Confianza 🔞

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- Tienes los pies fríos Viktor - en la intimidad de su habitación la pareja aun permanecía en cama, apenas eran las seis de la mañana de un domingo, podrá ser un crimen que ambos estén despiertos a esa hora, pero la verdad es que no habían dormido mucho. 

Habían salido con su hija al cine, después la llevaron a un parque de juegos y al ultimo a cenar,  durmiendo hasta las tres de la madrugada. Pero lo que hizo que ambos estén despiertos a esta hora fue que el moreno se levanto un momento al baño pero el alfa había sentido su ausencia, así que lo busco por un rato. Ahora ambos estaba acostado en su cama, cubriéndose un poco del frío invernal que ya comenzaba  a sentirse con algo de fuerza; Volkov le abraza, pegando su pecho con su espalda. 

- Tengo los pies fríos por que... hace frío cariño mío -  acariciaba lentamente su cintura desnuda, H solía dormir solo en bóxer, esto daba total libertad  para que V memorizará la textura de la mayor parte de su cuerpo - pero yo creo que en nada  me ambientare - acerco su rostro a la nuca del moreno, y comenzó a dar pequeños besos, aspiro su dulce aroma, que comenzaba a desprender lentamente. 

- Vik... - suspiro encantado de la repentina iniciativa- Oye...hace unos días... joder Vik... - el moreno sentía como las manos largas viajaban por su cintura, acariciándolo y apegándolo más a su alfa, a pesar de ya haber tenido otro tipo de intimidad antes de haberse separado, ahora solo se habían limitado a masturbarse, frotarse y darse besos muy subido de tonos, pero siempre se detenían ates de que avanzaran a más por los nervios. El moreno estaba convencido de que hoy podrían pasar a más - Hace unos días... vi una casa y me.. ah... me parecía perfecta tendré que ahorrar - cerro los ojos ante la excitante sensación de los delgados labios detrás de sus orejas y por  como la cadera del ruso simulaba embestidas lentas pero más fuertes, era curioso como hace años atrás tenía a un alfa totalmente nervioso y tímido por la primera vez con su omega, ahora veía que no solo se hacían falta en lo emocional, si no también en lo físico, aun que su relación no giraba entorno de sexo a diario, era algo que no le daban tanta importancia, pero no podían negar que anhelaban volver a hacer el amor, H anhelaba ese trato que el ruso tuvo con el y V sentirse tan querido como lo hacía en brazos del omega. 

El moreno se dio la media vuelta, quedando cara a cara, los dos se miraron fijamente, con esa intensidad que extrañaban. El dar el paso fue H, acercándose a dar un beso lento pero dando a entender que por su parte estaba listo, y sin dudar Volkov le contesto de la misma manera. Movían sus labios al compas, con sus respiraciones cada vez más agitadas y pesadas, soltando su aroma fuertemente, combinándolos a la perfección, ese olor a lirios por parte de V y el mandarina por H, que aun que era extraña la mezcla quedaban perfectamente. 

Las manos de H no se quedaban quietas, se movían por todo el pecho y espalda moviendo las prendas por la desesperación, bajo una de ellas hasta el borde levantándola lentamente, sintiendo como su piel se erizaba al mismo tiempo que iba subiendo la camiseta, y al paso sentía la piel cálida. Bajo sus labios hasta el cuello, justamente donde detecto que el aroma salia con más intensidad, y como si fuera una manzana dio un mordisco despacio, se separaron para quitar la camisa y continuaron con lo suyo. 

Por parte de Volkov, provecho ese momento donde se atrevió a dar ese paso a masajear los glúteos  y mover la cadera de su pareja a su antojo. Sentía que en cualquier momento perdería la cabeza pero se reusaba en parte, por que quería memorizar este momento, como su primera vez. 

Volkov se levanto bajo la atenta mirada del omega, comenzó a quitar el resto de su ropa hasta llegar a sus bóxer donde primero masaje por encima de la tela el bulto que se formaba y después de un tirón bajarlo, noto como los ojos del moreno brillaron al ver su miembro goteante. Se hinco entre las piernas del moreno, mirando que tan mojado estaba por y para el, beso sus piernas subiendo hasta el resorte del bóxer, lamio su abdomen, sintiendo como su omega se estremecía bajo el, sonrió por la satisfacción que le daba escuchar los pequeños jadeos. 

Sin tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora