Mejor Ahora

Olfato

Tiene unos ojos azules tan profundos, que me atemorizan, me enamoran.

No lo quiero observar demasiado. No quiero perder el control de mi mismo.

Y tengo tanto miedo, desde siempre, fui de gustos así. He tenido pocos amantes, ninguno me ha satisfecho. Pero esta vez es diferente, nunca me habían atraído ese tipo de jóvenes, ese tipo de edad. Y es que quise probar mirando otros de su tipo, pero con el único que se me acelera el corazón y pierdo los sentidos, es con él.

Tengo tanto miedo frente a esto, frente a cómo reacciona mi cuerpo y alma, frente a tal joven extraordinario.

Ese pelo negro, bien arreglado, sus ojos azules, su contextura física solo un poco más alto que yo, pero más pequeño en otras aéreas.

Soñaba con esa piel blanca.

Soñaba con tener la oportunidad de estar a su lado, y aspirar su aroma natural. Quedarme ahí pegado a él, sentarlo en mis piernas y mimarlo como el niño que es. Besarlo, olerlo, inmortalizar cada suspiro, cada gemido.

Sentir la contextura de su cuerpo, su peso sobre mí.

Derretirme por completo frente a su rostro ruborizado.

Deseaba poder, escuchar los latidos acelerados de su corazón.

Deseo solo poder algún día despertarle la mitad de los sentimientos que tengo por él.

....

....

Hinata termino de hablar, y al parecer se había hecho muy tarde. O tal vez, pero si se avecinaba una gran tormenta.

Como Tobio no emitía palabras, Hinata solo se limito a mirar por la ventana. Pronto oscurecería.

La primera vez que le conto a su hermana, aquello, no pudo evitar hacer catarsis, no pudo evitar llorar y sentirse aterrorizado.

Ahora, meses después era una anécdota más. Algo que no iba a superar pero que no podía evitar.

Tobio se movió inquieto en aquellas bancas del aula.

-¿Cuánto

-No lo sé. Podría ser hoy. Mañana. Dentro de cinco años.

-¿tiene miedo?

Hinata esbozo una media sonrisa.- estoy aterrado. Pero, supongo, que me quedaran otros cuatro sentidos ¿no?

-¿de todas las cosas, cual le da más miedo?

Hinata había evitado tantas veces, preguntarse eso. Ya lo atemorizaba bastante la oscuridad que se avecinaba tan pronto. La inminente ceguera que le había predicho. ¿Había algo más atemorizante? Siempre había algo más.

-creo que a la soledad. Es decir, me gusta estar solo. Pero, una vez que esto se vaya, supongo que vivir y estar solo se complicara más. Claro, que me acostumbre a esto. Soy un hombre joven. – mintió.

No estaba preparado para semejante cosa, y no lo estaría.

No era tan fuerte para afrontar tales retos. No, no lo era.

Tenía tanto miedo.

Estaría solo, ciego, sin trabajo. Sería tan aterrador afrontar eso. Sería tan tan tan temeroso. Difícil.

Su corazón latió fuerte, se había vuelto a sentir tan mal como la primera vez que dijo en voz alta.

Trato de que no se notara, pero Tobio pudo observar los esfuerzos que estaba haciendo para no desmoronarse allí, su mandíbula temblada y los ojos estaban brillosos. Si alguno de los hablaba algo mas, las lagrimas serian inminente.