xiv. humiliation

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capitulo catorce: humillación

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ALEXANDRA SOLTÓ UN PEQUEÑO  suspiro al ver la mansión Rosier frente a ella, el lugar donde se reunían los mortífagos para sus reuniones, el día había llegado, la sub-jefa de aurores se encontraría cara a cara con Lord Voldemort tal y como el lo había solicitado.

—¿Estás segura que quieres hacer esto?—le pregunto Nymphadora mirándola con preocupación—Aún estas a tiempo de arrepentirte.

—Ya no puedo hacerlo...—murmuró la mujer Barnes revisando sus bolsillos y su cinturón para asegurarse de que se encontrara su varita al igual que sus ocho dagas—Quién tu sabes ya esta enterado de que hoy vendría, así fue el trato, si no me presento será mucho peor.

La metamorfomaga suspiro y sin quitar su expresión preocupada tomo a Alexandra por las mejillas: —Ya sabes que hacer, a la primera acción sospechosa o en tu contra conjuras el encantamiento de siempre, eso haré que salgan destellos plateados de tu varita que llegara a la orden del fénix y...—

Las palabras de Nymphadora fueron interrumpidas por los suaves labios de la mujer Barnes, quién en un principió se quedo quieta sin saber muy bien como reaccionar debido a la preocupación que sentía en todo su cuerpo, pero después se relajo y alzo sus manos para colocarlas en las mejillas de la azabache mientras le seguía gustosa el beso.

—No tienes nada de que preocuparte...—murmuró la sub-jefa de aurores separándose del beso.

Alexandra le dio una ultima mirada a su novia y se alejo de ella para acercarse a la entrada de la mansión Rosier, unos quinto mortífagos le observaron atentamente intentando intimidarla, pero al notar que no lo consiguieron decidieron abrir el gran portón y dejarla pasar.

—Nuestro señor la esta esperando—le anunció unos de los mortífagos.

La azabache lo ignoro completamente y comenzó a caminar a paso firme hacia la mansión, en cuanto llego a la entrada ahí se encontraban otros tres mortífagos quienes la escanearon de pies a cabeza y abrieron la puerta.

Apenas la mujer Barnes puso un pie dentro de aquella casa miles de recuerdos llegaron a su mente, y no precisamente buenos. Observo a su alrededor y noto que absolutamente todo estaba tal y como lo recordaba, a excepción del ambiente, ya que ahora se sentía muchísimo más pesado y tenso que hace trece años.

Estaba a punto de tomar con sus manos una fotografía donde se encontraba una Alexandra de diez años junto a sus padre biológicos y sus dos hermanos cuando de pronto escucho pasos entrar al recibidor. 

—Oh, eres tú...—Bellatrix Lestrange la miro con asco—Ahora que te veo en persona y mucho más cerca me doy cuenta que no eres tan bonita como Rabastan decía.

—Mucho cuidado con lo que dices, Bellatrix...—murmuró Alexandra en tono amenazante mientras se acercaba lentamente a la mujer Lestrange y sacaba una de sus dagas para comenzar a jugar con ella.

—Como sea, la reunión ya empezó hace tres minutos, así que date prisa.

Ambas mujeres se acercaron hacia lo que Alexandra supo perfectamente que era el comedor, al llegar se encontraban alrededor de veinticinco personas sentados en el lugar donde ella se sentaba cada día para almorzar, y en la silla de al frente del todo, la cual siempre ocupaba su padre antes de fallecer, ahora se encontraba un hombre con aspecto de serpiente y ojos rojos.

—Alexandra Rosier...—hablo Lord Voldemort en cuanto la vio entrar a la sala.

—Barnes—los mortífagos soltaron jadeos de indignación ya que no podían creer que se atreviera a corregir a Voldemort en su propia cara.

—Tranquilos, tranquilos—les dijo el hombre serpiente a sus seguidores logrando que guardaran silencio, para después ponerse de pie y comenzar a acercarse a la mujer Barnes.

Cuando Lord Voldemort quedo frente a frente a Alexandra la observo directamente a los ojos, la sub-jefa de aurores en ningún momento dio un paso atrás ni quito su expresión de frialdad y seriedad. Además, por simple instinto bloqueo todos sus pensamientos. 

—Veo que sabes oclumancia, ¿sabes que eso te hace muchísimo mas poderosa de lo que ya eres, cierto?...—hablo Voldemort sin despegar su mirada de la mujer—Únete a mis filas, Alexandra Barnes. Estando de mi lado conseguirás un montón de cosas, muchas más de las que te imaginas.

Alexandra se le quedo mirando durante unos segundos al hombre serpiente, cuando este pensaba que estaba considerando la oferta y que en cualquier momento iba a aceptar, la mujer Barnes comenzó a reírse a carcajadas, provocando que tanto los mortífagos como su señor se llenaran de confusión, incluso los propios Leonardo Rosier y Rabastan Lestrange tuvieron que apretar los labios para evitar reír también.

—Primero muerta, antes que unirte a tus filas—dijo Alexandra con tono frio y amenazante—No eres más que un hombre calvo y sin nariz, un pobre huérfano que creció en un orfanato, un mestizo que tuvo que crear un espantoso nombre para no usar el nombre de su padre muggle, ¿o acaso estoy mintiendo, Tom?

La azabache no se quedo ni un segundo más en esa sala, apenas termino de decir aquello y se dio la media vuelta para irse de aquel lugar, sin ser consiente de las consecuencias que cargaría meses más tarde, nadie humillaba a Lord Voldemort frente a sus seguidores y salía ileso. 

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NOTA DE LA AUTORA

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Hello!

Alex tremenda diosa!!

¿Qué creen que pase ahora?

Opiniones y teorias aquí...

Kisses! <3

cornelia street ♡ nymphadora tonks ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora