negoziazioni

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一 me da palo, ve tú coño, yo invito que me ha pagao' el viejo

engaño y culpabilidad era lo que reflejaban los ojos del rubio, los cuales eran cubiertos por la naturaleza y felicidad mostrada en su sonrisa. horacio le miraba con disgusto, se negaba a ir y comprar en aquel badulaque del frente, estaba igual de cansado que el mayor, se pasaron todo el día fuera disfrutando del día, las investigaciones se detuvieron el mismo momento en que gustabo le dijo que tenía algo más que amistad con el mayor de los gambino, nunca le había visto tan feliz y vivo, por lo que decidió detener por completo la búsqueda de la mafia. algo en el comportamiento del ojiazul le confundía, estaba siendo mucho más insistente de lo normal, sospechas era la única prueba que tenía de que el rubio traía algo entre manos, pero se rindió al no poder ver nada más allá de la relajada fachada de gustabo, por lo que tomó la tarjeta de este y salió del auto con mucho asco y desgana.

dentro del coche un fuerte suspiro aliviado salió de los labios del rubio, quien mientras veía a horacio adentrarse en la tienda, sacaba su móvil para avisarle a toni que se fuera y les dejara a solas. una sonrisa se formó en sus labios al verle salir de la tienda sin siquiera poder completar la primera palabra del mensaje, el italiano le había leído la mente y había actuado rápidamente, al verle cerca de la ventanilla, abrió la puerta del piloto y dejó que toni se sentara a su lado.

一 ¿tú crees que se lleven bien? 一fueron las palabras del italiano apenas entró, dejando a la luz a aquel lado protector, inseguro de la seguridad de su hermano. gustabo asintió con simpleza, convencido de las probabilidades que habían entre carlo y horacio.

la tienda regalaba un acogedor ambiente, haciendo contraste con el movido ritmo de "malaga de fred bongusto". sin embargo, no era molesto, le daba una frescura distintiva a la tienda. sin distraerse mucho, horacio poco a poco escogía las cosas necesarias con los nervios a flor de piel, sus ojos solo permitían ver con la vista periférica como el rubio de detrás del mostrador se movía de manera extraña buscando algo en sus bolsillos, sospechaba que quería perder el tiempo y que estaba igual de nervioso que él ¿acaso nunca había atendido la tienda?

una vez horacio terminó maldijo por lo bajo, esperaba que toni gambino volviera para atenderle, le había reconocido al entrar y le saludó con un suave "hola" a lo que toni simplemente respondió con una sonrisa tímida mientras asentía. el gambino, sin duda alguna, se veía menos intimidante que el hombre de ojos maquillados que ahora se encontraba frente suya, era atractivo y algo en sus ojos le parecía similar pero no lograba caer dónde, al italiano le sucedía algo parecido, aquellos ojos bicolor le sonaban más allá de que su hermano los tuviera, sabía que los había visto en otro lado porque se había quedado viéndolos por un rato, eran diferentes a los de toni, otros colores interesantes y llamativos.

一 ¿cuánto es?

carlo soltó un precio aleatorio, asegurándose de que no sea excesivamente caro, no quería cobrarle tanto al hombre para que algún día quiera volver. por dentro se debatía si debía preguntarle sobre aquella desastroza fiesta abruptamente arruinada por su hermano y su "novio".

一 ¿cómo te llamas?

horacio entró en pánico ante la pregunta, se quedó mirándole sin saber que hacer ¿era correcto decirle su verdadero nombre? ¿por qué le preguntaba tal cosa? mil preguntas más venían a su cabeza, al darse cuenta que ambos se miraban fijamente una sensación de calor subió a sus mejillas, ambos igualmente avergonzados y congelados, sin ninguna palabra saliendo de sus bocas.

mientras tanto, toni y gustabo miraban fuera del local con total decepción ante lo fracasados que eran los dos para socializar.

一 ho... horacio pérez ¿un gusto? 一preguntó ante la incertidumbre, sin querer agregar tensión a la situación.

一 carlo gambino, el gusto es mío.

la sangre se heló al escuchar aquel nombre ¿él era el criminal que ha estado buscando todo este tiempo? ¿simplemente atendía un badulaque de mierda? sonrió con dificultad, sintiéndose idiota por no suponer que él sería el hermano de toni gambino en el momento que le vio salir del badulaque.

carlo entonces recordó a aquellos ojos, mientras toni bailaba con gustabo, se fijó en tipo del traje rosa detrás de la pareja que robaba las miradas de todos excepto la de él. unos ojos dulces, bicolor y llenos de preocupación le hipnotizaron casi inmediatamente, cuando reunió valor para acercarse, el candelabro cayó frente suyo, creando una gran y rota brecha entre los dos, rendido, no hizo más que gritarle a su hermano que se fueran de ahí.

un suave y sin aire "espera" salió de los labios del italiano, horacio asintió mientras torpemente guardaba sus cosas en una pequeña bolsa de papel, cuando terminó vió como el gambino le ofrecía su boleta con un tembleque nervioso que le causó ternura. finalmente tomó el papel, pidiendo gracias y despidiéndose del italiano.

llegando al auto se percató de lo agitado que su rubio compañero estaba, rostro sonrojado y labios brillante, pequeños detalles que hacían sospechar lo evidente.

一 ¿que te pasa? ¿te dió mucho calor aquí dentro? 一preguntó con falsa incencia, sin querer tocar el tema y riendo ante lo tenso que el cuerpo contrario se puso.

一 si tío, te tardaste un huevo ¿que coño hacías allí dentro?

abriendo la bolsa horacio se permitió ver aquella boleta de carlo le había dado tan nerviosamente, fijándome en las desordenadas letras escritas en azul, leyéndolo detenidamente logró darse cuenta del número de teléfono y el nombre del gambino plasmado en aquel simple y pequeño papel. un escalofrío recorrió su espina y su mirada se dirigió lentamente hacía gustabo, quien le miraba en falsa confusión ocultando la emoción interior de su cuerpo, no se lo creía ¿carlo le había dado su número y nombre así porque sí?

一 es... es el número de carlo gambino 一su rostro pálido llegó a asustar a gustabo, quién puso una mano en su mejilla para verificar si se encontraba bien一 me ha dado su número... ¿tú no salías con toni?

𝙘𝙖𝙩𝙩𝙞𝙫𝙚 𝙖𝙗𝙞𝙩𝙪𝙙𝙞𝙣𝙞 ❝ gustoniDonde viven las historias. Descúbrelo ahora