¿Mate?

CAPÍTULO OCHO.

La adrenalina recorre mi cuerpo mientras manejo a toda velocidad, siento un hueco en mi estómago y un hormigueo persistente. Me duele el dejar a Patrice y Troy, pero es lo que necesito. Huir lo más lejos posible, con el pasar del tiempo quizá podría regresar.

Cuando llego a la ciudad voy reduciendo un poco la velocidad. Suelto un suspiro pesado mirando el retrovisor. Me cuesta creer un poco que esté escapando, sin haber sido detenida aun más por esos hombres.

Por lo que debo enfocarme solamente en abordar un avión, es seguro que los guardias informarán a Ethan de lo ocurrido. Tengo el presentimiento que algo me siga, simplente no hay nada, ni un auto que sea sospechoso siguiendome.

Freno de golpe causando que las llantas chillen, al ver un gran tráfico hacia mi destino, golpeo el volante desesperada con las palmas de mis manos. Un ruido proviene desde mi móvil aleja eso para remplazarlo por nervios, temerosa lo saco de mi mochila.

Al mirar la pantalla me relajo y sonrío ampliamente... ¡Es Troy!. Contesto conteniendo las ganas de llorar.

—¡Por amor de Dios, niña! ¡¿Cómo carajos se te ocurre apagar el móvil estando desaparecida?!, ¿Qué te ocurrió? —sonrío con tristeza, conteniendo sollozar—. ¿Patrice está contigo? ¿Fueron a algún viaje? Si es así necesitan llamar a su madre, esta cómo loca...—hay murmullos cerca de él. Deben ser sus amigos.

—Por favor veamonos en el aeropuerto, te platicare todo lo que ha ocurrido, Troy. Te quiero — sin esperar su respuesta termino la llamada. Hecho eso, vuelvo a apagar el móvil, tiene muy poca bateria y prefiero no malgastarla manteniendolo prendido.

Avanzo muy lento provocando que me altere más de cuando escapé, tengo mucho miedo en que Ethan pueda encontrarme o sus hombres.

En quizá menos de dos o tres minutos salgo del tráfico, piso el acelerador notando que hay pocos vehículos en mi camino.

El trayecto es algo largo, aún más por las cortas colas de tráfico. Ya falta muy poco para que llegue al aeropuerto, algunas calles más para abordar el avión.

Suspiro con una sonrisa nerviosa al ver que ya he llegado al lugar, asiento para mi misma aparcando el auto en el estacionamiento. Dejándolo oculto entre los vehículos de enmedio.

Bajo rápidamente tomando las cosas, antes de colocar la otra mochila en mi hombro saco la caja con dinero. Guardo las llaves en el bolsillo para ir corriendo a la entrada.

Camino con prisa, para localizar los horarios y el lugar para comprar el boleto. Al verlos vuelvo a correr aunque esté cansada.

Leo con atención la primera línea de la enorme pantalla, el siguiente vuelo en veinte minutos es: Nueva York.

Me acerco a las señoritas enfrente mío, aferrandome a la bolsita en mis manos.

—Buenas noches, me gustaría el próximo vuelo para Nueva York —sonríe asintiendo.

—Claro, un momento —asiento. — El vuelo saldrá en veintiocho minutos.

Entrego lo necesario para obtener el boleto. Me lo entrega y sonrío con victoria.

La voz desesperada de Troy suena a lo lejos, volteo para tratar de encontrarlo. Entonces lo veo correr de un lado a otro, gritando mi nombre.

Corro a él teniendo con la vista borrosa debido a las lágrimas, las balerinas resuenan en el piso confirme corro. Voltea al escucharlas, y en ese instante lo abrazo con fuerza casi chocando contra él.

No lo duda para en un segundo también abrazarme. Sonrío con los ojos picarme por las lágrimas, dejo salir un suspiro de alivio.

—Por Dios niña, no vuelvas a hacerme esto y lo mismo le diré a Patrice cuando la vea —río bajo apartandome un poco—. Me conoces, y estuve por poco de llamar a un equipo especial de detectives, hasta tenía pensado hacer un ritual —manoteo su hombro conteniendo una carcajada.