Una escena 🔞 pero no tanto
Horacio acariciaba la pierna de V, los dos estaban sentados viendo una película la cual no le estaban prestando tanta atención.
Desde hace quince días inicio el trabajo de H en las oficinas del FBI, había sido cansado por la gran cantidad de papeleo que le dejaron a leer y revisar.
También habían podido inscribir a su hija a una buena escuela que cubría casi las horas que ellos trabajaban, de 8 a 11:30 los niños tenían sus materias normales, matemáticas, gramática, etc. Y de 12:00 a 2 de la tarde tenían diferentes talleres que les impulsaba a desarrollarse en diferentes áreas. Ya eran las 9 de la noche y desde hace un rato habían mandado a dormir a la pequeña para que durmiera sus horas y ellos tengan un momento a solas.
Desde hace unos días la menor había descubierto que sus padres habían vuelto a retomar su relación, después de encontrarlos dándose besos en la cocina y de una explicación sincera, ella estaba feliz por qué sentía como su madre estaba feliz.
La verdad es que el ya se sentía cansado, aunque ya descansaría sábado y domingo sus ojos no estaban permaneciendo abiertos, pero la mano del alfa que estaba subiendo por su pierna y meterse al interior de sus muslos le hizo volver a despertar además que el aroma intenso de Volkov le estaba dando indicios de que quería algo más.
-¿Volkov? - entre suspiros hablo para ver qué pasa - ¿Estás entrando en... Celo?
- дерьмо (mierda) si.... Perdón iré... Iré a mi habitación - se levantó de inmediato sintiendo como la temperatura se comenzaba a acumular en ciertas partes de su cuerpo, cuando entro a su habitación nunca se espero al Omega entras tras el.
- Déjame estar contigo durante tu celo... O ayudarte - el Omega mantenía distancia, no por miedo al alfa que a pesar de jamás habían pasado un celo juntos, pero no quería ejercer presión en dar ese paso ahora que lo están intentando de nuevo
- No H... No te molestes no quisiera hacerte algo en mi estado - con cuidado acaricio ambos brazos del Omega dándole un beso en la frente pero el rostro de rechazo del menor le hizo aclararse - no quiero pienses que no quiero estar contigo, claro que te deseo y deseo que tú y yo
- Ya tranquilo entiendo, desde que tú y yo hicimos el amor no he estado con nadie, además por las secuelas que me dejó el nacimiento de Vicky- sostuvo a V en sus brazos cuando se doblo por el dolor en su abdomen - date un baño y te tomas algo...
Tal y como el le dijo entro a darse una ducha, calmando por el momento sus ansias. Mientras tanto H metía a la habitación unas botellas de agua, supresores y un poco de comida, el se puso una pijama cómoda tenía un plan para acompañar a su destinado por lo menos en la noche. Al regresar a la habitación miro al ruso sentado con la parte de abajo de su pijama tomándose el agua, noto como sus ojos de ser un azul grisaseo ahora eran un azul muy fuerte con destellos amarillos.
- Pensé en algo... pero acuéstate tranquilo no vamos a follar ni nada - el alfa se recostó en la cama, el Omega se acomodo a su lado liberando su aroma dulce, un aroma sin pisca de algún propósito sexual, las pálidas manos pasaban por su cuerpo abrazándolo y atrayendolo hacia el.
Horacio acariciaba la espalda desnuda dando besos en la línea de su mandíbula, podía sentir el miembro erecto en su pierna pero a pesar de eso, se estaba controlando de una gran manera, prefería sentir el amor de su pareja por ahora. Por parte de V daba besos lentos en su frente, pero fue bajando los hasta el cuello moreno donde dio una larga lamida y dejo pegada su nariz donde el sentía que provenía el aroma, ahí se dio cuenta que los medicamentos no estaban haciendo efecto del todo.
- Voy al baño querido - se levantó dándole de inmediato la espalda - ve durmiendo
- Hey tranquilo - soltó una risa juguetona estirando su mano hasta la del mayor jalandolo nuevamente a la cama - nos hemos visto hasta la consciencia así que no tengas vergüenza - acuno con sus manos su rostro acariciando ambas mejillas con sus pulgares mientras se quedaba de rodillas a su lado - estás muy rojo
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Sin ti
FanfictionEl dolor ante una pérdida, nunca será mitigada por el de una llegada, aun que existan lazos de sangre