Presente

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A Sensei, no le agradaban los privilegios. Le gustaba ganarse todo con esfuerzo.

Y era así para con los demás. Tal vez una de las cosas malas que tenia. A veces, le gustaba imponer sus principios hacia las demás personas, queriendo que pensasen, que actuasen como él.

Tamborileo su lapicera sobre el escritorio, y aunque quería sentir un poco de culpa, sus principios no lo dejaban.

El aula se encontraba casi vacía, solo una alumna, y Kageyama-kun, rehaciendo el examen de la semana anterior.

El viento otoñal de aquella tarde, golpeo fuerte en la ventana.

Sensei se encontró pensando, que tantas ganas tenía de llegar a casa y estar con la compañía de su alumno predilecto.

Sonrió al recordar el berrinche, el enojo de Tobio kun, cuando le entrego su examen con la nota más baja del grupo.

Kageyama en su inocencia, había creído que tendría literatura bajo su manga, pero no. Hinata no era de esos

Claro que lo ayudo la semana que lo separaba del recuperatorio, pero eso no quería decir que a su niño, se le hubiese pasado la locura.

Obviamente, que enmendaba aquello, con todas las atenciones que se merecía.

Y sin falta, una vez al día, hacia que Tobio se olvide de esos enojitos de niño, con una buena dosis de amor.

...

Sensei les había permito, a aquellos dos recursantes, la oportunidad de realizar aquel examen juntos. Aunque claro, la dificultad era un poco mayor. Nada que no hubiera enseñado, pero aun así, algo difícil para una sola cabeza.

Sensei los observo en silencio.

La niña, solía coquetearle descaradamente, incluso una vez le había pedido su número de celular, pero esta vez, el cabello, la amabilidad, el buen porte y los ojos de Sensei, no eran del llamativo de ella.

En ese momento, ella, estaba perdida ante el ceño fruncido de Tobio kun.

Y él, que nunca hablaba con nadie, parecía haber sacado debajo de la manga, la carta de un socializador empedernido. Los observo cuando, seguramente él, le hacia una especia de chiste y ella, como buena chica, lanzaba risas que trataba de ocultar a su profesor, en un intento en vano de que no la castigaran por no estar haciendo el examen.

Ella también logro sacarle más de una risa.

Podría decirse que Tobio era muy callado, y rara vez reía con él, ah no ser que alguno de los dos, hablase alguna picardía inocente, donde su interlocutor quedase expuesto. Pero mas allá de eso, Tobio era un chico serio, no amargado, sino más bien reservado.

En si a Hinata, le importaba mas escucharle gemir o pedirle más sexo. O tal vez solo ver ese rostro aturdido cuando estaba por acabar. Pero no iba a negar, que ver a Tobio kun reír, era muy lindo.

Aunque tal vez más lindo era escucharle hacer.

No recordaba si había logrado, es decir, si alguna vez le había oído alguna carcajada.

Suspiro bajando la mirada.

Sería tan lindo escucharle reír...

Tobio actuaba tan natural con esa niña. Con él también lo hacía. Pero...había tantas cosas que nunca iba a poder hacer con él.

Los volvió a mirar con un leve dolor estomacal. Tal vez era muy egoísta en tener a Tobio para él solo, sabiendo que más allá del horizonte no se percibía nada.

...

Cuando le empezó a doler la cabeza y se harto de aquellos murmullos y risitas, pidió por favor que le entregasen el examen.

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