séptima sesión

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Jihyo se remueve en su lugar, ahora Momo está de nuevo de pie con el vestido intacto, mirándola desde lo alto y haciéndola sentir mínima.

—Deja de mirarme así.—Murmuró.

—¿Qué dijiste?—Cuestionó. Momo toma la mandíbula de Jihyo en una mano y hunde sus dedos en la misma, haciendo que sus mejillas se abulten.—Habla alto, Jihyo. O te juro que te vuelvo a coger la boca con los dedos.—Es una amenaza, pero la menor no tiene ganas de huir. De hecho, no dice nada y lleva la mano que Momo tiene en su rastro a la boca con ayuda de sus propias manos.

Jihyo humedece sus labios con la lengua y toma primero el dedo índice de su novia, luego el dedo corazón y siente como de nuevo comienzan a moverse.

Momo siente su corazón latir y sus bragas empaparse. Sólo quiere maltratar a Jihyo y darle cuantos orgasmos le peguen en gana. Luce absolutamente desastrosa y Momo quiere que se vea en un espejo ahora mismo y susurrarle las cosas más sucias que pasan por su mente.

¿Lo mejor de todo? Puede hacerlo. Y Jihyo se lo permitirá gustosa.

—¿Vas a ser una buena chica para mí?—Momo le preguntó, sosteniendo su mirada. Jihyo asiente efusiva.—Bien.

Los labios de Jihyo están hinchados y rosas cuando Momo vuelve a sacar sus dedos con pequeñas hilazas de saliva guindando de ellos, cuando la mayor sonríe de lado con perversión.

—Quítate el vestido, ahora.

Bajo su comando, la coreana mueve sus manos para bajar el cierre de la prenda satinada y se levanta un poco para sacarlo por completo y dejarse a sí misma con el sostén sin tiras y su ropa interior. Puede sentir como Momo quema su piel con los ojos y se queda expectante a lo que Momo dirá después.

Momo se acerca con gracia, tumbando a Jihyo sobre la cama y posicionandose sobre ella para besar sus hombros y cuello. Los dientes muerden suavemente y los labios chupan, Jihyo quiere tocar a la mayor pero teme que eso le gane una reprimenda.

—No quiero escuchar ningún sonido saliendo de tu boca, Jihyo.—Susurra contra su piel.—Escucho alguna cosa y te haré contar las nalgadas que te daré.—Jihyo asiente desesperada. Ella necesita algo, cualquier cosa que su novia le de. Aunque las nalgadas sonaran más a promesa que amenaza.

Pero Momo es una maldita insensible esa noche y obviamente estimulará a su novia en los lugares que más le hacen gritar. Baja por todo el valle de sus senos hasta por encima de su monte de venus, subiendo la mirada de vez en cuando porque está disfrutando ver a Jihyo hacer todo lo posible por no desobederla. Momo está regocijando ante este nuevo poder.

Cuando Momo baja un poco más, las piernas de Jihyo tiemblan inconscientemente y eso hace que la japonesa haga mucho más enfásis en su clítoris. Jihyo tiene una mano sobre su boca y la otra empuñando las sabánas ante las maravillas que hace su novia.

La menor está viendo estrellas, tan ensimismada en su propio placer que no se da cuenta cuando un suspiro se convierte en un jadeo y el jadeo termina siendo un gemido agudo pero bajito.
Tan bajo que de no estar prestando atención, Momo lo hubiese pasado por alto.

No es el caso, por lo que deja de hacer todo lo que hacía y palmea suave el muslo de la menor, observando atentemente como su rostro pasa de placer a impresión.

—No. No, no, Momo...—Ruega, pero su novia ya está tomando sus muslos para darle vuelta.—¡Momo, fue un accidente, lo siento!

—En cuatro, corazón.—Demanda y Jihyo quiere hacer una rabieta y obligarle a Momo para que termine lo que estaba haciendo.—No me hagas moverte.

La menor se siente intrigada y no se mueve. De hecho, hasta cruza sus brazos.

La rabia baila en los ojos de la japonesa que voltea a Jihyo fácilmente y sin delicadeza y la coloca como quiere.

—Pensé que serías más obediente, Ji.—La primera nalgada suena, y Jihyo muy a penas susurra el número uno entre su neblina lujuriosa.—Pero resulta que eres una pequeña puta desesperada.—Susurró.

