décima tercera sesión. extraoficial

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Momo se despegó con un ¡Pop! húmedo seguido de Sana y su mano. Si bien Sana quiso dejar que Momo limpiara sus dedos con su habilidosa lengua, ella quería probar a la jadeante mujer contra su pecho.

Lamió aquellos dos falanges como si su vida dependiera de ello, atenta a la vista de la otra japonesa que no dejaba de observarla. Luego de aquello  Jihyo se deslizó hasta el colchón para tomar aire, sin perder de vista a las mujeres que estaban a su lado.

Sana mordió los marcados muslos de la pelinegra tumbada, subiendo su vestido a su cintura para tener un margen de trabajo más espacioso. Sonrió con sorna al ver las empapadas bragas de Momo y hundió sus manos bajo la pretina para sacarlas del camino.

Las piernas de Momo tenían pequeños espasmos ante los roces indiscretos de la terapeuta y su labio inferior estaba rojo e hinchado por sus actividades anteriores.

—¿Debería tocar a Momo, Jihyo?—Cuestionó, sacando a la coreana de su neblina.

—¿Mm?

—Que si debería tocar a Momo.—Repitió, mientras su mano acariciaba el trabajado abdomen de la apenas mayor—¿Debería darle un orgasmo? ¿Crees que lo merece?

—Jihyo...—La voz de Momo salió estrangulada, como si alguna fuerza mayor le impidiese hablar o actuar con claridad.

La coreana meditó y luego asintió.—Sí, hazlo.

Sana no necesita más.

Le sostenía la mirada a la mayor, quien no podía hacer nada para ocultar su excitación o lo rojo de sus mejillas cuando la húmeda y escurridiza lengua de Sana se paseó por la cara interna de sus muslos, téntandola.

Gemidos ahogados se escaparon de su boca, casi quejándose porque todo latía y todo estaba hinchado y Sana no quería meterle la maldita lengua.

—¡Métela y ya!—Se quejó.

Sana sonrió—Como ordenes, princesa.

El músculo comenzó a lamer el húmedo centro de la japonesa, sin darle descanso a su clítoris. ¿Momo se quería correr? Pues Sana no pensaba parar por nada del mundo. Un dedo se unió a la faena, provocando el primer de muchos gemidos altos que despertaron algo en la coreana que hasta hace unos segundos yacía a su lado.

La boca de Jihyo mordía las cláviculas de la japonesa pelinegra sin importarle mucho las marcas o dolor alguno que causase. Claro que a juzgar por el flequillo de Momo pegado a su frente con sudor y los jadeos, a ella tampoco le importaban mucho.

Los dedos de Sana trabajaban, de hecho, sin descanso. Cuando Momo pensaba que iban a tocar el mismo lugar, la otra doctora conseguía la manera de desatar reacciones inéditas en sí.

La boca de Sana entonces se separó de entre sus piernas y subió a susurrarle al oído.

Su mano libre subió su flequillo y susurró.—¿Debería dejar que tengas un orgasmo, Momo? ¿Crees que lo mereces?—La otra japonesa asintió con frenesí y sus paredes apretaron a Sana.—Bien.

Jihyo sacó su cabeza del cuello de la mayor para ver la escena ante ella.

Momo, con las manos encima de la almohada arrugando las sábanas. Sana, fuera de sí, con su usualmente peinado cabello desordenado y los senos casi fuera de su vestido. Postrada sobre Momo como una pantera a punto de atacar.

Podría tener otro orgasmo sólo con ello. Pero el centro de atención en ese momento es Momo y prefiere que se quede así.

—Ay, cariño. ¿Te gusta que Sana tome el control?—Cuestiona Jihyo en voz alta, su tono condescendiente. Momo vuelve a sonrojarse y gime también, cada vez está mas cerca.—No me sorprendería...

Jihyo sigue hablándole sucio pero su cabeza ya estaba dando vueltas, solo puede escuchar sus jadeos y los pecaminosos sonidos que la lengua y dedos de Sana producen cuando impactan contra su vagina.

—Corréte, Mo.—Ordena Sana. Y enseguida Jihyo también lo hace.

—Córrete para nosotras.

Con un grito que raspa su garganta al salir, Hirai Momo pierde el norte una vez más.

Sana coge con la estamina de un semental, sí. Aquello no evita que su placer sea explotado a costa de la mera vista de dos íncreibles muejres jadeando todo a causa de ella. Se tumbó entre Momo y Jihyo, suspirando feliz.

—¿Una ducha?—Ofrece Momo.

Sana y Jihyo ríen y aceptan la oferta, aunque ningunade las tres hace el amago de levantarse.

Quedarse así un rato no le haría daño a nadie.

'*:;,.★ ⌒ ☆・:.,;*

HOLA, DISCULPEN DE VERDAD GENTE BONITA, tanto la tardanza como cualquier error.
Aquí está por fin el capítulo "final". Con final quiero decir que se da cierre a este arco, pero tengo en mente seguir publicando extras, tanto pecaminosos como muy domésticos (⁠人⁠ ⁠•͈⁠ᴗ⁠•͈⁠).

Sin embargo, estos no tendrían orden cronológico ni tampoco serían publicados regularmente.

Espero que hayan disfrutado este viaje tanto como yo. Estoy bastante agradecida con todo el apoyo.

GRACIAS TOTALES A MIS BESTIES (una de ellas lee esto, tqm madre.) POR DARME FUERZA Y VOLUNTAD PARA PUBLICAR Y DARME IDEAS Y TODA VAINA.

y bueno, chau (⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠)

—A.


DIRRTY | SAMOHYO AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora