CAPÍTULO DIEZ.

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Pov's Carly.

En la noche anterior no pude dormir bien, tal vez solo dormí tres horas y ni si quiera siento sueño ahora en la mañana. El apetito no aparece, ni porque tengo frente mío un plato con; fruta, granola y miel. Jugueteo con un trozo de manzana con el tenedor, mirando la silla que ocupa la cabecera vacía.

Patrice desayuna normal, platicando de su linda cena y experiencias que no había tenido. La verdad, si me alegro por ella, solo que en estos momentos no puedo compartir su entusiasmo.

—¿Carly, te pasa algo? —dirijo mi mirada a ella sin ocultar mis pocos ánimos. Sin dejar de juguetear con la fruta como si estuviera caliente—. ¿Te hizo algo malo? —rápido niego con la cabeza. Claro que no hizo eso, él... estaba cambiando.

—Me dejó libre —contengo en no permitir aparecer un hueco en el pecho—. Tengo la libertad de irme sin problemas, regresar a mi vida —al pensar en lo segundo, me doy cuenta de lo que sintió al decirlo.

—¿De verdad? ¿Pero por qué? —se para de su asiento para colocarse a mi lado, ya que termino su desayuno.

—No sabría decirte con exactitud, pero quiere protegerme y no insistir más con todo esto —mira dudosa a un lado de mí pero en un segundo me da una amplía sonrisa.

—Carly, ¡Eso es bueno! ¡Vaya, son buenas noticias para ti! Regresaras con Troy, podrás seguir con tus planes prometedores —su entusiasmo vuelve a hacerme decaer. Al notarlo, su sonrisa se desvanece por una mirada de tristeza—. ¿Por qué no estás feliz, o entusiasmada? —soba mi brazo en consuelo, un detonante por el cual empiezo a llorar bajando la cabeza.

Mis pensamientos se hacen un torbellino, tratando de alejar lo que Patrice acaba de decir. Mi mente no se ocupa de pensar en ello, no puedo pensar en esos planes vanos y vacíos. Las palabras que quiero decir se esconden a más no poder, haciéndome contradecir y yo misma engañarme.

—Porque estás aquí, no puedo dejarte —puedo sentir que eso no es real, solo una mínima parte es verdadera pero hay algo que es más grande por estos pretextos.

— Se que me quieres, pero dudo que yo sea la razón por la que quieres quedarte — apoya su mentón en una mano mirándome con atención. — solo dilo, Carly.

— ¿Decir que cosa? — vuelo los ojos y limpio las fugaces lagrimas que han aparecido.

— Ethan te agrada — susurra. — comienzas a quererlo.

¿Si?.

Sin duda alguna, se había ganado cierto rencor hacia el por su actitud al tomarme y traerme aquí, pero prestar atención a los malos sentimientos me había hecho aparentemente ciega ante las cosas buenas que el había hecho.

Cómo salvarme desde el día uno en que nos conocimos, después volver a salvarme cuando esos locos aparecieron, también traernos a un lugar seguro (aunque hubiese sido por la fuerza). Y como cereza de el pastel, rescatarme aún cuando salí huyendo de este lugar y gracias a eso atraje a personas peligrosas.

Ethan se había portado bien, a su modo, pero lo había hecho, y yo solo lo había alejado.

— Aunque así sea, Pat — suspiró. — no puedo hacer a un lado el hecho de que me dejó libre.

— Libre, para hacer lo que tú desees — alza ambas cejas.

— ¿A qué te refieres? — pregunto.

— Si lo que tu deseas es irte, puedes irte — alza los hombros. — en cambio, si quieres quedarte, puedes hacerlo también...

Suspiro pinchando una fresa y metiéndola a mi boca.

— Piénsalo, Carly — sonríe. — te aseguro que estar aquí puede ser increíble, pero no voy a obligarte si no es lo que tu deseas.

(...)

La noche cae, puedo observar con atención la luna llena desde mi ventana, suspiro mientras le doy un vistazo a la puerta. No he visto a Ethan desde anoche, y de cierta manera es inquietante que no haya venido a darme al menos un vistazo en todo el día.

Me pongo de pie decidida a ir a la cocina en busca de agua, cuando estoy bajando las escaleras me percato de que hay voces alrededor de la casa, frunzo el seño mientras camino curiosa hacia el origen de ellas. Me encuentro con un comedor lleno de personas, hay una pareja de adultos y una mujer más de su edad, también esta la chica que he visto antes cuando Ethan me presento a la manada, un chico de algunos 16 años y está Ethan, quién ve su plato mientras mueve el tenedor jugando con los guisantes. Me quedo de pie en el umbral hasta que la chica nota mi presencia y abre mucho sus ojos, después de eso todos miran en mi dirección.

— ¿Quién es ella? — pregunta el chico, haciendo que Ethan levante la vista del plato y me mire con asombro.

— Carly — se pone de pie casi de inmediato acercándose a mi. — ¿Pasa algo?.

— No, eh... — los nervios me traicionan. — solo voy a la cocina por algo de agua.

Intento regresar por donde he venido, pero Ethan toma mi muñeca haciendome verlo de nuevo.

— Ethan, hijo — lo llama el hombre poniéndose de pie. — ¿Nos presñentas a tu amiga?.

El asiente y se hace a un lado, dejando que todos tengan una vista de mi.

— Ella es mi...

— Su mate — interrumpo, haciendo que Ethan me mire ligeramente asombrado. — soy Carly.

Las caras de asombro de los presentes me hacen saber que esta reunión no es para hablar de mi precisamente.

— ¡Vaya! No me esperaba eso — la mujer al lado de el hombre se pone de pie y camina hacia mi. — es un gusto, querida. Mi nombre es Abril, soy la madre de Ethan.

Mierda, es la familia de Ethan.

Me veo envuelta en sus brazos, a lo cual algo dudosa intento devolver el abrazo. El hombre se acerca a Ethan y lo aleja un poco.

— ¿Cuando pensabas hablarnos de ella? — susurra, pero logro oírlo.

— Estaba esperando a que ella se sintiera cómoda, papá — susurra Ethan de vuelta.

— Una segunda oportunidad no es algo usual — el hombre suspira. — Espero que cuides de ella cómo debiste hacerlo antes.

Ethan asiente antes de acercarse a donde su madre aún me abraza. El chico se acerca también.

— ¡Hola cuñis! — saluda animado. — soy Adam, el menor y más guapo hermano de Ethan.

— Hola — digo con timidez, abrumada por la cercanía de las personas a mi alrededor.

Debí haberme callado, debí irme a la cocina, no debí decir eso.

Justo cuando mis nervios comienzan a consumirme, Ethan aparece a mi lado, toma mi mano y le da un suave apretón, lo miro, esta sonriéndome de manera tímida y puedo ver un nuevo brillo en sus ojos, uno que me hace sentir bien.

— Papá — lo llama Ethan. — creo que debes cancelar tus planes para mi y Angela.

El hombre asiente, mira a la chica y a la mujer indicándoles que lo sigan.

¿Que planes podía haber entre ellos?.

¿Mate?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora