El aire fresco de finales de noviembre en Londres hace estremecer a Harry, quién sale de su hogar con su pequeña hija de la mano, camino al trabajo.
Generalmente trabaja únicamente por la tarde, aunque algunas mañanas como hoy, en las que hay mas clientes que de lo habitual, va a echarle una mano a sus compañeros.
Aunque lo mejor de todo es que el es su propio jefe, por lo que se permite dormir un poco más, lo que es genial ya que este frío no da ganas de salir de la cama.- ¡Papi! - llama la pequeña dando saltitos mientras caminan a la cafetería.
- Dime, cariño - responde Harry dulcemente.
- ¿Puedo comer una dona con glaseado de fresa cuando lleguemos? - Harry sonríe ante la inocencia de su pequeña.
- Pero ya desayunamos en casa, Eva - ante la respuesta, la niña deja de saltar.
- Pero yo amo esas donas, ¡tío Liam hace las mejores donas de todo Londres! - Harry deja escapar una risita ante eso último - porfi, porfi, porfi.
- Si amor, claro que puedes comer una - responde rendido ante la ternura de su pequeña hija.
- ¡Si! - y los saltitos comienzan otra vez - eres el mejor papá del mundo.
- ¿Solo porque te dejo comer una dona rosada? - pregunta el mayor fingiendo estar ofendido.
- No, tu siempre eres el mejor papá del mundo - afirma ella con una dulce sonrisa. Harry se agacha para dejar un dulce beso en su cabeza antes de abrir la puerta de su cafetería.
- ¡Buenos días! - saluda Harry con entusiasmo.
- Hola pequeña - saluda Niall a Eva, quién corre a abrazarlo.
- Gracias por el saludo, amigo - dice Harry irónicamente dirigiéndose atrás del mostrador para agarrar un delantal y atarlo en su espalda.
- Hola a ti también - saluda Niall antes de hacerle una cara graciosa a Eva para burlarse de su padre. Ella ríe y Harry rueda los ojos fingiendo molestia.
- Hola, Liam - saluda el rizado por la pequeña ventana que conecta la cocina al resto de la cafetería, donde Liam se encuentra cocinando algo en el horno - ¿que tal va todo?
- Muchos clientes, menos mal que llegaste - responde sin dejar de trabajar.
- Harry al rescate - dice divertido haciendo una seña de soldado, a lo que Liam responde con una pequeña risita.
- Harry, acaba de llegar alguien en una de las mesas de afuera - llama Niall - ¿puedes ir?
- En camino - responde rápidamente mientras agarra una pequeña libreta y una lapicera que usa para anotar los pedidos y se dirige hacia afuera.
El frío lo golpea rápidamente al abrir la puerta, aunque el ama el frío, por lo que le agrada la sensacion.
- Buenos días - saluda a un joven con un buzo rojo de adidas que aún no levanta la vista del menú - ¿que se le ofrece?
- Me gustaría un café y una medialuna, por favor - Harry rápidamente anota el pedido, aunque podría memorizarlo fácilmente, tiene la costumbre de hacerlo de todos modos.
- ¿Café amargo o con leche? - pregunta volviendo a mirar al joven. Cuando este finalmente levanta la mirada, Harry puede verle la cara al chico y, sinceramente, se asombra por lo bonito que es.
Tiene unos hermosos ojos azul cielo a los que no puede dejar de mirar fijamente, unos finos labios color rojo y sus mejillas decoradas por pequeñas pequitas y sonrojadas por el frío de aquella mañana.
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The boy with the blue eyes || Larry Stylinson
FanfictionHarry es un papá soltero que trabaja como mesero en su propia cafetería. Una mañana cualquiera atiende a un chico de hermosos ojos azules, que tiempo después comienza a ir cada mañana a su cafetería solo para verlo a él antes de sus entrenamientos. ...