Un cuadro de cliché con pinceladas creativas

Capítulo 4: Naah, bromitaa

P.O.V Lana:

Al día siguiente me levanté, extrañada por no haber tenido pesadillas. Miré a mi alrededor, confundida, y después sonreí de verdad. Sonreí de felicidad y euforia, después de tanto tiempo.

Encendí mi móvil y miré la hora; aún faltaban 30 minutos para que tuviese que bajar a desayunar, pero sabía que no podría dormirme de nuevo, así que me entreuve mirando Tik Tok, hasta que recibí un mensaje de Ara, y, debajo de su contacto vi un número desconocido.Uy, me había olvidado de registrar a Aymara. Abrí su número y la añadí con una risita. Después, miré el mensaje de Ara.

Ara:

Oye, tienes algo??

Recuerda la reunión

Ah, buenos días

Buenos días!!!

Sí, algo tengo

Lo recuerdo, tranqui

Después, bajé a desayunar y fui al colegio.

A las 5 de la tarde estaba puntualísima en la puerta de la clase, con las notas del móvil abiertas por una titulada:

REUNIÓN DELEGADOS 10/9:

Y un papel en la mano con las ideas que había apuntado para la reunión.

Y justo un minuto después apareció Ara, secundada por Marcos y Aymara, que iba más atrás.

–¡Hola! –dijo la joven pelinegra.

–Hola –contesté, sonriendo.

Y, de inmediato, mis ojos volaron hacia su mejor amiga, a la que le presté toda la atención. No sabía por qué, pero era como si esa chica atrajese magnéticamente mi mirada. Vi con el rabillo del ojoa Marcos desearle suerte a su novia, y observé aún más atentamente a la joven castaña, que los observabacon algo de rabia; yo sonreí malvadamente.

–Cállate –me espetó.

–¿Yooo? ¡Pero si no he dicho nada! –me hice la ofendida, para luego añadir con burla– ¡Sálveme Dios de tal cosa!

–Pues no sé si lo hará, porque seguro que no le apetece gastar tanto tiempo.

–Bah, tiene toda la eternidad, seguro que un rato saca.

–Pues no sé, ¿eh? Estos dioses son muy egoístas y ratas –contestó ella, desafiándome con la mirada. Pobrecitaa, pensaba que ya no tendría réplica para ella; yo no perdía nunca algo así.

–¿Más que tú? Pues eso es complicado, ¿eh?

Me lanzó una mirada incendiaria, seguramente porque se había quedado sin argumentos y miró a otra parte (cuidadosamente alejada también de la parejita). Reí interiormente.

Después, cuando Ara de "desocupó", me dispuse a seguir a la subdelegada, pero esta se entretuvo un poco más con Aymara.

–Hey, me voy. No me esperes luego, ¿vale? Seguramente acabe tarde –la vi sonreírle y su mejor amiga le devolvió la sonrisa con cara de adoración. Vaya una enamorada boba.

Abrí el móvil mientras seguía (POR FIN) a Ara y escribí un mensaje:

Esas caras de adoración que le echas a Ara me empiezan a irritar

Luego, apagué el smartphone y me fijé en el camino al lugar de la reunión. Allí me presentaron al delegado y al subdelegado del A, Mateo y Elías, respectivamente; y al delegado de C, Jade, junto a la subdelegada, Claudia. Todos muy amables y aparentemente trabajadores.