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Miércoles en la mañana.

Ya paró de llover pero el día sigue igual de nublado que de lo habitual. El frío cada vez es peor, cada vez hay que usar más capas de ropa antes de salir de casa para no sentir que se congela todo tu cuerpo al salir al aire libre. Es una de las razones por las cuales Harry a decidido que de ahora en más, usarían el auto para ir hasta la cafetería cada mañana. Porque si, ha empezado a ir por las mañanas.

No ha dejado de ir a la tarde, pero ir tres veces a la semana se había vuelto costumbre y hacerlo permanente no cambiaría nada. Que por cierto, eran los tres días de la semana en los que Louis entrenaba: los tres días en los que iba a desayunar sin falta, hacía casi un mes.

Intentó ignorar las miradas de sus amigos cada vez que notaban que algo pasaba entre el y Louis, porque aún esperaban que Harry admitiera que le gustaba. Por ahora, Harry se las está arreglando bastante bien para evitar el tema, aunque es conciente de que su plan de fingir estar ocupado cada vez que van a decir algo respecto al tema no iba a durar mucho mas.

Ahora mismo, Harry está hablando con su hija, quien está sentada detras de la barra en una pequeña silla frente a la caja registradora.

- ¿Jugamos a algo? Me aburro - pregunta la rizada jugando con los botones de la caja registradora apoyada sobre el mostrador.

- Sabes que no puedo jugar en el trabajo, amor - responde Harry - cuando lleguemos a casa, ¿si? - la niña se decepciona un poco ante la respuesta, pero termina entendiendo.

- Llegó tu enamorado - interviene Niall con la vista clavada en la puerta, lo que hace que Harry mire hacia allí simplemente por instinto y se encuentre a Louis, quién está cerrando la puerta.

Viste sus típicos jogging grises de deporte, una campera inflable negra sobre un buzo azul claro y sus vans negras algo sucias. Aunque algo distinto a lo habitual se lleva la atención del rizado rápidamente: trae puesta una vincha de deporte color negra que tira su cabello, ahora algo largo, hacia atrás, dejando sus hermosos ojos azules totalmente al descubierto.

No debería verse tan bien con el cabello algo despeinado y recogido hacia atrás, pero lo hace. Se ve jodidamente bien.

- No te cansas, ¿verdad? - le pregunta a su amigo rodando los ojos mientras trata de evitar esos pensamientos.

La menor mira a su tío con confusión.

- ¿Enamorado? - pregunta entusiasmada - ¡¿papá está enamorado de Lou?! - y Harry de repente siente ganas de golpear a su amigo porque, ¿quién le hará entender ahora a su hija lo contrario?

- No grites... - pide Harry en un susurro - no estoy enamorado de Louis, Eva - intenta ser lo mas claro posible - son tonterías que dice tu tío, ¿verdad? - fulmina con la mirada a Niall para que le haga caso.

- Cierto - asegura el - es solo una broma - pero le guiña un ojo a la menor haciéndola reir, a lo que Harry suspira dramáticamente.

- ¿Seguro que no estás enamorado de el? - vuelve a preguntar la niña levantando las cejas divertida.

- Si, estoy seguro - confirma Harry, aunque una risa se logra escapar de su boca al ver lo graciosa que su hija se ve - ahora tengo que ir a atenderlo. Quedate aquí, ¿si?

- Está bien.

Harry se dirige a la mesa de Louis.

- Buenos días - saluda una vez está allí con una sonrisa de hoyuelos.

- Buenos días - saluda Louis de igual forma con una gran sonrisa que solo causa nervios en el rizado.

- Te ves feliz - Harry se atreve a decir.

The boy with the blue eyes || Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora