Gusto

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Lo conocí a principios del segundo año escolar, había ingresado como profesor suplente, y solo creí que duraría allí un par de meses.

Y mientras las mujeres hablaban sobre lo bonitos que se venían los cerezos aquella primavera, Tobio entro al recinto ostentando su vestimenta del club.

...

Tamborilee mi bolígrafo un par de veces sobre el escritorio, mientras los jóvenes hacían su examen de diagnostico, cuando en un repaso general me encontré por primera vez con sus ojos azules.

A pesar de ser una persona callada, esbozo una media sonrisa ante mí.

No sé si eso fue necesario para perder los sentidos, pero si para empezar a mirarlo de forma diferente.

....

Ya lo había dicho, Tobio tenía y tiene una piel blanca y suave. Que me provoca los pensamientos más oscuros que han salido de mí ser.

Y muchas veces me he perdido en la forma perfecta de sus labios, no solo queriendo probarlos, reprimiendo el inmenso deseo de chocarlos con los míos, sino morderlos, marcarlos, y por supuesto, que de esos labios hinchados y míos, saliera mi nombre, una noche de verano, bajo la sabanas de una cama, que saliera mi nombre en forma de gemido o susurro, pero que saliera gracias a mi.

....

Se despertó tal vez una hora después. Por más que quería no podía dormir como lo esperaba. Estaba intranquilo, nervioso.

Tobio seguía abrazado como si fuera un oso de peluche y aunque afuera hiciera más de 30 grados, el calor de esa noche no le molestaba.

Pero no podía quedarse más.

Estaba sumamente aterrado. Tenía tanto miedo de perder el control.

Su cabeza daba mil vueltas.

Después de todo era un hombre, y se moría por, en simples plantas, devorarse a ese niño.

Se levantó sin querer despertarlo. Tal vez era la 1.

No llovía más y el cielo estaba despejado. No pasaría nada si caminaba hasta casa.

-¿Por qué se va?

La voz de Tobio lo irritó un par de segundos, no quería despertarlo y menos aún dar explicaciones absurdas a esa hora.

-Lo siento. No sé si es conveniente hacer esto. No quiero confundirte y ni confundirme.

- No me confunde. Quiero dormir así.

-¿Aunque sea un hombre?

-Usted es Sensei, ¿Hinata Shouyou cierto? Con eso me basta.

- No puedo dormir.

-Entonces hablemos. Mañana no hay clases. Acuéstese, por favor.

Kageyama claramente no entendía las necesidades que tenía Hinata que lo querían hacer ir.

Era un hombre, y tenerlo tan cerca le había despertado varias emociones, incluso aún en la parte más vulnerable de su cuerpo. La cual se había puesto demasiado activa por esas horas. Pero que Kageyama no se había dado cuenta

Se acostó de nuevo a su lado y acomodándose bajo su abrazo, Como si fuera algo tan normal pregunto - ¿Sus padres saben

-Si, mi madre sabe de la enfermedad.

- Yo me refería, si sabe ¿que es gay?

-Ohh si. Lo sabe también. Se lo conté cuando cumplí 21 años. Desde ese día no me ha vuelto a dirigir la palabra.

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