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Mick llevaba alrededor de semana y media estancado en quién sabe dónde, soportando aquel frío que rodeaba todo el lugar.

Había sido muy feliz, era poco tiempo pero nunca se había sentido con tanta felicidad. Pasaba tardes enteras sólo hablando con David, y apenas él llegaba de trabajar, salían para que David le mostrara el lugar a Mick y este quedaba cada día más encantado con todo.

Pero no podía negarlo, no le gustaba mucho empezar a sentirse como un estorbo. David siempre se había mostrado encantado de estar allí para atenderlo pero a Mick le causaba mucho miedo el creer que esa era sólo una fachada para ocultar su fastidio.

Además que la falta de su tratamiento lo hacía sentir ansioso, no era muy buena idea estar por allí, socializando y demás, sin sus pastillas. No lo admitía pero tanto tiempo tomándoselas se habían vuelto, por supuesto, una costumbre o adicción, y no era que hicieran el mismo efecto que antes, era la falta de ellos lo que le causaba estar mal. Había generado tolerancia hacia ellos pero la adicción era innegable.

En aquella época no existía nada relacionado a la benzodiacepina: la pastilla que lo ayudaba a dormir; o aquella pequeña pastilla amarilla que lo ayudaba en todo el día y le hacía estar tan relajado: su muy adorado valium. Quizá hallara sólo remedios caseros a base de plantas conseguidas en el camino que podrían alivianarle un poco, pero nada como sus pastillas.

Más que los días sin sus pastillas, eran las noches las más difíciles, parecía una misión imposible poder conciliar el sueño, podría sentir que estaba muriéndose de sueño y al recostarse en su cama no podría pegar el ojo en toda la noche, como una pesadilla.

Toc, toc, toc. La puerta de la habitación en donde dormía Michael sonó a mitad de la noche, obviamente era David, pues no vivía más nadie en esa casa.

— Mick, discúlpame la hora, pero hay algo urgente que necesito que veas. ¿No interrumpí algún sueño importante, verdad?

— No... no estaba dormido, no puedo dormir — dijo Mick, con una sonrisa melancólica mientras se levantaba de la cama — ¿Qué pasa?

— Es que no te lo puedo contar. ¡Oh, Mick, te prometo que será una experiencia insuperable! Pero por favor, apresúrate, mientras más rápido lleguemos, mejor.

Mick, a pesar de que no estaba recién levantado, se sentía pesado, y caminaba con dificultad detrás de los pasos apresurados y emocionados de David.

Se colocaron unos abrigos, unos guantes y salieron al patio, David ya tenía todo organizado, había un mantel en el pasto y nada más.

La intención de David era fácil de descifrar: lo había invitado a ver el cielo.

— A veces... cuando es muy tarde, vengo para acá y miro el cielo. Me gusta verlo. Me parece tan... cercano — David miró a Mick, mientras susurraba: — y las estrellas se ven muy diferentes hoy.

Mick echó otra vista al cielo y, tenía mucha razón, en el tiempo que había estado allí no se molestó en apreciar el cielo por las noches. En su época lucían más lejanas. Esta noche se podían casi tocar, estaban tan cerca...

— ¿Por qué se ven así? — preguntó Mick.

— Me encantaría contestarte, pero la verdad no lo sé, sólo tengo la certeza de que esta es de las noches más lindas. Porque tenemos el cielo, Mick. El cielo es tuyo, y es mío, es nuestro.

Seguidamente un cómodo silencio se encerró entre ambos, al tiempo que Mick se quedaba observando con admiración a David, a quien le brillaban los ojos: de la fascinación, por el reflejo de las estrellas y el brillo de la luna.

Mick sonrío y se puso una mano en el pecho, sintiendo los latidos de su corazón — Eres tan lindo, David.

David volteó a verlo y le sonrió, bajó su mano y tomó la del castaño con delicadeza, bajo la mirada de Mick, besó el dorso de su mano con suavidad y la mantuvo sostenida.

Jagger no sabía cómo reaccionar, así que, controlando su impulso de besarle los labios y todo el rostro, volteó los ojos al cielo y en un intento desesperado de ocultar su sonrojo, posó su mano libre en su mejilla e -intentó- regular su respiración.

— Tú lo eres muchísimo más, Mick.

Atontado, el castaño sonrió, en otro momento hubiera pensado que aquello quizá iba muy rápido, que no querría estar ahí, que tal vez era pasajero... pero no, amaba a David con tanta fuerza que ni siquiera oyó las inseguridades de su cabeza, por un momento se callaron, no había nada que le hiciera sentir inseguro, y sabía que a pesar de que hubieran pasado poco tiempo conociéndose estaría más que dispuesto a dar todo de sí si David se lo hubiera pedido en ese instante.

Mientras observaba de reojo a David, el castaño de repente empezó a cabecear, y cuando menos se dio cuenta, cayó dormido, apoyando su cabeza en el hombro del contrario, quien le acarició el pelo y besó su mejilla, para luego llevarlo a su habitación a dormir.

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HERMANOS AL FIN SSJDBDNF
no sé que me sucedía pero empecé a escribir esto ayer y hoy acabé, whattttt

no saben cuánta información leí acerca de fármacos para mencionar la parte de la benzodiacepina y el valium JKFJFJ, pero me encantó 💖💖

espero que les haya gustado!! no tienen idea de cuánto les amo!! agradezco infinitamente su apoyo, de verdad, gracias!!! ♥️♥️♥️♥️♥️♥️

TVC15 • DavickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora