Parte 6

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-¿Lucas?

La puerta se abre lentamente dejando ver a mi hermano realmente preocupado en la puerta. Gruño para dejarle claro que no estoy de humor, sin embargo entra ignorándo por completo el hecho de que quiero estar solo.

-¿Qué ha pasado?

No respondo.

-Dímelo, Lucas.

-Raúl me ha besado.

-Y...-dice intuyendo que hay algo más.

-Y nada. Le he dicho que se fuera y que se alejara de mi.

-¡¿Qué?!

-No grites.

Empiezo a desesperarme, solo quiero cerrar los ojos y dormir. Olvidar todo, olvidar a Antoine, a Raúl, a Sergio y a Ángela...

-Muy bien. Esto se ha convertido en un código magenta-dice ya más calmado.

-¿No puedes decir rojo como la gente normal?

-Yo soy especial-sonríe-Necesitas desestresarte, voy a llamar a Santi y a echar a papá y mamá.

Sale de la habitación rapidamente dejándome de nuevo solo. Bendito silencio.

(...)

-¡¡Lucas!!

Me levanto de un salto por el susto provocando que casi me caiga de la cama. Santi se encuentra en la habitación con un enorme cubo de palomitas y una película de terror en la mano riéndose de mi a carcajada limpia.

-Me has asustado, idiota-digo pegándole con la almohada.

-Por fin el príncipe durmiente despertó-sigue riéndose-Menos mal que no he tenido que darte un beso para que lo hicieras.

-Más te gustaría poder besarme-río-Ahora, como vuelvas a despertarme así te tiraré por la ventana.

-Tienes el sueño profundo-se excusa riendo.

-Solo cuando no sueño-sonrío.

Bajamos corriendo al salón aun riéndonos y ponemos la película mientras nos acomodamos en el sofá.

La tarde transcurre entre inflarnos a palomitas, gritar y morirnos de miedo y de risa. Consigo olvidarme de todo durante unas horas gracias a Santi y sus métodos de distracción.

Cuando ya se hace muy tarde le propongo que se quede a dormir a lo que él acepta. Preparo una segunda cama en mi habitación y nos acostamos. No tardamos en quedarnos dormidos.

(...)

Me despierto después de una reparadora noche de sueño que no se ha visto interrumpida po ninguna pasadilla.

-Buenos días, bella durmiente-me sonríe Santi desde la cama de al lado.

-Hola-digo aun medio dormido.

Me estiro y después me acurruco mirando a Santi. Él me mira de igual manera sonriendo aun de oreja a oreja y pasa un dedo por mis ojeras siguiéndolas.

-Casi han desaparecido-susurra.

-Hoy no a habido pesadillas.

Nos terminamos de desperezar y bajamos a desayunar. Preparo una enorme tanda de tostadas y dos vasos de chocolate caliente.

-¿Vas a contarme lo que pasó ayer?-pregunta Santi suavemente.

Suspiro. Realmente no quiero hablar de ello, no se ni como voy a poder mirar a Raúl la proxima vez que le vea. Por lo menos hoy me he librado del instituto.

-Bueno, ayer no fue un buen día. Ver a Ángela y Sergio besándose hizo que un montón de recuerdos volvieran y me hundí, Raúl me vió y cuando le llamé por la tarde para quedar me negué a darle una explicación. Acabé colgando y me quedé dormido. Entonces el vino a casa, me pillo teniendo una pesadilla, llamó a Sergio y cuando este salió de la habitación me besó.

Me quedo en silencio rememorando toda la escena hasta que Santi me da un golpecito en el hombro.

-¿Qué hiciste?-me insta a continuar.

-Me dejé llevar... y cuando nos separamos todo se me calló encima. Le dije que se fuera, que no estaba bien, que no podía hacerlo y que se alejara de mi, que yo solo le causaría dolor... Supongo que le di una buena prueba de ello.

-No te tortures. Él no puede comprender todo por lo que has pasado, asi que es normal que se sienta dolido.

-Ya lo se... Pero no debí seguirle la corriente, debí apartarle en cuanto se me acercó.

-¿Y por qué no lo hiciste?

(...)

-¡¡SERGIO!!-grito desde la puerta.

-¡Ya voy!

Otra vez de nuevo tarde, otra vez a correr hasta el instituto. Aunque no se por qué lo hacemos, de todos modos los profesores nunca llegan a la hora.

Entramos por la puerta justo cuando el timbre de entrada termina de sonar, como siempre el profesor no ha llegado así que dejamos las mochilas en nuestras mesas y vamos a donde nos esperan Santi y Ángela.

Me siento en la mesa, al lado de Santi y como todas las mañanas apoyo la cabeza sobre su hombro intentando descansar antes de que venga el profesor.

-Vamos, Lucas. Animate, ya es viernes

-Tengo que quedar con Raúl para terminar el maldito trabajo y no quiero.

Oigo a nuestros respectivos hermanos hablar felizmente como si todo fuera perfecto, perdidos en su propio mundo color de rosa y eso me revuelve el estómago.

-Lucas...

Abro los ojos, Raúl está en frente de nosotros mirándome algo asustado como si fuera a gritarle y a echarle de mi vista. Me incorporo lentamente y le miro directo a los ojos.

-¿Qué pasa, Raúl?

Veo como pasa del miedo a la preocupación en cuanto oye mi voz cansada de no haber dormido.

-Aun tenemos que terminar el trabajo.

-Lo se-digo suspirando-¿Te parece bien esta tarde? Así ya nos lo quitamos de encima.

-Claro.

-Hasta esta tarde.

Me apoyo de nuevo en Santi cerrando los ojos.

-Mejor vete-susurra Santi.

Oigo los pasos de Raúl alejándose hacia su asiento y suspiro. Me siento un poco mal por él, realmente no quiero hacerle daño pero aun soy incapaz de pensar en nadie que no sea Antoine.

Quiero estar soloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora