Dolor

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Los supuestos 5 días que iba a tardar en llegar a los Santos, en realidad se convirtieron en 15 días. Desde que le enviaron las fotos había tenido demasiado miedo en lo que pasaría una vez llegará ahí, así que hizo lo posible por hacer que el viaje se retrasará, agradeció que Gustabo no se molestará en eso.

Ahora estaba en el aeropuerto esperando su taxi, su hermano le esperaba cerca de su departamento alquilado. Con una mano cargaba a su hija que dormía tranquilamente, hace años que no ponía ni un pie en ese lugar y con el echo de escuchar el sonido ensordecedor de las patrullas, motocicletas y carros que posiblemente estén cometiendo mil infracciones viales, además que las peleas en las pandillas eran al parecer, el sello de los santos. 

Mientras el taxi avanzaba el se percataba de que al contrario de el, la ciudad no cambiaba en nada y parecía como si el tiempo no pasaba factura en ella. Después de llegar al pequeño lugar e instalarse se dedico a esperar y cuidar a su nena que aún seguía dormida, la verdad es que ahora se arrepentía de haber acudido al llamado de Gustabo. 

Delicadamente doblaba los cambios de ropa que había llevado para los dos y los guardaba, además de acomodar unos juguetitos para la diversión de la niña. Era extraño el sentimiento que tenia encima, su omega estaba vuelto loco y desde hace un rato notaba como su aroma picaba, rogaba con que no fuera su celo y  solo fuera nerviosismo por ver a su hermano después de casi cinco años. 

"Hay que visitar comisaria... digo para recordar" el omega repentinamente pensó, pero rápido descarto la idea, se reprendió así mismo por esas ideas "estúpidamente peligrosas" que estaba teniendo; la puerta fue golpeada insistentemente y vaya que conocía ese llamado, era muy propio del impaciente del beta que conocía de antaño. 

- Perro ábreme - la chillona voz le grito desde afuera, rápido "cerro" (más bien recorrió) la cortina  que separaba la sala-cocina de la única habitación que tenía  y donde dormía la menor, abrió la puerta mirando al rubio que  al igual que el había subido un poco de peso, ambos no dudaron en darse un fuerte abrazo - Coño que no sales cabronazo - 

- Perdón estaba acomodando mis cosas - se hizo a un lado dejando que pasara y tomará asiento- ¿Cómo estás?

- Bueno... menos loco la verdad, poco te puedo contar después de estar tanto tiempo en un loquero -se dejo caer en el pequeño sofá, mirando como H le servía agua y lo colocaba en la mesa de centro - Pero tu cuéntame... 

- Ah pues si que he echo pero no se por donde iniciar primeramente - tomo un poco de agua para bajar el nudo en su garganta - 

- ¿Ya olvidaste al ruso? eso sería sorpresa - la cara molesta del cresta le hizo tratar de arreglar sus palabras imprudentes - perdón ya se que fue tu destinado pero el nunca te mereció... jamás te correspondió y solo fue un mierdas 

- Viktor si me correspondió, pero no te lo conté por que bueno, era algo que queríamos mantener para nosotros - su aroma picaba más, llegando al grado que hasta el beta sentía un poco de irritación - por favor no hables así de el... después de lo que le hicimos, ya basta...

- Perdón perdón...  - el silencio incomodo que se había formado fue interrumpido por la niña que aun adormilada se acerco a su papá dejando que el la abrazara - 

- Mami soñé feo - ignorando la presencia del rubio se acomodo en su cuello mientras era abrazada por su padre en "modo princesa", el moreno por primera vez había cambiado su aroma a caramelo, un aroma que solo soltaba para la tranquilidad de su cachorra, susurro un "que soñaste bebé" - que llorabas mucho y que tenias miedo y que aparecía un feo monstruo que me asustaba - 

 - Ya cachorra... solo fue un mal sueño, aquí estoy feliz por que estamos juntos... - la niña miro al beta y rápido se escondió susurrando un "quien es ese mami" - El es Gustabo... mi hermano, tu tío ¿  lo quieres saludar? - aun escondida en su cuello negó - Bien está bien, tengo que hablar con Gus, vete a jugar al cuarto y en un ratito salimos ¿Vale?  - bajo despacio a la niña, está miro a Gustabo, le saludo rápido y se fue corriendo hasta la habitación nuevamente- 

Sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora