Capítulo 21; Odette Lautier

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Miro mi mano y la de Daniel, que están unidas mientras me dirige por las calles de París.

-¿Puedo saber a dónde vamos?- pregunto mirándolo a pesar de que él no me vea a mí. Entramos a una papelería y compra un paquete de folios. Caminamos de vuelta al coche y cuando llegamos me entrega los folios.- ¿Qué esperas que haga? ¿Dibujar? ¿Un barco de papel que navegue por el Sena?

Él suelta una risa y niega. Abre la puerta de mi asiento y da la vuelta para entrar al suyo.

-Necesito que saques todo lo que hay en la carpeta y en su lugar pongas los folios.- lo miré inquisitiva, pero me insistió con un gesto. Saqué la mochila de mi padre y saqué la carpeta. Saqué todo lo que había mientras él arrancaba el coche. Metí un puñado de folios dentro y  lo miré.

-¿Y ahora qué?- pregunté mientras el estacionaba en un edificio que estaba cerca de la comisaría. Cogió los documentos originales y los guardó en una especie de hueco secreto que había en el coche y metió la carpeta de folios en la mochila de mi padre otra vez. Arrancó de nuevo camino a mi casa.- Daniel.

Él me miró frunciendo el ceño.

-¿Qué?- pregunta haciendo que eleve una ceja.

-Estoy esperando que me digas a qué ha venido eso.- aclaro haciendo que haga una mueca. 

-Ya te enterarás, por lo pronto protege esa mochila y ten por seguro que los documentos están a salvo.- explica sonriendo. Asiento y no vuelvo a preguntar más hasta que suena mi móvil de camino a mi casa. Era Jacqueline. Puse el altavoz y dejé el móvil sobre el posavasos.

-Daniel, Odette os tengo noticias sobre los hermanos Caron.- dice haciendo que Daniel y yo compartamos una mirada.

-¿Qué noticias?- pregunta Daniel mientras deja pasar a una señora. Jacqueline suspira al otro lado de la línea y habla.

-Los hermanos Caron murieron hace 35 años en un accidente que hubo en las centrales informáticas militares. Un misil que no fue interceptado.- explica haciendo que mire a Daniel.

-¿Qué estás queriendo decir?- pregunta Daniel de nuevo.

-Qué las personas que contrató Dimitri para el atentado estaban suplantando la identidad de esos hermanos.- explica Jacqueline.

-Entonces por eso aún no están muertos, porque van detrás de fantasmas.- deduzco haciendo que Daniel asienta.

-Sabían que intentarían matarlos y por eso usaron identidades falsas.- continúa Daniel. Me paso las manos por la cabeza y me tapo la boca soltando un suspiro.

-¿Tienes alguna forma de identificarlos, Jacques?- pregunto.

-Con una foto podría, pero el porcentaje es bastante, bastante bajo Odette.- dice suspirando.- Intentaré averiguar dónde están.

-Muchas gracias, Jacques.- dije antes de colgar. Estábamos a punto de llegar a mi casa, cuando Daniel me echó un vistazo rápido. Lo miré inquisitiva mientras lo veía sonreír levemente.- ¿De qué te ríes?

-Ya es el segundo conjunto mío que te llevas a tu casa.- susurra sonriendo. Le doy un golpe en brazo y finge que le duele.

-¿Y eso te hace gracia?- pregunto indignada.- Son las circunstancias.- digo justo cuando aparca delante de mi casa. Bajo del coche y él se queda en el asiento para esperarme mientras suelta una carcajada por mi comentario. Entro al edificio y cuando subo entro a mi piso.  

Cuando entro me recibe Gato Ladrón mientras maúlla animadamente.

-Hey.- digo cogiéndolo a la altura de mis ojos. Me mira fijamente y sonrío.- Nunca pensé que me alegraría de verte bola de pelo. 

El gato maulló en respuesta a mi comentario y me recordó a Daniel hace un momento.

-Oye, a mí no me repliques. - dije haciendo que maullara de nuevo. Raspó la sudadera que me había dejado Daniel y sonreí.- No es mía, así que no hagas eso Gato Ladrón.- digo agitándolo en el aire.- Es de Daniel, te acuerdas del chico guapo que vino a desayunar el otro día. Ese.-aclaro sonriendo. Luego me retracto y miro de nuevo al gato.- No me puedo creer que te haya dicho eso y tampoco me puedo creer que esté hablando contigo. 

Dejé al gato en el suelo y fui a mi habitación para recoger algo de ropa y me detuve al abrir un cajón y sacar una foto enmarcada en la que parecía una mini yo con papá, mamá y Osmane. Sonreí por inercia y sentí como las lágrimas salían de mis ojos. Necesitaba respirar.

Abrí la ventana y asomé la cabeza tomando bocanadas de aire hasta que me calmé. Bajé la cabeza y pude ver como un coche se detenía a un lado del de Daniel y se lo llevaban. Caminé apresurada fuera de mi habitación para salir cuando una gran figura esperaba de brazos cruzados en la puerta. Dimitri.

-¿Qué haces aquí?- pregunté en un susurro. Él negó y se acercó lentamente haciendo que yo retrocediera hasta chocarme con la encimera de la cocina.-¿Para qué te has llevado a Daniel?

-Simple.- dice moviendo la mano.- Tú tienes algo que yo quiero y yo algo que tú quieres.- explica sonriendo.- ¿O crees que no me iba a dar cuenta, Odette? Yo lo sé todo.

Lo miré frunciendo el ceño y luego entendí perfectamente porqué lo sabía todo.

-¿Ha sido Hollister verdad?- pregunto haciendo que él sonría con suficiencia.- Él te ha dicho que tengo algo que tú quieres y también que venía a mi casa. Ese es tu famoso pajarito.- explico haciendo que me aplauda.

-Siempre has sido inteligente, desde que te enseñé a pensar como yo y no como tu padre.- dice mientras hace un gesto despectivo.- Él tenía mentalidad perdedora y yo ganadora.

-Dirás mente miserablemente enferma.- susurré mirándolo.- Supongo que asumes que quiero a Daniel solo por que Hollister lo supone. No eres tan inteligente como crees, tío Dimitri.

Aquello pareció enfadarlo porque me atacó con cólera. Estaba rojo del enfado y sus manos fueron a parar a mi cuello. Apenas sentía el paso del aire.

-Tienes hasta medianoche para entregarme lo que estoy buscando, princesa.- su otra mano comenzó a recorrer mi brazo lentamente haciendo que sintiera ganas de vomitar. Era repulsivo y me llevaba a un sentimiento que por desgracia recordaba.- Si no me lo entregas tu amado morirá. Estoy seguro de que sabrás encontrarme, princesa.

Me soltó y salió de mi casa dejándome entre la espada y la pared. Se habían llevado a Daniel de nuevo por mi culpa. Como siempre yo era la responsable de que la vida de una persona corriera peligro.

Ahora yo estaba entre la voluntad de mi padre de salvar esos documentos o salvar a quién intentaba salvarme a mí. Por que eso era Daniel en mi vida, mi salvavidas. Pero yo solo lo estaba ahogando.

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