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desperté por el sonido del teléfono, al instante me levanté para contestar, tal vez "el juego" había empezado y no quería perder ni un segundo que me costara la vida, esa acción hizo que mi vista se nublara por unos segundos y mis oídos palpitaran, la falta de alimento y el estrés combinados ya empezaban a cobrarme factura.

- ¿hola? - hablé con dificultad mientras cerraba los ojos intentando disipar el mareo.

- no funciona.

esa repentina voz del otro lado de el lugar hizo que me sobresaltara dejando caer el teléfono cerca a mis pies e instintivamente retrocedí hasta tocar la pared, era él, la iluminación era tan escasa que ni siquiera noté que estaba ahí recostado en la pared que lleva a la puerta, añadiendo que tampoco había encendido las contadas luces que hay.

- no desde que era niño.

trataba de verlo mejor pero se había ubicado en la esquina más oscura.

- imagino que debes de tener mucha hambre - habló acercandose y dejandose ver un poco más, traía una máscara diferente, está tenía una grotesca sonrisa de oreja a oreja, muy diferente en comparación a la que traía ayer, que carecía de boca.

- también me harás lo que les hiciste a ellos ¿verdad? - dije intentando no hacer notar el miedo que recorría mi cuerpo ya que exactamente no me refería únicamente al hecho de que los mató, e ignorando que a mi mala suerte tenía razón, estaba muerta de hambre.

- ese no fui yo, fue alguien más - su respuesta me desconcerto demasiado ¿por qué hablaba de si mismo casi en tercera persona?

el pánico volvió a mi cuando lo vi empezar a caminar hasta donde estaba, miré hacía los lados en busca de algo o alguien pero ahí estaba otra vez mi estupidez creyendo que seré salvada de esto.

se ubicó a unos cuantos centímetros de mi, dejándome volver a recordar lo alto que era, tomó mi cara con sus dos manos, que eran casi la totalidad de la misma, solo pude empezar a temblar, no sabía siquiera si zafarme de su agarre sería una buena idea, solo pude quedarme quieta, acercó su rostro a uno de mis oídos y esperó unos segundos que sentí enternos, podía sentir su respiración pesada, el aire caliente que salía de sus fosas nasales y era colado por la máscara que traía, haciendo que todo mi cuello se erizara por completo, a la par empecé a soltar unas cuantas lágrimas acompañadas de sollozos casi inaudibles pero sé perfectamente que los oía, me dio la sensación que le gustaba tenerme en esa situación, le gustaba.

- no debes preocuparte por ello, porque contigo será diferente - susurró causandome un enorme nudo en la garganta - tú eres especial.

- pero no soy la única que fue especial ¿cierto? - solté con dificultad ya que él ejercía mucha presión en mis cachetes.

- haces muchas preguntas - bajó una de sus manos a mi cuello, la cuál toco cada centímetro de esa parte de mi para luego bajar hasta mis clavículas, entreabrió mi camiseta para tener el camino libre.

lo miraba fijamente a los ojos como él conmigo y me daba asco el brillo que veía en los suyos.

- se nota que no comes normalmente, las tienes perfectamente marcadas - dijo repasando la forma de mis clavículas.

cerré mis ojos en busca de bloquear lo que pasaba, no quería verlo, no quería que quedara en mi memoria.

- supongo que si debería darte algo de comer - concluyó dejando su minucioso tacto, eso fue un respiro para mi, sentí el aire volver a mi cuerpo después de minutos de tortura.

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