II

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El día llegó. Haru no podía contener sus nervios, aunque llevara preparándose para este momento casi una semana.

-Ya están aquí. Ahora suben.

Su corazón le dio un pequeño vuelco. Estaba sudando a chorros y lo único que podía hacer a estas alturas era rezar por que no oliera a un puberto de 13 años recién salido de clase de Educación Física.

-Buenos días. Encantado.

Era él. Fue a saludar a su padre con una sonrisa encantadora y carismática, como la que había visto en televisión. En cierto momento le dirigió una mirada desinteresada pero en seguida volvió a mirar a su padre. Parecía como si estuviera mucho más interesado en presentarse a su padre que en ella.

-Gracias por invitarnos.

-Oh, no, gracias a vosotros por aceptar la propuesta.

-¿De casualidad no podré utilizar su baño?

-Oh chico, sin ningún problema, está a la izquierda del pasillo.

-Muchas gracias.

Pasó al lado de Haru, pero no dijo nada. Se limitó a sonreírle y hacer una pequeña reverencia mientras pasaba. Haru se sintió un poco decepcionada, como era de esperar. Su padre continuó hablando con aquel señor, ignorando su existencia, como era habitual, hasta que Akechi volvió.

-¿Por qué no vais a la habitación de mi hija a charlar un rato y conoceros? Nosotros tenemos que hablar de algunos asuntos.

-Está bien.

Volvió a sonreír de aquella manera y esperó a que Haru lo escoltara hacia allí.

-Esta es sin duda una casa enorme. No me sorprendería si me dijeras que perteneces a la aristocracia jajajaja -comentó mientras entraba a su habitación-. El lugar donde vivo, por el contrario, es pequeño y solitario.

-Que sea más grande no significa que no sea igual de solitario -dijo para sí misma.

Definitivamente lo escuchó, pero decidió ignorarlo. Sin embargo, ese comentario borró la sonrisa de su rostro y se tornó en una expresión más agria.

-No me equivoco al deducir que sabes perfectamente por qué estamos aquí, ¿verdad?

-No. Padre ya me lo ha contado.

-Es un alivio entonces. Eso ahorrará que tenga que explicártelo, así que vayamos al grano.

-¿A qué te refieres?

-Ambos sabemos perfectamente que solo somos una moneda de cambio en sus negocios. A tu padre le venía bien tener contactos en la policía y política, aparte de un esposo para su hija; y a Shido el dinero y los amigos que tu padre podía ofrecerle, no tiene más misterio.

Haru se quedó pensando en el término «moneda de cambio».

-Ambos estamos obligados a esto. Pero no hace falta hacer lo que ellos quieren. Solo hay que hacer que piensen que estamos haciendo lo que ellos quieren, si entiendes por dónde voy.

-Creo que sí...

-El trato dice que viviré aquí a partir de ahora. Compartiremos habitación, lo cual puede resultar un tanto incómodo, sobre todo dado que yo nunca he dormido en la misma cama que otra persona... Pero supongo que podré soportarlo.

Parecía que el detective estaba pensando en voz alta más que teniendo una conversación.

-Y por otra parte, puesto que somos estudiantes y, además, yo trabajo, solo estaré aquí a partir de las ocho de la tarde. Aparte de los domingos y festivos, claro está. Ambos llevaremos las mismas vidas que antes, solo que habrá que añadir algunos cambios. Por supuesto, ni tu padre ni Shido pueden enterarse de que este matrimonio es una farsa, ¿está entendido? Tú también estás completamente de acuerdo, ¿no?

-Eh, sí... Claro.

-Ah... -volvió a sonreír-. Genial, entonces. Ay, perdón si ha resultado muy maleducado que te haya soltado ese rollo sin siquiera presentarme, aunque deduzco que ya me conoces.

-Sí, eres el detective que sale en la tele, ¿no?

-Efectivamente. No serás una fan o una hater mía, ¿verdad? Eso podría complicar las cosas un poco...

-No, para nada. La verdad es que no tengo una opinión realmente sobre el tema... Sobre Los Ladrones Fantasma, quiero decir.

-Ah... No sabes el alivio que es escuchar eso. Sabes, la gente en internet o bien está obsesionada conmigo o bien quieren saber dónde vivo para esperarme en la puerta de mi casa. Creo que no son conscientes que no soy más que un adolescente más, que va a la escuela.

-En realidad... Creo que te entiendo un poco. En la escuela me tratan muy distinto por ser la hija de Okumura también. De hecho, apenas me hablan por ello. Creo que se piensan que estoy en un planeta aparte o algo así...

-¿Sí, verdad? Ajajaja, me alegro que tú también lo comprendas. A veces deseo que vivieran un día de mi vida para que vieran que no hago nada más aparte de trabajar y seguir las órdenes de mis jefes.

Haru se rio. Era una sensación muy agradable poder hablar con alguien de su edad. No era algo habitual en su vida, y haber encontrado a una persona que, aunque fuera ligeramente, entendiese cómo era vivir una vida como la suya. Aquel chico... Podría ser el único que realmente estaba a su lado; estaban juntos en esto. Nada podía hacerle más feliz.

-Es bueno tenerte aquí a partir de ahora. La casa dejará de estar tan solitaria.

-Bueno, ya te avisé de que trabajo mucho.

-¡Eso no importa! Desde luego que será mucho más agradable que estar sola con mi padre, y a lo mejor las cenas no volverán a ser tan silenciosas.

-No esperes tampoco mucho de mí, jajaja.

-Y... ¿Cuándo te mudarás?

-Ah bueno, supongo que en cuanto antes. No creo que tarde más de un par de semanas.

-Tengo ganas de que llegue el día.

-¿Ah, sí?

Akechi se movió por la habitación como si la conversación le estuviera empezando a incomodar y estuviera buscando otra cosa de la que hablar.

-Te gustan las plantas.

-Se nota mucho, ¿verdad? Me costó mucho convencer a Padre de que me dejara tener tantas plantas en mi habitación.

-Vaya, yo no soy capaz de cuidar ni de un cactus. Aunque tampoco es que tenga demasiado tiempo para la jardinería...

-¿En serio? -preguntó, con una sorpresa genuina-. En realidad, no es difícil. Solo debes aprender las cosas básicas. Si quieres, podría enseñarte a cuidar de ellas una vez vengas.

-Estaría bien.

-Haru.

Su padre se asomó por la puerta.

-Ya se van.

-Ha sido un placer. Nos veremos en unas semanas.

-Igualmente.

Haru se quedó en su habitación mientras Akechi y su padre se dirigían a la entrada, pensando en la conversación que tuvo con él.

[𝐏𝟓𝐑] Matrimonio de conveniencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora