Quackity sabía lo que era una casa, desde el reino las podía ver con claridad, eso y porque, al menos allá arriba, era prácticamente omnipotente, podía ver lo que quisiera cuando quisiera.
Pero saber que era algo era muy diferente a experimentar algo.
Nunca pensó que experintar una casa iba a ser algo que le causara tanta ilusión. Pero aquí estaba Quackity, empapado de pies a cabeza y escuchando como el agua chocaba contra el techo de madera del molino y como las ventanas retumbaban con cada ráfaga de aire que chocaba contra ellas. Quackity no quería admitirlo pero estaba encantado.
Todo era nuevo aquí y experimentar por primera vez lo que era ser humano era mucho más divertido que solo verlo de lejos.
De lejos era ver como una historia que no le incumbia se desarrollaba. La mayoria de las veces eran historias que a Quackity no le llamaban la más minima de las atenciones. Ver personas peleando, enamorandose, odiando, riendo era... bueno, claro, pero ver a la humanidad pasando por los mismos pasos una y otra y otra vez se volvía repetitivo... aburrido.
Ahora que se encontraba en los pies de un mortal (con sus excepciones, claro) una parte dentro de si podía entender porque los mortales les gustaba hacer las mismas cosas varias veces. No llevaba ni 10 minutos dentro del molino y no podía esperar volver a salir a respirar el aire frio y sentir la lluvia de nuevo en sus alas.
No quería ni saber como los dioses deberían de estar carcajeándose con la cara de idiota que tendría en ese momento. ¡Pero no podía evitarlo! La vida en tierra firme tenia un ritmo que él nunca había conocido no lo iba a decir en voz alta, pero estaba encantado.
—Jóven Quackity— Merlon llamó su atención y Quackity volteo, probablemente con la misma cara de imbécil, porque Merlon rió por lo bajo —Veo que le llama la atención el sonido de la lluvia.
Quackity se sonrojó y volteo a ver las paredes, cualquier cosa menos que Merlon viera como un semidios pareciera un niño recien nacido —No es... en el reino no llueve.
Merlon no dijo nada, Quackity no volteo a verlo pero sentía la mirada del hombre en su nuca.
—¿Cómo sabe mi nombre?— Quackity preguntó frunciendo el ceño. Sabía de la existencia de Merlon, varias veces había causado problemas no muy severos en Karmaland y los dioses habían encomendado al hombre mayor la reconstrucción de los pequeños desastres. Lo que no sabía era como el hombre sabía su nombre. Los dioses no eran muy propensos a compartir información personal, por lo que Quackity sabía, en Karmaland ellos eran conocidos como Los Dioses y punto.
Merlon como sea pareció encontrar la pregunta graciosa porque su sonrisa creció con humor. Quackity volteó y vió como el hombre, mientras que si, parecía que toda esta situación era divertida para él, no lo hacía con malicia y sus ojos emitían un brillo de amabilidad que le dejaban en claro que él estaba ahí para ayudar.
—Los Dioses y yo hemos estado aliados desde hace muchos años, jovencito. Es normal que sepa sus nombre, que lo han mandado para que aprenda ciertas cosas y nos ayude en su camino.
—Heb- —Quackity trató de mencionar como Heberon no le había hablado de Merlon cuando el nombre quedó entrecortado en su garganta.
"—Y no podras mencionar que estas relacionado con nosotros o lo que eres en realidad." Era lo que Heberon le había dicho antes de caer. No pensaba que iba a ser una órden de ese nivel ¡Un hechizo! ¡A él!
Suspiró pesadamente y se talló la cara. Ahora resultaba que no podía hacer nada.
Él semidios volteo a ver a Merlon con cara sorprendida pero para él no parecía que esto fueran noticias nuevas —Heberon no es de muchas palabras por lo que yo sé, pero me explicarón acerca de la situación. Tu secreto estará a salvo conmigo
Quackity entrecerró los ojos y se le quedo viendo a Merlon. Ahora resultaba que él no podía decir nada acerca de quien era o de donde venía ¿Pero el viejo que frente a él sí? Era un golpe a su orgullo, dos seguidos de hecho. Primero que los dioses mantenían una relación estrecha con ciertos mortales y ahora que le habían dicho acerca de su pequeño hechizo para que no utilizara su estatus de semidios.
Poco a poco la idea de estar en tierra firme dejaba de ser una hermosa experiencia. En el reino ni los dioses ni él dormían, por lo que no habían pesadillas, pero poco a poco entendía la definición de la palabra. Esta era su pesadilla.
—Ahora jóven Quackity, creo que tenemos que dejar en claro unas cosas— Mientras que el tono de Merlon seguía siendo amable, la sonrisa había desaparecido de su rostro, dejándo en claro que esto era importante y Quackity debía escucharlo —Mientras este aquí usted será tratado como otro miembro de Karmaland, mucho más específico, como uno de los héroes del pueblo. Tendrá la libertad de vivir, comprar, explorar y construir a las afueras como cualquier otro héroe pero también tendrá sus responsabilidades.
>>—Los héroes de Karmaland están aquí para proteger a los aldeanos— Merlon siguió— ayudar a conseguir materiales y dar la mano en lo que sea que necesiten los habitantes. Por lo mismo espero que lo tome con seriedad puesto que el regreso a su hogar depende de que tanto su ayuda sea notable en el pueblo.
El regreso a su hogar.
—¿El regreso a mi hogar?— Quackity repitió confusó —Creí que eran solo 6 meses, no creí que fuera verdad lo de dejarme varado aquí por más tiempo.
—Su tiempo en Karmaland puede ser tanto alargado como acortado, dependiendo de que tanto sea su progreso personal como de la ayuda general que usted proveea.
—Entonces... Si yo fuera a crecer mágicamente como un sem- — La palabra "semidios" se atoró en su garganta y rodó sus ojos —... una persona común hecha y derecha ¿Podría regresar antes?
—Si tiene un buen progreso yo advocaría por usted, claro
Quackity no tenía pesadillas, pero en esta él podía ver como poco a poco la luz se vislumbraba a lo lejos.
Después de su plática con Merlon ambos acordaron que Quackity se presentaría ante los demás héroes en la mañana. Ya que Merlon no quería que Quackity estuviera caminando bajo la tormenta en la noche le dio una cama y un espacio en el molino, dejándolo pasar la noche ahí.
Quackity no sabía que esperar. Las ansias de poder acortar su estadía en tierra firme le daban algo de esperanza para regresar pronto a su hogar. Pero al mismo tiempo, ahora que estaba solo en el molino podía volver a apreciar como la lluvia, ahora más ligera, seguía generando un tap en las ventanas, se escuchaba el leve murmullo del viento corriendo dentro del molino y, después de una noche en vela para Quackity, pudo ver como el cielo se despejaba y los primeros rayos del sol convertían el cielo azul en un morado oscuro como uvas, después en un rosa brillante como las flores en primavera y por último un naranja brillante como el pelo de un zorro.
Para terminar regresando al azul claro que le daba la bienvenida a un nuevo día en Karmaland.
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Espero les haya gustado el capítulo!
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Gods' Grace {LUCKITY}
FanfictionLos dioses se encargan de proteger a Karmaland y a sus habitantes. Ayudan con lo que pueden y les dan lo que necesiten... Lo cual no significa que no tengan otras responsabilidades. Los dioses también tienen a Quackity. Un semidios, hijo de uno de...