4.- Complemento Perfecto

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29 de septiembre
Café literario "La casa del guacamayo", galerías comerciales,
Ciudad Puerto.

La muchacha dio un sorbo a la bebida helada que tenía entre las manos, impaciente por la espera, y seducida ante el dulce aroma a chocolate y crema que emanaba. Mientras lo saboreaba, volvió la mirada a las amplias ventanas que ofrecía la cafetería, escrutando entre los transeúntes a algún muchacho de estatura promedio, cabello revuelto y tes morena. Aquella característica le facilitaba bastante la búsqueda, pues difícilmente alguien tenía un color de piel igual o más oscuro que el suyo.

De una de las esquinas de la calle ─la contraria a la que solía tomar─, apareció el rostro que anhelaba con el ceño fruncido, y la mirada perdida en algún pensamiento.

Alice le hizo una seña con la mano cuando Roan ingresó al local, y mientras él se acercaba, se armó de paciencia para enfrentar su molestia. Estaba casi convencida de que habían resuelto los conflictos que los distanciaban la semana anterior, pero por su expresión, pudo advertir que se equivocaba.

─Hola, cariño ─exclamó ella, saltando a darle un cálido beso.

─Lamento la demora, preciosa ─contestó Roan, esquivando la mirada.

─No te preocupes, pero tuve que pedir antes ─explicó, levantando la bebida que tenía entre las manos─. Me estaban viendo raro por estar aquí sentada sin comprar.

─No pasa nada.

Alice se obligó a mantener la sonrisa, observando cuidadosamente el rostro de su novio, que no parecía notar lo cortante de su tono, ni el estudio al que lo estaba sometiendo.

Roan tomó algunas servilletas del dispensador que había sobre la mesa, y se inclinó para restregar la parte baja de sus pantalones, que parecían haber sido manchados con algún líquido recientemente.

─¿Qué pasó?

─Me cayó algo cuando fui a ver a James ─gruñó el muchacho.

Alice se sintió súbitamente aliviada ante aquella declaración, pues muy probablemente, era el gaga la causa de su molestia, y no sus problemas con ella. También sintió una punzada de curiosidad, porque no recordaba que su novio hubiera mencionado algún motivo en concreto para visitar al otro chico; y un poco de preocupación debido al lugar que, probablemente, su novio había visitado.

─¿Fuiste a ese barrio delictual? ─susurró, incapaz de contenerse.

─No, no... Fui a verlo a su trabajo.

─Ah... ¿Sigue en el restaurant? Felicítalo de mi parte. Creí que no duraría demasiado tiempo ─repuso Alice, pero de inmediato se dio cuenta que eso podría incitar un nuevo desacuerdo entre ambos, por lo que agregó:─. Deberíamos pasar a comer ahí más tarde.

Roan se negó, volviendo a erguirse, y de algún modo pareció ligeramente más molesto que antes. La rubia no lamentó aquello, pues le otorgaba permiso para dejar de fingir interés por James.

Mientras él se acercó a la caja para pedir su propia bebida, la chica saboreó la probabilidad de tener un agradable día juntos, y que este compensara un poco las tormentosas últimas semanas de su relación.

Cuando salieron de la cafetería el muchacho ya se mostraba mucho más relajado, e incluso aceptó sin reprochar pasearse por algunas de las galerías comerciales que se escondían en los edificios del centro. Alice se entretuvo en los escaparates de algunas tiendas, y durante casi diez minutos, se probó distintos sombreros y diademas ridículas de una tienda de bromas para sacar carcajadas a su novio.

El plan de Alice era guiar despreocupadamente a Roan hasta la librería en donde habían hablado por primera vez, pero debido a la insistencia del chico, se detuvieron a descansar bajo la sombra de un árbol en una agradable plazoleta, y fue en ese momento que mencionó un tema que Alice había intentado evitar:

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