La mano de Momo impacta y Jihyo gime en un círculo vicioso que no para hasta que la castaña murmura el número diez, derrumbándose entre las almohadas.

Está agotada, pero Momo aún no explota y está dispuesta a tentarla un poco más para que lo haga.

Momo se levanta a buscar un juguete en especial, no sin antes avisarle a Jihyo que ya venía. El strap–on nunca ha sido utilizado por Momo, al menos no para ser la que daba en lugar de recibir.

Jihyo siente algo ligeramente frío esparcirse en su tibio centro, seguido de un material que conoce muy bien.
No pone objeciones, y sólo se acomoda para que su novia le otorgue una de las mejores noches de su vida.

Hirai mueve sus caderas hacia adelante cuidando de no lastimar a Jihyo, y mira
con interés como el juguete entra y sale, con la base texturizada del mismo estimulándola cuando se hunde por completo en Jihyo.

—Ugh. ¿Eso es todo, Mo? Me voy a dormir aquí...

Momo aprieta la mandíbula antes de aumentar la rapidez de sus estocadas ahora con una mano en el cabello de la menor, quien sonríe porque finalmente Momo le está dando lo que no sabía que necesitaba.

—Eres una puta, Ji.—Murmura al oído de la menor.—Te estoy dando como a una puta y todo lo que puedes hacer es gemir como una. Deberías estar avergonzada.

El gemido que sale de los labios coreanos es más que respuesta suficiente para la mayor, quien no pierde el ritmo ni una sola vez.—Yo... Yo- yo no... Mo—Está balbuceando y Momo no puede evitar halar su cabello de nuevo.

—Te ves patética Jihyo. ¿Es esto lo que querías?—Le pregunta, aun sabiendo que Jihyo no está en facultades de responder.—¿Que te cogiera como a una puta barata? ¿Que te hiciera mi pequeña puta?—Jihyo balbucea algo y Momo sabe que está cerca del orgasmo por la resistencia al juguete pero ella quiere que le conteste.—¡Responde, carajo!

—¡Sí, sí sí!—La castaña no sabe que sentir, su cuero cabelludo arde un poco por la tensión en su cabello, los muslos de Momo sólo aumentan el calor en su abrasado culo y el strap-on tiene algunos minutos golpeando su punto G. Aún así, Jihyo no se va a correr.—Sí, Mo. ¿Me dejas correrme? Dejáme correrme, por favor. Te lo pido, Mo... Por favor.—Terminó en un susurro.

Su característica sonrisa de lado aparece cuando escucha a Jihyo rogar y cuando aumenta la fuerza de la estocadas, Jihyo llega a su ansiado orgasmo con un grito que raspa su garganta.

—Corazón. ¿Estás bien?—Momo respira a bocanadas, sintiendo por primera vez el cosquilleo en sus abdominales por aquel esfuerzo y se despega lentamente de Jihyo, retirando el juguete de sus caderas y llevándolo al baño tan rápido como sus piernas le permiten luego de que Jihyo asiente.

Pasa por la cocina por un vaso con agua y regresa a su habitación, colocando el vaso sobre la mesita de noche y tocando suavemente a su novia que aún yacía boca abajo.—Te traje agua.

Momo vuelve a girar a Jihyo para entregarle el vaso y lo pasa en segundos, posandolo en su propia mesa de noche.
La mayor se mete a la cama, abrazando a Jihyo por la espalda  y cerrando sus ojos.

—¿Sabes que todo eso que dije no lo siento de verdad, cierto, Hyo?—Susurró, pasando su mano por el largo cabello castaño de Jihyo.—Te amo, y jamás usaría esas palabras para referirme a ti fuera de este pequeño juego.

Jihyo alcanza la mano que peina su cabello y la entrelaza con la suya y se voltea por fin para mirar a su novia a los ojos.—Lo sé, Mo. Te amo y gracias por esta noche, creo que lo necesitaba.—Suelta una risita tonta y se mete en la coyuntura entre el hombro y cuello de Momo. Para luego comenzar ambas a bailar entre el polvo de los sueños.

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5mentarios pq estuvo potente.

—A.
cuídense¡! 💖














DIRRTY | SAMOHYO AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora