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Haru suspiró. Hacía unas horas le había llegado la noticia de que Sugimura había desaparecido. Era un suspiro de alivio. Aunque en el fondo le preocupaba un poco qué le podría haber pasado, lo más probable es que hubiera cogido el dinero que su padre le ofreció a su familia por casarse con ella y hubiera huído del país, aunque esas manchas de sangre que encontraron en su casa eran ciertamente extrañas. Pero Haru no quería pensar demasiado en ello. Parecía como si hubiera venido un salvador, apenas unas semanas antes de la boda, y le hubiera dado otra oportunidad.

Por otra parte, su padre llevaba toda la mañana recibiendo llamadas de teléfono y ella se temía lo peor.

-Me parece un trato de lo más razonable, pero, ¿no crees que él es un poco... Desviado?

...

-Ajá. Tienes razón, ambos salimos ganando. Además, estoy seguro de que esta vez mi hija aceptará sin rechistar.

Efectivamente. Estaba hablando con otro de esos amigos políticos suyos para, básicamente, venderla. Haru se deprimió; pensaba haberse librado de un gilipollas y ahora podría tener que enfrentarse a un gilipollas elevado al cuadrado, o a un loco psicótico, una nunca sabe con quién te vas a encontrar y aunque pienses que has tocado fondo, luego te enteras de que de hecho debajo de ti había un abismo sin fondo.
Tomó uno de sus libros que contaban una historia de romance victoriano y continuó por donde lo había dejado. Ojalá su vida fuera como la de las protagonistas de esos libros, era lo único que podía hacer que se olvidara del mundo real.

-Haru.

Ya estaba su padre llamándola. Para darle la gran noticia, aunque ya supera perfectamente de qué se trataba. Transformó su cara de tristeza en una sonrisa falsa y se acercó a él.

-¿Qué ocurre, padre?

-Tengo buenas noticias.

-¿Ah sí...? ¿De qué se trata?

-He encontrado un nuevo candidato para tu matrimonio, y esta vez es mucho mejor que el anterior. Ese Sugimura probablemente huyó porque se arrepintió en el último momento. Afortunadamente este chico es muy obediente y hace todo lo que su padre le dice, así que no cometeremos el mismo error.

-Ah... Ya veo.

-¿No tienes ganas de saber quién es?

-Sí, perdón, padre, es que aún sigo en shock por lo de Sugimura. Ha sido muy repentino.

-Comprendo... Bueno, seguro que le conoces. Al parecer es muy popular entre las chicas de vuestra edad. Es ese chico tan afeminado que sale de vez en cuando en la tele...

-¿Akechi? ¿Akechi... Goro?

-Oh, ya veo que sí que lo conoces. Es cierto que no me agrada demasiado que un hombre sea muy amanerado y prefiero que mi hija se case con un hombre hecho y derecho con los pantalones bien puestos, pero es el hijo de un político en alza y me viene muy bien su apoyo.

-Pero... ¿A él le gustan... Ya sabes, las mujeres?

-Ya le gustarán. El trato está hecho, no hay vuelta atrás. Vendrá la semana que viene para que os presentéis.

-¿¡Tan pronto!?

-Sí. ¿Qué pasa, es que tienes que prepararte bien? Jojojo, sabía yo que este te iba a gustar. Bueno, me voy a trabajar al despacho.

Y con eso, se fue. Sin decir ni una palabra más. Haru ahora sí estaba en shock de verdad. Conocía a Akechi, bastante bien, además. Solía ver la tele cuando lo entrevistaban. Tampoco se consideraba una fan suya, pero desde luego era mejor que aquel Sugimura. Después de todo, era muy educado e inteligente, y debía admitir que un tanto atractivo también. A lo mejor el hecho de que fuera una celebridad tan conocida podría afectar en su vida de alguna manera pero... Tampoco era tan diferente de ser la hija del CEO de una de las multinacionales japonesas más conocidas. Sí es cierto que se había ganado una ola de haters por criticar a Los Ladrones Fantasma, pero la posición de Haru era más bien neutral, y los argumentos de Akechi eran convincentes y totalmente posibles.

Sin darse cuenta, empezó a fantasear sobre la idea. A lo mejor no era tan malo casarse ahora. ¿Y si en realidad era el principio de un bonito romance? Parecía como si el destino hubiera decidido que esto ocurriera...

[𝐏𝟓𝐑] Matrimonio de conveniencia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora