𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐂𝐈𝐍𝐂𝐎

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"𝗗𝗲𝘀𝗰𝗼𝗻𝗼𝗰𝗶𝗱𝗼𝘀."

Emprendíamos viaje desde hace un tiempo. Nos sentamos a descansar en una parte del bosque, las provisiones se acababan y yo necesitaba desestresarme de algún modo.

Desde lo que pasó en Terminus nadie quiere hablar del tema conmigo, simplemente evitan cualquier tipo de contacto a ello; menos uno. Abraham ha estado intentando ayudarme con ello desde que salimos, lo he estado evitando un poco, bueno, a él y a todos los hombres menos a Daryl. Carol se había estado acercando a hablar conmigo, escuché a Daryl hablar con ella sobre lo que pasó y estaba enfadado.

Rick y Tara estaban hablando de que Glenn y ella se salvaron la vida mutuamente, etc, yo estaba enfocada en calcular cuántos días más duraríamos con las provisiones que nos quedan.

—¿Quieres hablar de algo? Te ves muy pensativa.

Miré al pelirrojo por la pregunta.

—¿Hablar de qué? ¿De lo que viste en la Terminal? ¿Del por qué estaba semidesnuda?

Abraham me miró con pena.

—Sé que ha tenido que ser duro, River.

Él iba a seguir hablando pero me levanté y me fui; no iba a continuar hablando de eso, no quería, ya no porque me siento repugnada a lo que me pasó, si no porque se me venían a la cara la imagen de aquellos hombres cortando el cuello de personas.

"Emprendamos camino." Logré escuchar de parte de Rick después de estar sentada durante un buen tiempo.

Debería disculparme con Abraham, hice mal en dejarle con la palabra en la boca, por mucho que sea un tema que no quería tocar, no debía perder la educación, debía ser la chica que fui.

Mientras hacíamos camino iba al lado de Daryl y Abraham. Un caminante pasó por al lado nuestra en el bosque, saqué un cuchillo de mi pantalón y lo lancé hacia él, le atravesó el cráneo salpicando de sangre mi camisa, una mueca se escapó de mi boca, "que asco". Agarré el cuchillo de nuevo y continuamos andando.

—Por eso debemos esperar nuestro momento.

Le dijo Abraham a Rosita.

—Ya, totalmente justo.

(...)

Había llegado la noche y estábamos acampando, usaba una sudadera grande y antigua de Carlos que tenía en la mochila, había caído un poco el frío, o al menos yo notaba eso. Teníamos una hoguera prendida y yo estaba al lado de ella calentándome.

Daryl se acercó a mí, colocando su cabeza en mi hombro.

—A veces me gustaría saber qué pasa por esa cabeza tuya cuando te quedas tan callada al descansar.

—No sé, simplemente ya no tengo por qué estar alerta, es el momento en el que lo tienen que estar los demás, por eso supongo que mi cerebro descansa y empieza a darle vueltas a otros temas, perjudiciales, sí, pero otros temas.

—¿Qué temas más perjudiciales que un caminante puedes tener en la cabeza?

Dijo Carl.

—Muchos que aún eres muy joven para entender, señorito entrometido.

Dije alargando el brazo y dándole un pequeño toque en la nariz.

—No soy joven, River.

Dijo con enojo como un niño pequeño.

—Claro que no, Carl.

Rick y Carol estaban hablando, se les ve serios y emotivos, supongo que siempre es bueno callarse la boca de vez en cuando.

𝙉𝙖𝙣𝙖𝙞 | 𝘼𝙗𝙧𝙖𝙝𝙖𝙢 𝙁𝙤𝙧𝙙  . *. ⋆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora