Minatozaki Sana desde su niñez ha sido curiosa, sintiéndose intrigada por la conducta del ser humano a temprana edad.
Siempre se cuestionó el porqué algunas personas eran parecidas a ella y otras eran más retraídas.
¿Cuál era la razón tras las bromas que consideraba para nada graciosas pero sus compañeros varones encontraban hilarantes?
Así que una vez terminó la preparatoria, Sana se inscribió a la facultad de Psicología y Ánalisis conductual de la Universidad de Osaka y a mitad de su tercer año, ciertas universidades de Japón hicieron un convenio para que los estudiantes más destacados terminaran sus estudios en Corea del Sur y Estados Unidos.
Embarcándose en un viaje del que no se podría arrepentir.
Y la verdad es que no lo hizo, su compañera de cuarto durante todo el convenio fue Myoui Mina, que venía de la universidad de Kōbe y estaba estudiando Urbanismo.
Así terminó en este mismo instante, repasando las notas de su caso más reciente.
El caso Hirai-Park.
Lo que hacía interesante al caso Hirai Park a diferencia de otras parejas, era que ellas estaban teniendo sexo. Sólo que el sexo que tenían no les estaba satisfaciendo.
Por lo general, la gente iba a Sana para salvar su relación, rota a partir de problemas de confianza, aburrimiento, y en el peor y más hipócrita de los casos, infidelidad. Con la excusa y esperanza de que el sexo solucionaría todo.
Sana sabía de primera mano que no era así, pues cuando encontró a su novia bajo las sabánas con otra persona, ni siquiera el mejor orgasmo o el más tierno beso pudo arreglar las profundas grietas que su corazón exhibía.
En cambio, la señorita Hirai y la señorita Park se veían con el mismo cariño en partes iguales. No desviaban la mirada en desinterés. Y si llegaban a sentir celos, pasaban el trago amargo y con mandíbulas tensadas lo hablaban en la cara de la otra.
Pero Sana... Sana sabía que había algo que se guardaba.
No sabía con exactitud cuál de las dos lo hacía o si eran ambas, pero existía un magnetismo envolvente que vió en la pareja el día de su primera sesión.Momo era más dinámica, menos extrovertida que Jihyo pero más abierta. Dispuesta a dejarse llevar por la espontaneidad.
Jihyo, a pesar de ser la que tomaba el liderazgo en situaciones inquietantes, era mucho más tímida respecto a sus deseos y mediática. Le gustaba seguir las reglas.
Sin embargo, ambas convivían en una simbiosis que les permitía funcionar como engranajes en un reloj.
Park hacía que Hirai sentara cabeza y Hirai lograba que Jihyo se desinhibiera de la rigidez.
Eran enigmáticas.
Aunque Sana no lo quisiera admitir, por la ética y su estabilidad mental, sabía que estaba atraída a aquel dúo.
Por las noches, se preguntaba si Jihyo estaría dispuesta a ceder el control, a ser restringida de su visión y entregar todo el control a un ser superior.
Se preguntaba si Momo quisiera tomar el papel del ser superior.
Se preguntaba si ella misma podría ser la reina en aquel tablero de ajedrez o la mano hábil de un jugador neurótico.
Algo era claro, las deseaba.
Pero terminaba llegando a la misma conclusión, ella era su terapeuta y Sana no podría conocerlas más allá de aquellas cuatro paredes. Bastante irónico si consideraba que le estaban contando su vida sexual.
Al siguiente día, Minatozaki Sana toma su camisa Ralph Lauren y sacude sus pensamientos con el polvo imaginario que quita con la palma de su mano para comenzar a alistarse.
Una vez Sana estuvo vestida con su impecable sentido de la moda, tomó la las llaves de su auto y condujo a toda marcha hasta su restaurante favorito para esperar a Mina.
Pidió un té helado de entrada junto a unas galletas, viendo en su reloj que había llegado un poco más tarde de lo que esperaba, así que se relajó mientras veía algunos atuendos en Pinterest.
¿Qué? Sana tendría sentido de la moda pero a veces su creatividad se veía en declive muchachos.
Cuando Sana tuvo la idea de escribirle a Mina un mensaje de texto, justo una llamada entró a su celular.
—¡Hola, cariño!—Saludó la mayor entre las dos efusivamente, una mezcla de japonés e inglés en su voz, sacando a la luz su chiste interno haciendo reír a Mina.
—Hola, dulzura. ¿Cómo estás?—Respondió de la misma manera su ex-compañera de cuarto y mejor amiga.
—Bastante bien, Mina, aunque esperando por ti. ¿Pasó algo? ¿Necesitas que te busque?—Preguntó, oyendo a la contraria suspirar del otro lado de la línea.—¿Minari?
Mina rodó los ojos por la impotencia que sentía. El único día donde podía ver a Sana sin apuros estaba arruinado.—Un arquitecto decidió que cambiar algo de los planos era una gran idea por sí solo y me acaba de llamar el jefe de obra al borde de un colapso porque varias áreas no están viendo su mejor día.
—Vaya, eso es mucho... lenguaje urbanista.—Sonrió Sana sorbiendo su té.
—Lo sé, lo siento.—Mina volvió a suspirar.—No creo que pueda lograr ir, Sana-chan. ¡Pero te prometo que lo compensaré!
Ahora fue el turno de Sana para reír.—Está bien Minari, no te preocupes y ve a salvar el día. Te amo, nos vemos.
—¡Te amo, adiós!
Bueno, ahí iba su tarde-noche. Tras pagar su cuenta, la psicóloga volvió a entrar en Volkswagen Cabriolet para ir a un buen bar que estaba cerca. Y del que Mina casualmente había supervisado la restauración.
Al menos la acompañaría en espíritu esta noche, huh.
『• • • ✎ • • •』
⌗ ⌇ UUUUUY, casi me paso el día de actualización gente.
⌗ ⌇ ya vemos que es lo que piensa sana de las tórtolas aquellas y tal vez en el próximo capítulo veremos que es lo que piensa cada una de Sana.
por último, como aclaración, aquí ya llevan un poco más de tiempo yendo a las sesiones.disculpen por cualquier error :]
cuídense¡! ꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡
—A.
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DIRRTY | SAMOHYO AU.
Fiksi Penggemar━❝Puede que sea un poco... sucio. Donde Park Jihyo y Hirai Momo sienten que la llama de su relación está a punto de extinguirse y terminan acudiendo a una terapeuta algo especial.❞ '*:;,.★ ⌒ ☆・:.,;* ⌗ ⌇ contenido explícito. ⌗ ⌇ historia corta