Nosotros

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Para un omega y un alfa, es importante encontrar a su destinado, la persona a la cual podrían confiar su vida, esa persona que pudiera entenderle, que siempre serían ellos antes que los demás y que pasarían el resto de su vida junto, hasta sus últimos suspiros. De esa manera era la idea que tenía Horacio sobre la persona a la que estas unida, por eso cuando conoció a su destinado se desilusiono al descubrir que no era como te lo contaban de niño, con toda esa magia y esa cercanía inmediata. 

Que su alfa le correspondiera y lo aceptará fue todo un reto, Volkov, sudaba, comía y respiraba por y para su trabajo, era bien sabido en toda la ciudad que el no entablaba relación con nadie, cualquier cosa ajena a su vida laboral no era de su interés, y esto causo un gran dolor en el omega, soportar el rechazo que para el fue cruel, verle día a día, ver la indiferencia hacía el aunque sintiera como el alfa le llamaba, las palabras hirientes que le dedico a el al ser "traicionado" y posteriormente haber sido echado de la policía fue un golpe duro a sus ilusiones de ser aceptado por el mayor. 

Para Volkov no fue tan diferente la situación, aunque fingiera que no le afectaba en lo absoluto se podía notar por su carácter los días posteriores de la despedida de H en el CNP que algo andaba mal, por más que su amigo Greco quería ayudarle, el ni se molestaba en decir que no, simplemente le ignoraba, siempre había controlado sus impulsos pero ahora era difícil, una vez encontró a aquel joven enmascarado en los vestidores, por algo quería lanzarse a mirarlo de cerca pero se contuvo.

"Volkov, ponte ropa con la que puedas estar camuflajeado en la montaña, veremos a dos agentes que están infiltrados en una mafia" 

Muchas veces había escuchado esa oración, pero jamás le dio tanta importancia como ese día, donde vio por sus propios ojos al moreno que muchas noches le había robado el sueño, ahí estaba informándole a Conway sobre la mafia, no era un traidor como se obligo a creer y aquello le dio una felicidad momentánea, estuvo días al pendiente del omega cuidandole en silencio, estando al pendiente de su día a día en la mafia. El día en que el superintendente les obligo a quitarse las mascaras pudo observar el cansancio y la tristeza en el rostro de su omega, la culpa, irá y dolor le comenzaba a pulsar de dolor en el pecho además que se sentía demasiado extraño, el aroma del moreno era un poco más dulce. 

Claro que Horacio noto las pupilas dilatadas de su destinado, pero no era momento para aclarar las cosas con el, ese día especialmente se sentía más cansado de lo normal, así que simplemente se despidió de ellos. Unas horas más tarde se maldijo en mil idiomas, por todo el tema de la mafia, pogo y el CNP había olvidado completamente su celo, no se había prevenido con supresores y ni alimento para los próximos cinco días, su auto se había quedado sin gasolina así que rezándole a todos los dioses existentes fue caminando hasta el único lugar donde vendían todo lo que necesitaba, lo ultimo que quería era encontrar un alfa que se quisiera aprovechar de su estado o peor encontrarse con la mafia. 

Ya en el lugar comenzó a tomar todo lo que necesitaba, ya el reloj marcaba la 1 de la mañana hora en la que gente no con buenas intenciones salía, en su canasto acomodo todo su alimento, después busco los supresores y por que no un lubricante para calmar sus deseos carnales, mientras tomaba lo ultimo una voz que cada minuto rondaba le hizo detenerse en seco. 

- ¿Horacio? - a sus espaldas sentía la presencia del alfa, el olor a madera, arandanos y un sutil vodka le embriago- 

- Buenas noches Volkov  - se giro escondiendo en su canasto el lubricante- ¿Qué hace aquí? 

- Vengo a comprar un poco de café y algo para cenar ¿usted? - sus ojos azulados miraron lo que sostenía, encontrando los supresores- Oh ya, ya veo... - "eso explica el dulzor de su aroma" pensó

- Olvide la fecha con todo lo que está pasando y salí de urgencia, aprovechando que ya es tarde y no hay mucha gente - rio nervioso, sentía que la temperatura se elevaba y tener presente a su alfa no ayudaba en mucho- 

Sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora