CAPÍTULO 2

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¡Hola! ¿Cómo están? Espero que súper bien.

¡Por el altísimo! Estuve muy muy perdida y lo siento por eso, era verano, estaba disfrutando al máximo y ahora el inicio de curso nuevo pero aquí me tenéis de nuevo.

Se os extrañaba

~Leticia Esquivel

Morgan Dankwoth

—¡Morgan Blair Dankwoth Grey!

Me despierto sobresaltada tras ese grito, la cabeza me duele muchísimo, está a punto de explotarme. No recuerdo apenas lo que pasó anoche, tengo escenas borrosas que no llego a aclarar pero otras que sí.

El grito de Kate fue lo que me despertó, me quedé en su casa a dormir, no sé a qué hora llegamos, pero eso es lo que menos importa en este momento.

—¿Que...? —pregunté alargando la letra "e"

—Mira... —me enseña el móvil e intento mirarlo a pesar de que mis ojos no se me abren por el sueño.

Mis ojos se abren de golpe por lo que veo.

No puede ser.

Es un vídeo mío navegando por las redes sociales, salgo bailando en una tarima en la discoteca, es un baile bastante sexy, me había quitado el vestido revelando mi lencería de encaje. Qué vergüenza ¿esa soy yo?

—Ay no, qué vergüenza —me tapé la cara con las manos.

—Mira el lado positivo, eres famosa. Tienes más de diez mil me gustas.

—¡Me conoce todo el mundo!

—Y más, esto sube por minuto —rie.

—No ayudas —me destape con la manta que tenía y me levanté —Ahora no quiero salir.

—¿Desde cuando eres así? Tú nunca te escondes ahora sal y enfréntalo.

—Ahora voy a ducharme, ¿puedo ducharme? Por supuesto —contesté por ella. —Y te dije que no era buena idea que bebiera.

—Ya lo veo —rio y le di una mala mirada por encima del hombro y río más.

(...)

Esta tarde hemos venido al bar de la familia de Tom para tomarnos un buen café después de la resaca.

Estoy bebiendo de mi café cuando Kate me dice que ahora viene porque va a hablar con su suegra y asiento.

—Hola —dice una voz segundos después de que Kate se vaya.

Me di la vuelta para ver quien me habló y veo un chico joven, alto y es el chico de ayer el barman de la discoteca.

—Hola —respondí.

—Así que eres famosa, no lo sabía.

—Si hablas por el vídeo será mejor que no me hables sobre eso.

—Está bien, perdón, pero al fin te encontré, ayer no me diste tu número.

—No me lo pediste.

—Pero ahora sí.

—¿Se puede saber para que lo quieres?

—Una mujer como tú, no puedo dejarla escapar dos veces.

—¿Dónde te lo apunto?

Me tendió su móvil y se lo apunté ahí.

—Hola —aparece Kate.

—Hola —la saluda Dan.

Destinados a la misión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora