Nico

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Mientras toma su último aliento en el mundo de los vivos, Nico di Angelo acepta su final con calma y un porte real como sólo un hijo de Hades y el Rey Fantasma puede. 

Nico muere y se despierta aún con el sabor del abismo en los labios, con el icor reemplazando su sangre mortal y sintiendo ahora un ilimitado poder contenido en su cuerpo no-tan-mortal, ve sombras de llamas negro-purpura revolotear en su piel. 

Esperaba despertarse en el palacio de su padre o en su trono de huesos con sus subditos fantasmales, no esperaba despertar en un trono de un reino caído y, sin tener idea de dónde está pero se adapta, al menos está vivo aunque ya no se siente mortal.

Está hambriento.

...

A sus 21 años pocas cosas lo desconcertaban, había aprendido a rodar con lo que las Destino le mandaban y a adaptarse rápidamente a cualquier situación en la que terminará, por eso solo respiro profundo y luego soltó el aire mientras se levantaba del trono. 

Miró hacia la enorme puerta cerrada y decidió que también podría intentar llamar a su espada, flexiono la mano y las sombras materializaron su espada segadora de almas que irradiaba frialdad y destrucción, miró a sus pies a las sombras que parecían adorarlo a cada paso y las ignoró mientras avanzaba.  

Sintió almas familiares de los muertos agrupadas en otro lugar más lejos, mientras abría la puerta y avanzaba con anticipación.  

...

Mientras caminaba por un amplio pasillo hacía una especie de salón, vio por fin lo que había sentido en su despertar, era un ejército de muertos, había caballeros y arqueros esqueletos con armaduras, asesinos en sombras con solo llamas ardientes en sus cuencas de los ojos, soldados esqueletos que traqueteaban al moverse…. y sobre todos ellos en un estrado flotaba un esqueleto con túnicas egipcias de faraón con un aura de muerte, que mientras él observaba todo dirigió sus cuencas vacías e iluminadas con un fuego fantasmal hacia él mientras le hacía una reverencia y habló por encima de los demás muertos que se alejaban de él con cautela. 

“Mi Señor, bienvenido. ¿Cómo puedo servirle?” 

...

La información que logra obtener de los muertos es interesante. Está en otro mundo al parecer (él sintió la ausencia de su padre desde el primer aliento), uno que tiene portales que conectan al mundo mortal con otros mundos llenos de monstruos, bestias y criaturas del abismo entre mundos, eso explicaría la ausencia del poder divino, está en un mundo sin dioses pero eso no significa que no pueda sentir el poder de un inmortal, como el que aún cuelga del ejército de muertos como una mortaja. 

Ni que ignora el propósito que puede ver que cumplen aquí, estan preparando a los mortales para una próxima guerra. 

Al final su mundo no es tan distinto.

Siempre habrá inmortales que provoquen guerras que otros pagarán.

...

La sed de batalla siempre estuvo en su sangre, pero Nico aprendió a disfrutarlo a medida que pasaban los años y domarlo hasta convertirlo en un arma más en su arsenal. 

Ahora aplica su autocontrol contra el hambre de un nuevo dios sin dominio ni seguidores, que solo tiene una vaga noción del alcance de sus poderes divinos.

Acepta su nueva divinidad mientras devora todo a su paso en esta mazmorra, su cuerpo envuelto en sombras y sus afiladas alas de ángel sombrías con sus nítidas plumas-navajas se desvanecen cuando sacia un poco su hambre.

Mientras devora al Lynch siente el cambio en el ambiente, siente el portal abrirse que es como una rasgadura en el espacio-tiempo, camina tranquilamente a la salida con las manos en los bolsillos de sus jeans negros mientras cruza la grieta y al primer paso en este mundo puede sentir las sombras de llamas negro-púrpuras moverse en su piel.

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La voz de mi alma, (sabe cómo te llamas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora