Reanimación médica

5 2 0
                                    

"Fuiste creado para proteger a aquellos que no pueden protegerse solos"

"Ya eres perfecto tal y como eres, Zane"

Zane está mirando a su padre. Su padre lo está abrazando. Quiere quedarse ahí con él.

"Aun no hijo mío"

Alguien está llorando cerca de él. 

.

.

.

Otra vez estaba en la nieve, pero era diferente, no era como en el Reino de Nunca Jamás donde todo era oscuro.

Este sitio estaba lleno de nieve, se sentía en calma. Incluso veía árboles abedules que lo hacían sentir acompañado.
Lo tocó percibiendo el tronco rocoso, detallando las líneas que se marcaban, se vería raro si abrazara el árbol, pero algo dentro de él quiere hacerlo y no hay nadie alrededor que lo juzgue.

¿Por qué siente esa sensación de nostalgia?

Todo es familiar, todo es tranquilo, tan calmo y tan pacifico.

Se sentó en la nieve recargándose en el árbol, tal vez meditar en ese lugar le haría bien.

.

.

Ha perdido la noción del tiempo, sigue sin saber dónde está así que es mejor encontrar algo de civilización para no alarmar a, ¿a quién?

Sigue caminando si prisa, no recuerda quien lo está esperando o si él falta perjudique a alguien. Si se siente en paz eso significa que todo está bien, ¿no?

Seguirá caminando sin preocupaciones.

.

.

Ha encontrado un abedul más grueso que los demás, lo rodea intentando descifrar porque es diferente a los demás.

Hay una puerta con un símbolo, está entreabierta. Justo cuando iba abrirla escucha pasos atrás.

—Zane.

—¿Padre?

—Zane, fuiste creado para proteger a aquellos que no pueden protegerse solos. Nunca lo olvides.

—Yo...

—Eres perfecto tal y como eres.

Su padre lo está abrazando fuerte, Zane lo aprieta contra él. Quiere quedarse ahí, justo con su padre. Si hay una falla él lo arreglará. Desea quedarse así para siempre entre la fresca nieve.

—Aún no, hijo mío —escuchó a su padre—. Por favor, aún no.

Alguien está sollozando cerca de él.

.

.

.

.

.

—¡Lo tenemos, chicos, lo tenemos! —gritó una voz familiar.

—¡Zane, Zane!

—Escucha amigo, quédate con nosotros.

—¡Vamos amigo, no te rindas!

Son demasiadas voces a la vez, no logra identificar a ninguna de ellas, aunque sean conocidas.

—Está recalibrando, por favor manténganse al margen chicos —puede reconocer esta, cree que es Pixal.

Abre los ojos, los vuelve a cerrar y de nuevo ve los rostros familiares, las caras de sus amigos llegan a su retina y ve como estas se llenan de júbilo.

—¡Zane, por el primer maestro, me alegro tanto de que estés bien!

—Cole, yo...—pausó, qué estaba pasando— ¿qué sucedió?

—Zane, te encontramos justo antes de que dejarás de funcionar por suerte —Nya habló tomando una de sus manos—. Tus sistemas estaban dañados y fallando, pero junto con Jay y Pixal logramos ponerte estable de nuevo.

—Nos diste un buen susto amigo —comentó Jay alegre.

—Yo...

Zane se sentía perdido, volteaba a ver a cada uno de sus amigos, con lágrimas en sus ojos, pero lo miraban con preocupación.

—Zane, está bien, tranquilo. Saldremos de esta, puedes confiar en nosotros, lamentamos no actuar antes —Lloyd se acercó a él abrazándolo, Zane no se sintió digno de hacerlo.

Por poco lograba matarse a sí mismo pero sus amigos lograron traerlo de vuelta, había fallado.

Los demás ninjas se acercaron a abrazarlo, Zane sabía que tenía las líneas azules en su cara de nuevo.

El abrazo era cálido, pero Zane hubiera querido quedarse en los brazos de su padre. 

El Hielo se derriteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora