué chicos?

-Pues... A mis amigos. A Robin, a tu amiguito el que no tiene muchos dientes y juega D&D y a sus otros amigos...

-Eddie, no estoy de humor.

-Steve, nunca estás de humor- respondió un poco decaído.

Sinceramente odiaba tratar mal a Eddie producto de los cambios de humor que me aquejaban en estos últimos días, pero simplemente era una bomba de tiempo que explotaría en cualquier momento. Pero jamás esperé que fuera justo en este momento.

-Será tal vez, sólo tal vez porque este bebé parece estar torturándome aquí dentro y ya no lo soporto. Lo único que quiero es poder dormir bien toda la noche, que mis pies no estén hinchados todo el maldito día y que deje de dolerme la maldita espalda. Quiero dejar de comer por un maldito minuto pero simplemente no puedo dejar de hacerlo, y también quiero dejar de sentir caliente la entrepierna siempre que te me acercas o me susurras cosas al oído. Ya no aguanto- solté en un sollozo mientras que intenté levantarme del sillón, sosteniendo mi gigantesco vientre y caminando a mi habitación. -Ya ni siquiera me veo los pies- sollocé aún más fuerte y Eddie me miró en silencio.

Entré a mi habitación dando un portazo y recostándome con suma dificultad en la cama para así dejar fluir mis lágrimas.

En este punto ya no sabía qué era mejor. Las náuseas de los primeros meses o todos los demás síntomas de estos últimos.

Eddie abrió cuidadosamente la puerta para acercarse a mí.

-El mes ocho está pegando fuerte, ¿Verdad?- preguntó recostándose a mi lado mientras colocaba su mano en mi enorme vientre.

-Te juro que ya no puedo con tanto- hablé entre sollozos intentando ocultar mi cara completamente roja entre las almohadas.

-Fue mi culpa, no debí decir que nunca estás de humor. Debí ser un poco más empático. Es evidente que no estés de humor, hay un tomatito aquí adentro que está golpeándote día y noche. En verdad lo siento amor- asentí mientras que en mi cabeza seguía rondando una y otra vez aquel tema.

Eddie y la universidad.

Era un tema que habíamos tocado y sabía que yo no podría continuar con ella, no al menos mientras Edward dependiera de mí a tiempo completo.

- ¿Has pensado sobre la universidad?- solté de pronto y Eddie posó la mirada en mi vientre.

-Sí, lo he pensado claro que sí- habló mientras acariciaba mi vientre y unas ligeras y suaves patadas se manifestaban. - Estuve pensando en la universidad de Virginia- musitó aún sin mirarme. -No quiero estar tan lejos de ustedes, no quiero perderme nada de tomatito ¿Sabes? Además, uno de los dos tendrá que estudiar para asegurarle un futuro a nuestro hijo... ¿O no?