ristorante

501 60 1
                                    

el agente del FBI ya estaba al tanto de que toni gambino, aquel desconocido con el que compartió unas cuantas caladas de cigarro la noche pasada era uno de los jefes de la mafia que él estaba investigando y siendo un cliente que solía concurrir el kerule, toni ya tenia su rostro grabado en su memoria, además del pequeño tour que ambos tuvieron, donde se lograron conocer mucho más.

"Gustabo García, Agente del FBI"

una sonrisa emocionada y juguetona se escapaba de los labios del italiano mayor, quien veía la pantalla con los resultados que igor había tenido ante una exhaustiva investigación, tanto él como gustabo tenían constancia de su tremenda cagada ante la revelación mutua de sus nombres, habían violado una de las reglas más estrictas por una simple invitación y a pesar de esto, el italiano no sentía más que adrenalina por su nueva aventura con el agente del FBI, quién había llamado su atención más de la cuenta.

toni dió por concluida la reunión, rondando por la ciudad en soledad ante la búsqueda de un buen vino que tomar, por mucho que él sea un hombre de buenos recursos, no tenía costumbre de visitar lugares extremadamente caros y elegantes, de hecho, el restaurante en el que entraba ahora mismo, su favorito, lo atendía una humilde señora de aproximadamente 75 años quién lo trataba como su nieto.

ahí se encontró aquel rostro con el que ya estaba tan familiarizado, sonriendo tontamente ante su emoción, su voz interna le reclamó, obligándose a actuar ingenuo frente a su presencia, no podía permitirse el lujo de que el agente supiera que ya conocía básicamente todo de él, y que lo más probable es que gustabo también supiera todo del gambino.

su piel se erizaba ante el deleite.

siendo un poco descarado se fue a sentar frente al ojiazul, apoyando su rostro en la palma de su mano con una sonrisa plasmada en sus brillantes labios. gustabo al verle simplemente atinó a devolverle la sonrisa, el italiano podía sentir como su cuerpo rejuvenecía ante la atenta mirada del agente.

一 ¡toni! que alegría verte por aquí ¿que pasa?

a pesar de que gustabo hablaba en un tono moderado, casi bajo, se podía escuchar la emoción a través de sus palabras. increíblemente ambos se habían hecho amigos en tiempo récord, lo que era extraño por parte de gustabo al menos, un pobre desgraciado y un antisocial que se negaba rotundamente a salir de su miserable caravana, incluso aunque fuera una persona agradable y graciosa.

一 suelo concurrir bastante este restaurante, se podría decir que soy un cliente frecuente, aquí venden uno de los mejores vinos de marbella.

gustabo miró a su alrededor con duda en la mirada, toni suponía el porqué pero esperaría a que el ojiazul preguntara, quería escuchar su voz. de repente, la abuelita antes mencionada llegó a la mesa, dejando una gran pizza justo en el medio, ella con sorpresa miró al italiano, quién con gusto le abrió los brazos en un gran abrazo.

一 nonna! che piacere vederla (¡abuelita! que gusto verla)

gustabo simplemente veía la escena atónito, si bien toni ya le había dicho que concurría bastante ese lugar no se esperaba algo de ese calibre, si no lo conociera ni un poco pensaría que aquella señora era su abuela.

一 figlio mio! cosa ti piacerebbe mangiare? (¡hijo mio! ¿que te gustaría comer?)

ambos se separaron ante la pregunta de la mujer, gustabo solo miraba la situación sin entender absolutamente nada de lo que ambos hablaban, nunca fue bueno con ningún idioma y esa era su mayor perdición a la hora de compartir con su padre, quien se creía más gringo que otra cosa, pero le quería de igual manera, después de todo fue él quién peleó para que la CIA, el FBI y el CNP le dejaran en paz.

de hecho, fue el mismo gustabo el que decidió vivir en la caravana, pues ya no quería vivir con su padre, quien le insistía en pagarle una casa para él solo.

al parecer toni pidió una botella de vino porque "la vieja", como el ojiazul la llamaba en su mente, volvió unos segundos después con una botella y dos copas de cristal que brillaban ante la tenue luz amarilla que iluminaba el lugar. una vez la señora se retiró después de unas palabras en italiano, toni abrió la botella y sirvió vino en ambas copas sin siquiera preguntar si él también bebía, menos mal que sí lo hacía, si no le daría vergüenza rechazar aquella copa.

一 yo invito, mio amato.

el agente alzó una ceja sin entender más allá de sus suposiciones sobre el idioma, aún así, sin querer pensar mucho más sobre aquel apodo extraño que el italiano le había dicho, subió levemente la copa de la mesa frente a toni, quien copió su acción, chocando las copas con un suave "salud" escapando ambas bocas, brindando en silencio sobre la bonita amistad que ambos formaban con peculiar rapidez.








¡hola!

estoy consciente de que el italiano que está escrito es un poco tinky winky pero no quería sacar todo directamente del traductor, así que disculpen el mal italiano.

billy out♡ gracias por leer.

𝙘𝙖𝙩𝙩𝙞𝙫𝙚 𝙖𝙗𝙞𝙩𝙪𝙙𝙞𝙣𝙞 ❝ gustoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora