❥ Inefable: Quédate Conmigo.

02

El hijo menor de los Bang dormía plácidamente sobre sus mantas de seda, no tenía la intención de levantarse, pero algún ente maligno abrió las cortinas de su habitación permitiendo al temerario sol arrasar con la oscuridad, con el rostro fruncido en una mueca de molestia, giró boca abajo y trato de seguir durmiendo, pero de nuevo ese ente maligno hizo de las suyas robándole las mantas.  

Su cabello castaño estaba todo alborotado cuando se sentó sobre la cama y por fin abrió los ojos. —¿Qué infiernos te pasa? —cuestionó al ente maligno. 

El omega de cabello platinado sonrió de lado y le dejó sobre la esquina de la cama una bandeja con el desayuno, —los invitados de tu padre ya llegaron... —el omega Bang no reaccionó ante esas palabras, —tu futuro esposo está allá abajo esperando conocerte.

Entonces toda la atención de Jisung estuvo sobre el engendro del mal, —¿Cómo es? ¿Apuesto o asqueroso? ¿Alto o bajo? ¿De qué color son sus ojos? ¿A que huele?

El ente maligno tuvo la desfachatez de reírse mientras buscaba la vestimenta ideal para Jisung, —creí que no estabas interesado en casarte.

—No me levantas falsos, nunca dije eso... yo si quiero casarme, pero nadie se quiere casar conmigo. —Su tono altivo fue disminuyendo en cada palabra.

El ente maligno de acercó a la cama y presentó ante el omega Bang los conjuntos elegidos, —no digas tonterías, hay muchos alfas dispuestos a casarse contigo, eres hermoso... ¿Cuál te gusta más?

Jisung señaló el conjunto de la izquierda mientras tomaba su desayuno, —tú no deberías de decir necedades, sé perfecto que no atraigo a ningún alfa porque no soy todo delicado y sumiso, vamos Seungmin soy un comandante de guerra, primero me matan antes de someterme.

Seungmin rodó los ojos dejando las prendas sobre un sillón individual a unos pasos de la cama, extendió su mano a Jisung quien la tomó saliendo de la cama con un pedazo de pan en la boca, Seungmin comenzó a quitarle las prendas de dormir mientras Jisung seguía comiendo.

—¿Crees que pueda llegar a amarme? —Jisung preguntó después de minutos de silencio.

Seungmin se burló de él como el engendro del mal que es, —si no se enamora, siempre podemos atarlo a ti. —Decía mientras le ayudaba a vestirse.

Jisung lo miró con el ceño fruncido, levantó las manos dejando a Seungmin colocarle el cinturón corsé, —dijiste que no volverías a usar tus habilidades como hechicero.

—No lo haré, tranquilo, solo no pienses en el amor ahora, tienes que conocerlo primero, —Seungmin ajustó los hilos del cinturón y dejó un elegante lazo al frente, —listo, ponte las botas y recuerda que eres el hijo menor de la poderosa fuerza militar Daegu, levanta el mentón con elegancia no con imponencia, estarás frente a tu futuro esposo no frente a tus guerreros, sé amable y trata de no ser tan directo. Eres un omega no un alfa.

—Bien, —Jisung respondió mientras ajustaba el cuero de sus botas, —soy un omega, no un alfa. Soy un omega, no un alfa, —siguió repitiendo la misma frase mientras bajaba las escaleras junto a Seungmin, estaban por dar la vuelta en un pasillo y entrar al recibidor de la casa Bang cuando Jisung lo vio.

A lo lejos parecía un distinguido integrante de la corte del rey, uno de esos alfas diplomáticos con muchos estudios, cientos de escritos en sus memorias, esos que parecen hablarte con poemas en lugar de palabras simples, portaba los colores de su territorio, negro profundo, dorado intenso y azul oscuro, sabía que era él y no el otro joven porque él llevaba el broche con el sello de su manada en el costado izquierdo.

Jisung detuvo sus pasos, de pronto se sintió muy nervioso, no se había mirado al espejo no tenía idea de cómo lucía, ¿Y si parecía muy militar? ¿Y si se veía muy tosco como un soldado?