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Esa semana había iniciado el entrenamiento junto al resto del equipo, el recinto deportivo tenía vida desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde cada día, la temporada estaba a la vuelta de la esquina y cada uno quería demostrar su talento, Seungmin era uno de ellos.

Un joven que por primera vez en mucho tiempo se sentía cómodo en el lugar, sus compañeros era competitivos y esforzados, pero divertidos con buenos temas de conversación, el entrenador transmitía confianza y los médicos del equipo le apoyaban. A Seungmin le gustaba Jeonbuk.

Te gusta especialmente el dueño de Jeonbuk.

Eso era tema aparte, MUY alejado de lo que era su día a día por una semana, y es que trató de evitarlo siempre que lo veía caminar a lo lejos. Lo que había pasado esa noche en la oficina del mayor quedaba en esa habitación, los dos habían planeado que fue cosa de una vez, que Seungmin quisiera...quisiera repetir a Hyunjin no le debía involucrar, él mismo debía solucionar su problemita de atracción con el mayor. Solo le daría vergüenza aparecer frente a Hyunjin y delatarse con ese lenguaje corporal necesitado, porque Seungmin sabía que su mirada cuando se dirigía a Hyunjin decía todo, era como un libro abierto.

Dios, había sido la mejor jodida de su vida.

Y es que nunca se dio la confianza ni el tiempo con algún compañero sexual para que durara tanto tiempo, siempre fue del tipo precavido que se acostaba con alguien desconocido cada cierto meses y llegó desaparecía en segundos, los lugares perfectos para hacerlo eran en los pubs del centro de Seúl. Esta vez fue diferente, esta vez Hyunjin le ayudó a llegar buscando el placer de ambos, lo había tratado bien.

Seungmin se sonrojó, para cualquiera lo que hicieron esa vez no sería definido como "tratarse bien", se habían empujado y besado con fuerza, a penas se desvistieron. Hyunjin no suave a la hora de tener sexo.

Y Seungmin lo adoró.

—Kim, te toca recoger—asintió tardío y caminó en contra de todos sus compañeros de grupo, debía ir a ordenar.

Sonrió cuando las gotas chocaron con su humedecido rostro por el sudor, menos mal que recién llovía. Caminó lento permitiéndose que la lluvia le mojara el uniforme, le gustaban el frío aunque este solo durara un momento, el clima cambiaba tan rápido que Seungmin no alcanzaba a disfrutar de una corta tormenta.

Se metió a la zona de la banca protegiéndose de la lluvia, era un lugar techado con asientos. Seungmin se limpió el rostro quitándose las gotitas con una risa, le recordaba a cuando era niño, el único buen recuerdo que tenía de aquella vida. De pronto recordó el mensaje en su correo de esa mañana "Ven a vernos antes de que empiece la temporada, abuela ha comprado todo de tu muevo equipo para decorar la casa" Seungmin sonrió con cariño, desde que se había mudado no había ido a visitarlas, ya era hora de hacerlo.

—¿No tienes miedo a agarrar un resfriado?

Dio un salto aterrado al oír la voz, un hombre estaba apoyado en la orilla del lugar fumando tranquilamente, su cabello goteaba. Seungmin se afirmó de uno de los asientos y lo observó nervioso, no esperaba toparse a Hyunjin tan pronto.

—Solo estoy un poco mojado, no es tanto—susurró sintiéndose como un tonto ante la mirada del hombre—¿Qué haces aquí?

Hyunjin tiró el cigarro al suelo y lo aplastó con fuerza hasta girarse en su dirección, tenía la corbata suelta y el borde del cuello de la camisa humedecida.

—Venía desde el campo de construcción —claro, Seungmin miró hacia el dicho lugar y asintió en silencio, estaban construyendo un espacio para que los fans del club los visitaran durante entrenamiento—No pretendo quedar empapado, así que me escondo.

mirrorball/hyunminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora